Autor: Ava Nieves Silva Rivera
Titulo: Communicacion, Enseñanza Y Aprendizaje De La Palabra De Dios
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INTRODUCCIÓN
El tema Comunicación, Enseñanza y Aprendizaje de La Palabra de Dios, que nos ocupa en esta obra, ha sido para mí de mucha bendición por cuanto ha afirmado mis conocimientos acerca de las Sagradas Escrituras, instándome -entre otras cosas que no dejan de ser más importantes- a cumplirla totalmente para luego poderla enseñar. Este también es el resultado que tú como Educador, habrás de alcanza al terminar de leerlo.
Este libro presenta cómo prepararnos para enseñar La Palabra de Dios, y su importancia no solo de aprenderla sino de aplicarla en nuestras vidas, para que sobre todo, con nuestros testimonios enseñemos a los aprendices.
Nos explica porqué La Biblia es básica para la educación cristiana. Leemos en la Biblia el mandamiento de enseñar a nuestros hijos La Palabra de Dios; Proverbios 22:6 nos exhorta diciendo “Instruye al niño en sus caminos, y aún cuando fuere viejo no se apartará de El”1. También, a criarlos en la verdad de Jesucristo como afirma Efesios 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” 1.
Es la misma Palabra poderosa la que opera esta obediencia en nosotros; así que, como educadores, debemos pedir constantemente la dirección del Espíritu Santo a fin de ayudarles a desarrollarse y crecer de manera que sean capaces de vivir en el mundo como amigos y siervos fieles a Dios, responsables en Cristo Jesús, vivir en obediencia a su voluntad y darle siempre la gloria a Él.
El objetivo general de esta obra es enseñar los fundamentos de la Educación Bíblica Cristiana para poner en marcha un programa de educación eficaz en las iglesias de Cristo.
También quisiera describir algunos objetivos específicos, como:
DESCRIPCIÓN
Desde el Antiguo Testamento vemos la necesidad de la enseñanza de La Palabra, pues nos encontramos con pasajes que muestran las consecuencias negativas y catastróficas que se tienen por la falta del conocimiento de La Palabra de Dios; por ejemplo Jeremías 10:14 indica “toda persona se embrutece por falta de conocimiento”1, luego, al aumentar la ignorancia de La Palabra de Dios el pueblo “es destruido porque carece de conocimiento” Os. 4:6. En un versículo paralelo en el libro de Isaías se muestra un problema mayor, “la falta de entendimiento” 1; es decir, que a pesar de haber enseñanza de la Palabra, el pueblo no era capaz de entenderla. Isaías 5:131.
Lamentablemente existen razones por las que parte del pueblo de Dios es engañado, porque hay ministros que lejos de transmitir una prédica sobre la base de La Biblia, lo hacen sobre la base de humanismo, filosofías, paganismo, doctrinas de hombres, diversas y extrañas doctrinas, incluso algunas de las cuales son doctrinas de demonios.
Por tal razón es necesario contar con herramientas y métodos bíblicos, por medio de los cuales trasladar el mensaje de La Palabra de Dios, y es en ello donde este documento será de ayuda al Cuerpo de Cristo.
Pero La Palabra dice que “Dios no puede ser burlado” (Gálatas 6:7) y hoy en día mundialmente vemos cómo su Palabra se está cumpliendo en el sentido de que se está difundiendo a través de la alta tecnología, cumpliéndose así la afirmación de nuestro Señor Jesucristo, quien dijo en Mateo 24:14 “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces, vendrá el fin” 1. Este libro es, pues, un aporte para que, obedeciendo la visión de Dios, se cumpla su palabra a través de mi vida.
Esta obra consta de siete capítulos y cada uno de ellos te será de utilidad para que puedas cumplir con el mandamiento de la Gran Comisión, propósito de Dios en tu vida.
Es necesario, para una mejor comprensión, que verifiques los versículos citados. Y cuando leas cualquier tema con versículos escudríñalos; esto te ayudará a irte familiarizando con ellos y los recordarás en un momento determinado, cuando tengas que amparar con ese mismo versículo, algún estudio que estés elaborando.La Auténtica Communicación De La Palabra De Dios
La comunicación es el plan de Dios
Hemos visto la sabiduría que Dios ha dado al ser humano, para descubrir los avances de la tecnología de información y comunicación, los cuales están revolucionando todas las esferas de pensamiento y actividad humana. Lo confirmamos con los fenómenos tecnológicos de nuestro tiempo como la tecnología telefónica y celular, el mundo del software y hardware, la tecnología satelital, entre otros.
La iglesia cristiana ha despertado a la necesidad de integrar la comunicación social en su acción evangelizadora. Una muestra de ello es el creciente interés por parte de sus líderes pastorales a crear organizaciones para atender este importante campo, los avances de sus medios de comunicación en la radio, los audiovisuales, el mundo de la informática y otros. Sin embargo, si vemos el grado de corrupción del mundo de hoy, todavía queda mucho qué hacer.
Pero lamentablemente, existe todavía un déficit cultural en nuestra Iglesia en el mundo cambiante de hoy, ya que aún ésta no ha logrado asumir, en toda su dimensión, estas obras que Dios ha creado y que el ser humano ha descubierto. Esto se refleja en actitudes como la desconfianza, miedo, falta de convencimiento y también en la falta de capacitación en el empleo de estos medios para la obra evangelizadora. Ya no se diga en la adquisición de los equipos y programas. Por ello se hace necesario el esfuerzo de los líderes cristianos, no sólo hacia una mayor conciencia de la importancia de la comunicación social en la Iglesia, sino una campaña sostenida de alfabetización tecnológica en la misma, que no consiste sólo en adquirir y aprender a usar el hardware (instrumentos o aparatos), sino también en adiestrarse sobre la gran variedad de software (programas) existentes y sobre todo, capacitar sobre cómo enseñar Las Sagradas Escrituras.
Es importante, por tanto, comprender que la comunicación social en la evangelización, es parte del plan de Dios y de su proyecto de salvación. Dios mismo se constituye en fuente y modelo de toda comunicación. Tal es la entrega de su Hijo Unigénito Jesucristo-. Esta gran prueba de amor, la revelación y la alianza con el Espíritu Santo son los tres pilares fundamentales del modelo de comunicación de la Iglesia.
Este modelo lo vemos presente desde el acto creador del Padre, expresado en Génesis capítulo 1; llega a su culminación con la encarnación del Hijo de Dios, el amor de Dios hacia la humanidad y de éste hacia su creador; y continúa en la acción evangelizadora de la Iglesia.La comunicación social en la Iglesia puede darse, gracias a la iluminación y dirección creativa y poderosa del Espíritu Santo, estrategias de lenguaje, capacidades y nuevas formas de anunciar el evangelio de las buenas nuevas.
Formas de comunicación de Dios con la humanidad:
Primero, Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, como lo afirma Génesis 1:27 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Luego lo llama a ser su hijo. 1 Juan 3:1 “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios, por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él”. Proverbios 23:26 “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” 1. Tú ya has sido formada en el vientre de tu madre por la misma mano poderosa de Dios, ¿quieres ser su hijo (a)? ¡Continúa leyendo y lo lograrás, en el nombre de Jesús!
Segundo, el modelo de comunicación divino más sublime llega a su culminación, cuando por amor, Dios mismo se encarna en hombre, para morir por los pecados de la humanidad y vencer las potestades de las tinieblas al resucitar al tercer día de la tumba. Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Colosenses 2:15 “…y despojando a las principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” 1.
Jesucristo es el modelo del perfecto comunicador; nos comunica su amor y su deseo de que amemos, sirvamos y nos perdonemos unos a otros. 1 Pedro 4:8 “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”. 1 Juan 4:8 “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”. Gálatas 5:13 “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”. Efesios 4:32 “Antes, sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” 1.Nos enseña y nos llama a entregarnos sin pensar en nosotros sino en el otro. 1 Corintios 10:24 “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”. A amar y perdonar a los que nos hacen daño. Lucas 6:27 “Pero a vosotros los que oís, os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen”. Mateo 6:14 y 15 “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Todo esto se encierra en la Regla de Oro ordenada por el mismo Jesucristo, en Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque eso es la ley y los profetas” 1.
Tercero, Dios comunica a la humanidad su deseo de otorgarle poder y fuerza vivificadora para prolongar su salvación al hombre hasta el final de los tiempos, a través del bautismo del Espíritu Santo. Joel 2:28 “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”. Hechos 1.8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” 1. ¿Ya recibiste el bautismo del Espíritu Santo? ¿Has sido testigo de lo que ha hecho Jesucristo en ti? No es necesario que vayas a otros países, empieza por testificarle a los que te rodean; si no tienes compasión por los que están cerca de ti, no puedes demostrar interés por los que están lejos y ni conoces.
Él envía a su iglesia con este poder a proclamar su Palabra, a sanar enfermos y liberar a los cautivos. Lucas 9:1 y 2 “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”. ¿Eres tú discípulo de Jesús? Entonces, ya recibiste ese poder y esa autoridad; adelante, ve y actúa! Pero ¿Sabes?, no sólo los discípulos pueden ejercer este ministerio, recuerda lo que dijo Jesús en Marcos 16:15 “Y estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” 1. ¿Quiénes dice el Señor que harán todo esto? Los que creen; ¿tú crees que el nombre de Jesús es capaz de obrar a través de tus manos y que tiene el poder para hacerlo? ¡Procede, entonces!
Hay otra cosa que debemos tomar en cuenta: el Espíritu Santo, es el que dota a su pueblo con sus dones: 1 Corintios 12: 7-11 “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. ¿Para qué dice que el Espíritu nos da los dones? Para provecho de los demás. Y qué sucede si no los usamos para provecho? Dios nos pedirá cuentas. Mateo 25:19 “Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos”. Y qué hizo al que no cultivó el talento? Mateo 25:28 “Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. ¿Por qué debemos persistir en cultivar los dones? 1 Timoteo 4:14-16 “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” 1. Para nuestra salvación y la de los demás.
El Espíritu Santo nos provee de talentos, y, sobre todo, dispone al creyente para ser instrumento de Dios para su obra salvadora, según los dones que haya recibido. Así que si ya has recibido el don para servir al Señor, empieza a actuar, si no, pídeselo en oración y Él te lo dará porque su propósito es usarte para hacer sus obras y sea Dios glorificado. Pero no olvides, todo es en el nombre poderoso de Jesús, no en nuestras fuerzas o habilidades. Recuerda lo que dice 1 Pedro 4:10 y 11 “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” 1. Ves, dice según el don que ha recibido, y ¿Quién debe ser glorificado? Únicamente Dios, no nosotros, porque todo lo hacemos con su poder, y por su misericordia nos usa.
El Espíritu Santo es, por tanto, el protagonista y animador de la tarea misionera de la Iglesia. Así que al servir, debemos antes invocar con perseverancia su presencia e iluminación, convirtiéndolo en nuestra principal fuente de inspiración y poder. 1 Tesalonicenses 1:5 “Pues nuestro evangelio no llegó a nosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo…” Romanos 8:14 “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” 1.El Pastor José M. Martínez2 publica en el boletín Pensamiento Cristiano, una serie de respuesta a inquietudes que él mismo se plantea, las cuales serán de mucha ayuda en este caminar.
El Espíritu Santo podría usar directamente La Biblia para la conversión de los hombres y la edificación de la Iglesia, y a veces así lo hace excepcionalmente. Pero por regla general se vale de medios humanos, entre los cuales el predicador y educador ocupa lugar especial.
¿Es posible hallar una persona idónea para comunicar el mensaje divino?
Ante la excelencia de La Palabra y la magnificencia aún mayor del Dios que la ha dado, cualquier capacidad humana es ineptitud. ¿Quién puede considerarse apto para lograr que a través de sus palabras los hombres oigan la voz viva de Dios mismo? Que esto suceda es un misterio y un milagro atribuible a la gracia divina, no a mérito alguno del predicador. (Efesios 2: 8-9) “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”1.
Sin embargo, es imprescindible un mínimo de idoneidad por parte de quien comunica a otros La Palabra divina. La predicación no es una simple exposición de la verdad contenida en las Sagradas Escrituras. Tal tipo de exposición puede hacerla incluso una persona no creyente o desobediente a Dios. Los mensajes proféticos de Balaam fueron irreprochables en cuanto a su contenido (Números. 23-24). Caifás estuvo atinadísimo cuando hizo su afirmación sobre la conveniencia de que un hombre muriera por el pueblo (Juan. 11:50-5) “…ni penséis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación…”. Aun los demonios anunciaban una gran verdad cuando daban testimonio del Santo de Dios (Marcos. 1:24) “… ¿qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios”; Y la adivina dijo otra gran verdad en Hechos 16:17-18 “Esta, diciendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación” 1. Pero ninguno de estos predicadores mereció la aprobación de Dios.
El verdadero predicador, sean cuales sean sus defectos y limitaciones, ha de estar identificado con el mensaje que comunica. Debe reverenciar y amar a Dios, respetar y aceptar su Palabra. Ha de haber tenido una experiencia genuina de conversión y dedicación a Cristo en respuesta a su llamamiento. Tiene que ajustar su vida -aunque no llegue a la perfección absoluta- a las normas morales del Evangelio, ha de amar sinceramente a los hombres. Ha de reflejar la imagen y el espíritu de su Señor.Debe quedar muy claro que somos llamados a predicar a Cristo, no a nosotros mismos, (2 Corintios. 4:5; C de R) “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús”. La Palabra, no nuestras experiencias, debe constituir la esencia del sermón. Las experiencias del predicador, usadas moderadamente y con cordura, pueden ser ilustraciones útiles, pero nunca deben ocupar lugar preponderante.
Y a pesar de esto, la experiencia del mensajero de Cristo es de importancia decisiva. Sólo quien ha gustado lo delicioso del pan de vida puede ofrecerlo a otros con efectividad. Únicamente quien ha tenido vivencias auténticas de la energía transformadora del Evangelio puede afirmar sin vacilaciones que “es poder de Dios para dar salvación a todo aquel que cree” y esperar que sus oyentes tomen sus palabras en serio. Pero no es el testimonio oral que sobre sus experiencias puede dar el predicador desde el púlpito lo que más vale, sino lo que de ellas se trasluzca a través de su vida.Toda crisis indica un estado de inestabilidad. No se ha llegado a posiciones fijas, definitivas. No es inmersión en la incredulidad por pérdida de la fe o entrega al pecado con cese de toda lucha. Es más bien una situación de conflicto, de angustia, de depresión incluso. Pero la fe se mantiene; las dudas son pájaros que revolotean sobre la cabeza sin llegar a hacer nido en ella; en el corazón sigue ardiendo la llama del amor a Cristo; La Biblia no ha dejado de ser el objeto predilecto de lectura y meditación.
En estos casos no sólo se puede seguir predicando, sino que, el hacerlo puede contribuir muy positivamente a la superación de la crisis. En el púlpito, el predicador sincero tiene experiencias tan claras como inefables de la presencia y el poder del Espíritu Santo, el cual le habla a él tanto o más que a la congregación y convierte La Palabra en fuerza maravillosamente renovadora. Sólo cuando la crisis se prolonga y debilita demasiado al predicador, puede ser aconsejable que éste cese temporalmente en su responsabilidad en el púlpito a la par que busca medios adecuados de recuperación.Omitir esos puntos sería cercenar La Palabra de Dios. Exponerlos, puede dar lugar a la hipocresía, falta intolerable en el mensajero del Señor. No es moralmente posible exhortar a los oyentes a una vida de oración si el predicador apenas ora en privado; o a la generosidad, si él es atenazado por el egoísmo; o al esfuerzo de una dedicación plena a Cristo, si él no da ejemplo de ello.
Ante tal inconsecuencia, el predicador debe buscar toda la ayuda de Dios para conformar su vida a las enseñanzas de La Palabra. Debiera estar en condiciones de poder decir como Pablo: “Sed imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo” (1 Corintios. 11:1). Si es consciente de que no ha alcanzado tal meta y si ha de predicar sobre un texto que pone al descubierto algún punto débil de su vida cristiana, no ha de tener inconveniente en reconocerlo públicamente e indicar de algún modo que él mismo también se incluye entre aquellos a quienes se dirige el mensaje. Esto es doblemente positivo, pues no sólo libra al predicador de dar una falsa impresión de sí mismo, sino que, ante la confesión de sus propios defectos, aunque parezca paradójico, la congregación se sentirá alentada. Los “superhombres” espirituales anonadan. Los hombres de Dios que, como Elías son “de igual condición que nosotros” 1 (Santiago. 5:17), estimulan a sus hermanos.
Requisitos del predicador y educador cristiano
Juan Antonio Vázquez Corado5 basado en Isaías 50:4-5 “El Señor Dios me ha dado lengua de discípulo, para que yo sepa sostener con una palabra al fatigado. Mañana tras mañana despierta, despierta mi oído para escuchar como los discípulos. El Señor Dios me ha abierto el oído; y no fui desobediente, ni me volví atrás”1, expone que el educador cristiano (predicador, maestro o evangelista) debe tener presente los siguientes requisitos básicos:
No todos tienen la capacidad para enseñar o predicar, esto lo vemos cuado el apóstol Pablo le da a Timoteo la siguiente recomendación: “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. (2 Ti. 2:2; LBLA).
A pesar de que no todos tienen la capacidad para enseñar, es hermoso saber que nuestro bendito Dios nos proporciona la esperanza de que por medio de la sangre de su Hijo Jesús somos hechos aptos para toda buena obra, incluyendo enseñar (Hebreos 13:20-21; RV 1960).El auditorio y sus necesidades
José M. Martínez2 continúa diciendo: el predicador es un intermediario entre Dios y los oyentes en lo que a comunicación de La Palabra de Dios se refiere. Por tal razón, debe conocer a Dios y vivir lo más cerca posible de El; pero tiene asimismo que conocer a los hombres y vivir próximo a ellos. Ha de ser fiel a su Señor y, por amor a El, amar a quienes le escuchan, con una preocupación sincera por su situación.
Ante sí tiene hombres y mujeres con sus inquietudes, sus dudas, sus deseos nobles, sus debilidades, sus luchas, sus avances espirituales, sus pecados, sus alegrías, sus temores. De alguna manera, el predicador ha de penetrar en ese mundo interior de cada oyente e iluminarlo, purificarlo y robustecerlo con La Palabra de Dios. No puede conformarse con pronunciar palabras piadosas que se pierdan en el vacío porque su contenido es de nulo interés para quienes escuchan.
Nada hay más estéril, ni más aburrido, que una predicación descarnada, insensible al pensar y el sentir del auditorio. Hemos de preocuparnos por presentar un mensaje relevante para el hombre de hoy, que le diga y le dé algo importante en el plano existencial.
Al pensar en el hombre, hemos de pensar en la totalidad de su ser y de su circunstancia. La Palabra de Dios no va dirigida únicamente al espíritu; no tiene por objeto solamente movernos a la adoración o fortalecer nuestra fe. Menos aún, elevarnos a una comunión con Dios que nos haga indiferentes a nuestros compromisos, nuestras necesidades, nuestras relaciones o nuestros problemas temporales.
Es necesario desterrar falsos espiritualismos y ver desde el púlpito a seres de carne y hueso. Aun el creyente, ciudadano del reino de los cielos, vive en el mundo bajo toda clase de influencias culturales, religiosas, políticas, sociales. No puede salir de ese marco. Ni es llamado a hacerlo. Pero en él se hallará infinidad de veces con situaciones en las que no verá con claridad cómo actuar cristianamente. Es entonces cuando una predicación encarnada, en la que La Palabra de Dios responde a preguntas, aclara dudas y proporciona estímulos en el orden existencial, constituye una bendición inestimable por convertirse en palabra redentora.
Por medio de la predicación, el atribulado ha de recibir consuelo; el que se halla en la perplejidad, luz; el rebelde, amonestación; el penitente, promesas de perdón; el caído, perspectivas de levantamiento y restauración; el fatigado, descanso y fuerzas nuevas; el frustrado, esperanza; el inconverso, la palabra cautivadora de Cristo; el santo, el mensaje para crecer en la santificación. En fin, el púlpito ha de ser la puerta de la gran despensa divina de la cual se sacan las provisiones necesarias para suplir las necesidades espirituales de los oyentes.La necesidad de un propósito
No es suficiente que el predicador, al subir al púlpito, tenga algo que decir a sus oyentes. Es necesario que su sermón tenga un objetivo concreto. Ha de aspirar a unos resultados.
El contenido del mensaje no sólo ha de iluminar la mente y remover los sentimientos; ha de mover la voluntad. Toda predicación debiera llevar a quienes escuchan a tomar algún tipo de decisión, ya sea la conversión, la confesión íntima a Dios de un pecado, la renuncia a alguna práctica impropia de un cristiano, el desechamiento de un temor, una entrega plena a la voluntad de Dios, la resolución de iniciar la reconciliación con un hermano enemistado, la determinación de empezar las actividades de cada día dedicando unos minutos a la lectura de La Biblia y la oración, la de ofrecerse seriamente para algún tipo de servicio cristiano, la de evangelizar con mayor celo, la de mantener contactos de comunión cristiana con las personas que más la necesitan, entre otros.
Sólo cuando se han producido resultados de esta naturaleza en los oyentes puede decirse que la semilla de la predicación ha germinado. Por supuesto, la nueva planta debe cuidarse después mediante la acción pastoral de la iglesia; pero ya puede considerarse un éxito inicial que la semilla no cayera junto al camino y fuera robada por Satanás; o en pedregales que por no tener raíz en sí, cuando viene la tribulación tropiezan; o entre espinos, que los engaños de este siglo y el engaño de las riquezas la ahogan (Marcos 4:13-20; RV 1960).
Es verdad que no en todos los casos la predicación, aunque esté presidida por un propósito concreto, logra su finalidad. Siempre hay oídos y corazones invulnerables a los dardos más directos de La Palabra. También es verdad que el Espíritu Santo puede alcanzar fines que el predicador no se había propuesto. Pero nada de esto justifica que cuando el predicador se embarca en su sermón no tenga idea del puerto al cual se dirige. Sin una meta precisa para cada mensaje, todo el esmero en la exégesis, toda la habilidad homilética y todos los recursos de la oratoria serán poco menos que inútiles. Un sermón no debe ser jamás una mera obra de arte. No ha de llegar a oídos del auditorio como una bella sinfonía, sino como lo que se espera que sea: voz de Dios que habla a los hombres y los insta a las decisiones más trascendentales.
El ministerio de la predicación es glorioso, pero entraña una responsabilidad imponente. Es fuente de gozo, pero también de grandes tensiones. Su práctica eleva y humilla. Más detrás de ese ministerio está Dios. El es quien dice a cada uno de sus mensajeros: “He aquí he puesto mis palabras en tu boca” (Jeremías 1:9 RV 1960) y quien infunde aliento para la realización de una misión tan singular, (Jeremías 1:17).
Del predicador se espera fidelidad y diligencia. Como en el caso de los profetas, su tarea viene determinada por dos palabras: impresión y expresión. La primera indica la operación del Espíritu y de La Palabra en el predicador; la segunda, la acción del Espíritu y de La Palabra a través de él. En la expresión se combinan el elemento divino y el humano, la unción de lo alto y la homilética.¿Cuándo un predicador es fracasado?
Muchos creen que sus enseñanzas no están tocando a las personas y por eso se sienten fracasados. Otros por el contrario creen que el tener una iglesia llena es el resultado de que sus sermones son exitosos. Sin embargo La Biblia es la que nos provee el criterio de lo que es el fracaso y el éxito. Juan Chacón3, menciona que un predicador, NO ES NECESARIAMENTE FRACASADO cuando vive las siguientes experiencias:
Los creyentes necesitan ser edificados espiritualmente para que "arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios."1 (Ef. 3:18,19).
Si fracasamos en edificar a los hermanos y hermanas de la iglesia, la persona puede volver a antiguos pecados y llegar a quedar en peor condición que antes de entregar su vida a Cristo. Los líderes y maestros de las iglesias de Cristo deben entender esto muy profundamente. Si los creyentes no son mejores cristianos que cuando se convirtieron, si "no hay progreso", entonces lo que sucede es que no existe una verdadera enseñanza bíblica cristiana en la iglesia.Ser cristiano es un encuentro personal con Dios, una relación, una experiencia. Consecuentemente, enseñar desde el punto de vista cristiano consiste en lograr que la persona tenga una relación personal con Dios y la mantenga toda su vida.
Para poder tener un encuentro personal con Dios la persona debe tener fe. Parafraseando, la fe le llega a la persona "como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo" (Romanos 10:17). A nosotros nos corresponde enseñar el mensaje de Cristo no sólo para que la persona se haga cristiana, como acabamos de ver, sino también para que se mantenga cristiana. A los que ya son cristianos se les pide que vivan "asidos de la palabra de vida" (Fil. 2:16). En esto, el papel de la enseñanza cristiana es claro: "Que La Palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría."1 (Col. 3:16).
Un problema de muchas iglesias es que muchos de nosotros creemos que enseñar es verbalizar, es decir que la persona diga en sus propias palabras lo que La Biblia enseña. Luchamos por todos los medios para alcanzar ese logro. Pero en realidad que la persona sepa en su mente una enseñanza bíblica y pueda decirla claramente en sus propias palabras no es suficiente. El cristianismo no es tan sólo una manera de pensar, sino más que eso, una manera de vivir. Mucha gente conoce y expresa verbalmente muy bien los principios bíblicos, pero no los vive. Jesucristo identificó claramente ese problema en los fariseos que él tanto reprobó (ver Mateo 23:1-4). Lograr que una persona conozca La Palabra de Cristo y la exprese con claridad en sus propias palabras es algo muy grande, pero no es suficiente. La Palabra misma, si se dice creyéndola y declarándola en ella, se encarnará en ella y vendrá el cambio.
Otro problema es que muchos de nosotros creemos que aunque no es suficiente conseguir que una persona conozca La Palabra de Dios y la exprese en sus propias palabras, pensamos que la solución es que además de eso, la persona muestre entusiasmo por lo que ha aprendido. Pero eso tampoco es suficiente: el cristianismo no es tan solo un estado de ánimo pasajero, es una manera de vivir. Hay gente que la "pasa muy bien" en su relación con La Palabra de Dios, muestra entusiasmo con la enseñanza, pero no practica la enseñanza. Conocer y decir con sus propias palabras los principios bíblicos no es suficiente. Tampoco es suficiente que la persona "se entusiasme" con La Palabra de Dios.
Sí, es superimportante que la persona conozca La Palabra de Dios, la exprese en sus propias palabras y se entusiasme con ella. Pero no puede quedarse ahí. Hemos realmente enseñado cuando la persona cambia su vida y vive una experiencia permanente con Dios, una relación personal con Dios. Y está claro que eso no lo logramos nosotros, sino el Espíritu Santo. Por eso, es necesario invocar su ayuda cada vez que vamos a enseñarla.Entonces, desde el punto de vista cristiano hemos realmente enseñado cuando al enseñar La Palabra de Dios la persona logra todo esto completamente:
Dios hizo al ser humano. Nosotros debemos aprender cómo es que funciona el cuerpo del ser humano para poder ayudarle cuando está enfermo. Eso es tarea de la medicina.
Si queremos aprender cómo es que el ser humano aprende, eso es tarea de la pedagogía. La pedagogía nos dice que el aprendizaje es un proceso. Por eso hablamos del proceso de enseñanza – aprendizaje.
De los conceptos anteriores comprendemos que “didaskalía” es la relación que existe en la enseñanza y el aprendizaje; en otras palabras, la evidencia de que se enseña efectivamente, es que los oyentes comprenden la explicación de La Palabra de Dios, y como consecuencia su vida es cambiada.
Para poder tener éxito en el proceso de enseñanza–aprendizaje de La Palabra de Dios, es necesario que se den una serie de cambios en las actitudes de todos los que están envueltos en el proceso. Esos cambios se dan en el momento de que alguien se hace cristiano, a través del cambio en los conceptos y a través de experiencias. Esos cambios los puede experimentar tanto el maestro como los alumnos.
El progreso y desarrollo de la Iglesia está en la enseñanza de La Palabra de Dios. Por ello la iglesia tiene la necesidad de transmitir el evangelio y la doctrina de Jesucristo en su pureza bíblica, y ello requiere que las personas que transmiten La Palabra de Dios tengan su corazón y su vida en ella. Juan Antonio Vásquez Corado5 aporta las siguientes técnicas y métodos para la enseñanza de La Palabra:
Enseñar correctamente toma mayor importancia cuando en la congregación hay creyentes que no saben leer, porque ellos son muy susceptibles a creer todo lo que se expone desde un púlpito por no tener la capacidad educativa para comprobar con La Biblia lo que escuchan.
En Mateo 22:16 (RV 1960) se lee que aún los enemigos del Señor comprendían que Él enseñaba correctamente el camino de Dios. “Y le enviaron a él los discípulos de ellos, con los Herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te curas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres; la palabra griega utilizada para traducir verdad es “aletheia” que también significa: correctamente. Por esta razón los ministros y expositores debemos esforzarnos para trasladar correctamente la enseñanza, Eclesiastés 12:10 (RVA) “Procuró el predicador hallar palabra agradables, y escribir rectamente palabras de verdad”.
Viviendo La Palabra y luego enseñándola
En el libro de los Hechos 1:1 al 2, leemos: “El primer relato que escribí, Teófilo, trató de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de que por el Espíritu Santo había dado instrucciones a los apóstoles que había escogido.” (LBLA)
Debemos aprender del Señor que primero ponía por obra La Palabra y luego la enseñaba, Jeremías 1:12 (RV 1960) “Y me dijo Jehová: bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra”. Esta forma de vida era una herramienta poderosa porque Él no tenía nada de que avergonzarse para predicar, 2 Ti. 2:15 “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” 1, y eso le daba solvencia y poder delante de Dios, Mateo 17:5 (RV 1960) “Mientras Él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd”; véase también Marcos. 9:7; y de las potestades espirituales para enseñar con libertad el Evangelio, Mateo 8:29) “Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” 1.
Bendiciendo
Los versos de Mateo 5:2-3, son el ejemplo de que cuando el Señor Jesús abría su boca para enseñar, expresaba bendiciones; es decir que, enseñando bendecía. “Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” 1, léase también del 3 al 12. El propósito de la enseñanza es bendecir a los oyentes, es expresar bienaventuranzas, felicidad y éxito en todos los aspectos de su vida, y no maldecirlos como lo hizo Jacob sobre Israel, Deuteronomio 27:13 al 26 (LBLA).
Con Parábolas
El Señor Jesús utilizaba frecuentemente las parábolas para enseñar, por ejemplo leemos en Marcos 4:2-3 “Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: oid: he aquí, el sembrador salió a sembrar…”1.
La palabra “parábolas” se traduce de “parabole” que significa: figura y comparación; indica colocando una cosa al lado de otra. Se utiliza en varios sentidos, por ejemplo: Generalmente: Marcos 4:30 “Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos?” 1. He. 11:19 “Pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado también le volvió a recibir” 1. En el sentido de imagen, figura, símbolo, equivalente y tipo. Específicamente: una parábola, es decir, una historia corta bajo la que algo más es figurado o en que lo ficticio se usa para representar e ilustrar lo real.
Los ejemplos, figuras, comparaciones, símbolos, equivalentes y tipos, son herramientas muy valiosas que deben ser utilizadas para la enseñanza de La Palabra de Dios, ya que permiten al expositor explicar muchas cosas con un solo ejemplo. Este aspecto es confirmado científicamente porque se ha comprobado que los niños aprenden más, mejor y más rápido con figuras.
Por ejemplo:
Es muy útil plantear preguntas a los oyentes respecto del tema que se expone, porque permite que ellos se involucren, participen, presten mayor atención, se interesen en comprender la enseñanza; también es una forma de medir el nivel de comprensión de la enseñanza que tienen las personas.
En Juan 7:16 (RV 1960) vemos la humildad del Señor Jesús cuando les respondió a los judíos diciéndoles: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió”.
La Biblia muestra que el Señor Jesucristo repetía las enseñanzas para asegurarse de que sus discípulos la comprenderían y no la olvidarían (Mateo 17:22; 20:18; 26:2, 24, 45-46).
Es necesaria la repetición de la enseñanza para que sea comprendida y memorizada por las personas. Esto es un seguro para que los oyentes no sean engañados por doctrinas extrañas.
Por eso vemos que La Biblia repite en los evangelios cuatro veces la vida de Jesús, de manera que vemos el interés del Señor para que sus hijos aprendan y comprendan su Palabra.
También el apóstol Pablo indicaba: “Además, hermanos, alégrense de estar unidos al Señor. A mí no me molesta repetirles lo que ya les había escrito, y a ustedes les hace bien que lo repita” (Filipenses 3:1. BLA).
Estando en la Casa de Dios
En el Evangelio de Juan 8:2 (RV 1960) leemos “Y por la mañana volvió al Templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba”. La expresión “volvió al Templo” nos habla de que la persona que enseña o predica La Palabra debe estar en comunión con Dios en oración, alabanza, adoración, la lectura, estudio o meditación de La Palabra; porque es en la comunión con Dios que recibirá el alimento para la congregación, ya sea palabra de consolación, exhortación, confrontación, etc.
Fue precisamente por la falta de la comunión con el Señor que Saúl terminó consultando a la pitonisa. Lo que muestra el peligro que se corre cuando no se tiene comunión con Dios, porque el cristiano puede terminar aprendiendo y enseñando doctrinas de las tinieblas.
Nuevamente el verso de Juan 7:16; RV 1960) en donde el Señor Jesús expresa: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.” Es un ejemplo de comunión con el Padre, porque enseñaba lo que había escuchado de Él, como está escrito “Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo”. (Juan 8:26 RV 1960).
Con libertad
Las personas con el privilegio de transmitir la enseñanza o prédica debemos ser perfeccionados en ello. De ahí que muchas veces, dependiendo de las culturas, congregaciones y caracteres, se tengan moldes, limitaciones o ataduras para transmitir La Palabra de Dios.
Hay congregaciones en donde se considera correcto tener una actitud muy serie al transmitir la enseñanza o prédica; sin embargo, La Biblia nos muestra que debemos tener libertad y ser libres al exponer La Palabra de Dios, mayormente cuando sabemos que “El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” 1 (2 Corintios 3:17).
Recordemos que el método de enseñanza es quien da sentido de unidad a todos los pasos de la enseñanza y del aprendizaje. Los métodos se aplican mediante técnicas coordinadas lógicamente, llamadas técnicas de enseñanza-aprendizaje, que nos ayudan a concretizar un momento de la lección; por eso representa la manera de hacer efectivo un propósito bien definido de la enseñanza. Un método de enseñanza necesita echar mano de una serie de técnicas, por lo que se puede decir que el método se hace efectivo a través de las técnicas, aunque casi todas las técnicas pueden asumir, en un momento dado, el aspecto de un método en función de la extensión que tengan. Así también, de acuerdo a la amplitud de la aplicación de un método, puede ejercer la función de técnica.
No es correcto fundamentar las enseñanzas o prédica en experiencias personales, alabanzas, sueños, etc., porque La Biblia contiene el mensaje que Dios quiere trasladar a su pueblo, porque “Todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” 1, (Romanos 15:4).
Constantemente vemos en La Biblia que la predicación y la enseñanza que provienen del Señor tienen su cimiento en La Biblia (Hechos 13:49; 15:35; 16:32; 19:10; 1 Pedro 1:25)
Debe ser con doctrina
La Biblia dice: “el que enseña, en doctrina”, mostrándonos que toda enseñanza debe coincidir con lo escrito en La Biblia y concordar con la doctrina expuesta por los apóstoles”; es decir que, el ministro o maestro no debe trasladar enseñanzas que contradigan el contexto bíblico y lo expuesto por su autoridad, por muy inspirador o hermoso que se escuche, (1 Timoteo 6:3-4), porque se da lugar a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, 1 Timoteo 4:1 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…”1.
Debe ser para enseñar
La Biblia en Romanos 12:6-8 traduce “el que enseña, úselo en la enseñanza” 1; es decir que las personas con el conocimiento de La Palabra de Dios, no deben utilizarlo para engrandecerse a sí mismo, ni hacer sentir mal a los que escuchan y no saben, ni rivalizar con otras personas para ver quien sabe más; sino que se debe enseñar para que el Pueblo de Dios sea edificado y conozca más al Señor y su Palabra.
Las personas pueden enseñar con doctrina, discurso ordenado, didáctica y más, pero si carecen el don de enseñanza, no se obtendrán los resultados que Dios desea, porque la enseñanza será solamente un traslado de conocimiento; sin embargo, si al enseñar tenemos doctrina, discurso ordenado, didáctica y el don de enseñanza, entonces sí estamos siendo vasos útiles en las manos de Dios y estamos educando, por La Palabra, la nueva vida de los que oyentes y esa enseñanza influenciará permanentemente su conducta, para transformarlos cada vez más a la imagen de nuestro Señor Jesucristo.
En el libro de los Hechos 18:24-26 leemos: “Llegó entonces a Efeso un judío que se llamaba Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en Las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor, y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente a Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando lo oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios” 1. En este caso vemos el ejemplo del cristiano que enseña sin tener el don de enseñanza. Apolos es el ejemplo del cristiano que tiene doctrina, discurso ordenado, didáctica, etc., pero no tiene el don de enseñanza porque no tenía el bautismo con el Espíritu Santo, pero Priscila y Aquila, representan a los cristianos que tienen doctrina, discurso ordenado, didáctica y el don de enseñanza, y por ello le enseñan el camino de Dios con mayor exactitud.
Debe ser explicada y aclarada
Quien enseña debe dedicarse a explicar y darle el sentido bíblico de lo que significa el pasaje que expone. Esta necesidad se hace más evidente cuando se enseña a diferentes grupos de personas, porque no se puede enseñar de la misma forma a niños que a jóvenes, adultos o ancianos, y aún es diferente enseñarle a los mismos grupos de personas de diferentes culturas.
A los niños hay que enseñarles con juegos, dibujos, juguetes, etc., a los adolescentes se les debe enseñar de manera que la exposición les sea atractiva y que los rete a entregar su juventud al Señor. Los adultos por su experiencia en la vida y su madurez, no tienen las mismas necesidades que los jóvenes, y la forma de enseñar a los ancianos es diferente porque tienen necesidades diferentes.
En Lucas 24 leemos cómo el Señor Jesús les abrió el entendimiento a sus discípulos para que comprendieran las Escrituras (Lucas. 24:44 al 45).
Debe ser constante
En Nehemías 8:18 se lee que Esdras leía día tras día el libro de La Ley de Dios. Esto indica que la enseñanza debe ser un proceso constante en las congregaciones; un fácil ejemplo lo vemos en las escuelas, donde el alumno debe asistir diariamente, cierta cantidad de horas para ser enseñado. Por esta razón hay Iglesias donde existe el departamento de Discipulado, que enseña y delega a personas para transmitir la enseñanza en los hogares.
No poner cargas sobre los oyentes
En los versos nueve al doce se lee que Nehemías, Esdras y los levitas que enseñaban decían a todo el pueblo: “no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. Y les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen aparejado; porque día santo es a nuestro Señor; y no os entristezcáis, porque el gozo del Señor es vuestra fortaleza”1. Esto muestra que la persona que enseña no debe poner cargas sobre el pueblo.
Leemos en Lucas 11:45 al 46: “Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas á nosotros. Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, doctores de la ley! Que cargáis á los hombres con cargas que no pueden llevar; mas vosotros ni aun con un dedo tocáis las cargas” 1, en donde el Señor confrontó a los escribas porque con la interpretación y enseñanza que daban, ponían cargas sobre el pueblo que ellos no se atrevían a mover con un dedo.
La invocación a Dios
En Nehemías 9:4, leemos que los levitas: “Se levantaron luego sobre la grada de los levitas, Jesúa y Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta al Señor su Dio” 1. Esto nos muestra la necesidad de depender de Dios para obtener el alimento celestial, al estudiar La Palabra. La dependencia de Dios es una garantía para el expositor y los oyentes, porque hará que el expositor busque, clame y llore delante de Dios para pedir el alimento espiritual. Un ejemplo de esto lo vemos en Éxodo 16:15 “Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? Porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: es el pan que Jehová os da para comer” 1, porque los israelitas debían salir diariamente a recoger su alimento, el mana, figura de la Palabra de Dios.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad…”1 (2 Timoteo 2:15). Para que la enseñanza sea efectiva, es necesario que quien la imparte, ya sea escrita o verbalmente, sea una persona idónea y apta para enseñar, recordando que aunque estamos en una etapa de formación, la sangre de Jesucristo ya nos hizo aptos para toda buena obra. Juan Chacón3 colabora con aspectos importantes al respecto.
Aunque no todas las personas tienen interés de escudriñar los textos que amparan lo que decimos o escribimos es necesario citarlos, porque siempre van a haber discípulos (que serán futuros maestros) que querrán saber cuales son las bases de lo que escribimos. Y esto les confirmara:
Que nuestro objetivo no es guiarlo con nuestra sabiduría o por lo que dijo un predicador famoso.
Corroborará que lo que estamos transmitiendo es una enseñanza basada en La Palabra de Dios.
Les inspirará confianza.
ii.- EL SEÑOR INDICA DÓNDE ECHAR LA RED. (LUCAS 5:4):
iii.- DEBEMOS COMPARTIR LA PESCA. (Lucas 5:7):
iv.- DARLE LA GLORIA A DIOS CUANDO TRIUNFAMOS. (Lucas 5:8)
v.- CONVICCIÓN PARA REALIZAR LA OBRA DE DIOS (Lucas 5:11):
Los recorridos de Jesús
Mateo 9:35.
INTRODUCCION
DESARROLLO
i.- RECORRIA LAS CIUDADES Y LAS ALDEAS ENSEÑANDO:
. Enseñaba sobre el reino de Dios, Mateo 21:43.
. Enseñaba sobre el reino de los cielos, Mateo 4:17.
ii.- RECORRIA LAS CIUDADES Y LAS ALDEAS PREDICANDO:
. Predicaba las buenas nuevas, Lucas 4:43.
. Predicaba sobre la salvación, Lucas 19.9.
iii.- RECORRIA LAS CIUDADES Y LAS ALDEAS SANANDO TODA ENFERMEDAD
. Dio vista a los ciegos, Marcos.10:52.
. Sanó a la mujer con flujo de sangre, Mateo.9:20-22.
. Sanó al paralítico de Betesda, Juan.5:8-9.
CONCLUSIONES:
Esperando al Señor:
1 Tesalonicenses 4:16-17.INTRODUCCION
DESARROLLO
i.- ESPERAMOS SER TRASLADADOS. 1Co.15:51-52.
. La novia del señor será arrebatada.
. La novia se casará con el señor, Apocalipsis.19:7.ii.- ESPERAMOS SER PRESENTADOS A EL. Efesios.5:27.
Como una iglesia: santa, gloriosa, sin mancha, sin arruga.iii.- ESPERAMOS SER CORONADOS. AP.3:11.
. Corona de justicia, 2 Ti 4:8.
. Corona de vida, Santiago 1:12.
. Corona de gloria, 1Pe.5:4.CONCLUSIONES
En este tipo de temas nos damos cuenta que el titulo es el hilo del tema porque no se puede divorciar de su desarrollo; en otras palabras, el desarrollo no es independiente del titulo o nombre del tema y por eso se llama temático porque trata de un tema especial.
Después de que usted haya estudiado estas tres clases de temas o enseñanzas, estará en la capacidad de estructurar uno propio, con su titulo, subtítulos, e incisos. Aunque los ejemplos presentados aquí solo son bosquejos, usted como enseñador debe explicar con buena redacción y de una manera amplia cada inciso, sin hacer especulaciones sino usando bases bíblicas. Para esto se requerirá del estudio de La Biblia en general, pero específicamente de los textos relacionados con el inciso que se está desarrollando o explicando (Para esto se sugiere una concordancia). Si usted lo hace de esta manera, obtendrá la destreza y la habilidad práctica que sumadas a la unción del Espíritu, lo transformarán en un hombre o mujer idónea para enseñar a otros.co.
Por eso es una insensatez menospreciar la cantidad de discípulos que te escuchan y debes prepararte bien para dar una buena enseñanza porque a través de ellos, aunque sean pocos, les estas enseñando a multitudes.
Nosotros enseñamos el mensaje con palabras inteligentes que vienen de Dios. Exponer un tema, no se limita a tomar la palabra y "soltar" un discurso; sino, consiste en establecer una comunicación efectiva con los oyentes, en la que seamos capaces de transmitir un mensaje edificante.
Exponer un tema, es una oportunidad que debemos aprovechar ya que se nos está dando el privilegio de sembrar la semilla de La Palabra en el corazón de los oyentes. Por esa razón, las exposiciones verbales hay que prepararlas a conciencia, lo que implica no limitarse a elaborar un tema escrito, sino hay que ensayar el orden en que se va a exponer.
El público no es el enemigo, sino, al contrario, son personas que consideran que el expositor puede aportarles algo y que no van a perder el tiempo escuchándole, por eso acuden a escuchar. Tener miedo de hablar en público es algo natural, por lo que uno no debería de considerarse una persona débil e insegura, cuando esto ocurre.
Hay que analizar el miedo que a uno le invade y descubrir las causas que lo originan. Uno se dará cuenta de que gran parte de este miedo, no obedece a motivos lógicos sino es un miedo de hacer el ridículo, de que se rían de uno, de tartamudear, etc. Este miedo hay que rechazarlo y llenarnos de valor, que surge por el amor a Dios y a los oyentes.
Otro tipo de miedo, obedece a situaciones adversas que pueden presentarse (quedarse en blanco, no saber contestar a una pregunta, que no funcione el proyector, etc.). Frente a este tipo de miedo lo que hay que hacer es tomar todas las medidas posibles para reducir al mínimo las posibilidades, por ejemplo, llevando fichas de apoyo, preparando el discurso a conciencia, verificando previamente que el proyector funcione correctamente, etc.).
A veces preocupa pensar que el público pueda darse cuenta del miedo que uno tiene (sudores, temblor en el habla o en las piernas, cara demacrada, etc.), pero es muy difícil que esto ocurra:
- Son reacciones físicas que uno siente intensamente pero que apenas son percibidas por terceros. Además, en el caso de que así fuera, el público pensaría que son reacciones muy naturales, que a ellos mismos les podrían ocurrir.
- La mejor forma de combatir el miedo es con una adecuada preparación: hay que trabajar y ensayar la exposición con rigurosidad. Conforme pasa el tiempo y adquirimos experiencia no tendremos necesidad de ensayar, pero al principio es fundamental hacerlo.
- Cuando se domina la presentación se reducen las posibilidades de cometer errores; esto genera confianza y disminuye el nivel de ansiedad.
- Antes que llegue el momento de la exposición uno debe autoministrarse tranquilidad, paz, especialmente en los momentos iniciales de la misma. Si uno consigue sentirse cómodo al principio, es posible mantener esta línea durante el resto de la exposición.
- Suba al estrado con tranquilidad, sin prisa; mire al público unos instantes mientras se le saluda, ajustar el micrófono, organizar las notas... y comience a hablar despacio.
- En todo caso, un cierto grado de nerviosismo puede que no venga mal, ya que permite iniciar la intervención en un estado de cierta agitación, de mayor energía.
En primer lugar hay que seleccionar el tema de la exposición. Esto nos lo indica quien nos hace la invitación o puede que uno tenga libertad para elegirlo.
Definido el tema, hay que determinar las ideas clave que se quieren transmitir y sobre las que va a girar toda la exposición Una vez seleccionadas las ideas clave, hay que buscar argumentos con que ilustrarlas o ejemplificarlas. Para ello lo mejor es dar rienda suelta a la imaginación e irlas anotando a medida que vayan surgiendo.
Hay que dar tiempo a la imaginación; las ideas surgen inesperadamente. Una vez que se dispone de una lista de posibles argumentos hay que seleccionar los más relevantes.
Hay que tener presente que en un discurso la capacidad de retención que tiene el público es limitada y que difícilmente va a ser capaz de asimilar demasiados conceptos.
Tratar de apoyar las ideas clave con muchos argumentos a lo único que lleva es a que el público termine sin captar lo esencial. Se utilizarán, datos, ejemplos, citas, anécdotas, notas de humor aunque el tema sea muy serio.
Independientemente del tema que se vaya a tratar, hay que esforzarse para que el discurso resulte atractivo, novedoso, ágil, bien fundamentado, interesante.
Debe resaltar la idea de la brevedad (el público lo agradece). La brevedad no implica que el discurso tenga que ser necesariamente corto, sino que no debe extenderse más allá de lo estrictamente necesario (ir "al grano", evitar rodeos que tan sólo dificultan la comprensión y terminan aburriendo).
El Expositor tiene que ser capaz de ir al núcleo del asunto. Es preferible centrarse en un solo mensaje que quede claro, que abordar distintas ideas que al final sólo produzcan confusión.
Una última observación: Un toque de humor, sabiamente administrado, no está reñido con la seriedad ni con el rigor (además, ayuda a acercarse a la audiencia).
La estructura de una prédica se divide en:
Si en la introducción la voz resulta monótona, no se oye bien, no queda claro de qué se va a hablar, la imagen del orador resulta indiferente, etc., es muy fácil que la mente del público empiece a viajar en diferentes direcciones. La presentación tiene que ser breve, se trata simplemente de introducir el tema que se va a tratar; ya habrá tiempo más adelante para desarrollarlo.
En la introducción tiene que quedar muy claro el asunto que se va a abordar y la opinión del expositor sobre el mismo. La introducción se tiene que preparar a conciencia. Hay que ser capaz de exponerla sin recurrir a fichas de apoyo ya que gana espontaneidad. Además, es al comienzo de la intervención cuando los nervios están más a flor de piel, por lo que una buena preparación ayuda también a dominarlos.
La introducción debe empezar con entusiasmo, con energía. Marca la línea que debe seguir el resto de la exposición.
Hay que dar aquella información que sea realmente relevante. El desarrollo debe ser ágil, combinando conceptos teóricos, ejemplos, datos estadísticos, citas, comparaciones, anécdotas etc.
Es conveniente que estos conceptos sean relevantes, vengan al caso, y no se utilicen simplemente para tratar de impresionar al público con los conocimientos que uno posee (el público rechaza la pedantería).
El desarrollo debe ser equilibrado, repartiendo el tiempo entre las distintas partes que se van a exponer, evitando extenderse demasiado en un punto determinado y pasar "de puntillas" por otro igualmente importante. Preferiblemente se deben utilizar medios de apoyo (pizarra, transparencias, etc.), con idea de ir alternando la palabra con la imagen, dando movimiento a la presentación y evitando la monotonía.
Mientras más se diga, menos resaltarán los aspectos claves. La conclusión, al igual que la introducción, es una parte fundamental del discurso que debe ser preparada a conciencia. Es conveniente tener la conclusión aprendida de memoria. Así gana en espontaneidad, en frescura, pudiendo el orador centrar todo su esfuerzo en enfatizar sus palabras, sus gestos, mirando al público, sin tener que estar consultando sus notas.
Hay que utilizar un lenguaje apropiado para el público al que uno se dirige, ya que lo primero que uno debe procurar es ser entendido. Por ello, no se deben utilizar términos y expresiones que parte del público NO pueda entender. Únicamente se emplearán términos griegos hebreos etc. si se explica su significado y se adecuan al tema (Si hay cinco, ocho, diez o veinte acepciones o significados de una palabra, solamente se mencionaran las mas relevantes).
El objetivo del discurso es persuadir al público, no tratar de asombrarlo con nuestro vasto dominio del idioma. Hay que huir de un lenguaje rebuscado o frases complicadas.
Hay que evitar emplear "muletas" que a veces se intercalan continuamente en la conversación, sin que uno sea consciente (ya ves, entiendes, la verdad es que, me sigues, fíjense, verdad, etc.). El efecto que producen es terrible (bastaría que uno se oyese en una grabación para darse cuenta de esto).La regla que debe presidir todo discurso es la de la sencillez. El lenguaje debe ser preciso y directo, con frases sencillas y cortas. En definitiva, el público aprecia la sencillez y aborrece la pedantería.
Cuando se habla en público la mirada juega un papel fundamental. Es un excelente medio de conexión entre la persona que habla y la audiencia. Al público le gusta que la persona que le habla le dirija la mirada.
El orador que no mira al público da la impresión de tener miedo o falta de interés. Cuando se mira al público hay que intentar presentar una imagen abierta, agradable, optimista, sonriente. La simpatía conquista el corazón del público.
En lugar de mirar difusamente a la audiencia, hay que tratar de individualizar rostros concretos, moviendo la mirada entre el público y fijándola en personas determinadas, tratando de dar cobertura a todos los presentes.
A veces, de manera inconsciente, se comete el error de dirigir la mirada preferentemente a una zona determinada de la sala (por ejemplo, al público que está sentado en las primeras filas, o a la parte derecha del auditorio). El resto del público puede llegar a pensar que no se le está prestando la debida atención.
La ventaja de haber preparado el discurso, utilizando notas de apoyo, en lugar de leerlo, es que resulta mucho más fácil mirar al público. En los momentos de silencio hay que mirar al público.
Permite intensificar la conexión "orador-audiencia". Mientras alguien formule una pregunta se le dirigirá la mirada, pero cuando se responda se mirará a toda la audiencia (todos pueden estar interesados en conocer la respuesta).
Hay un lenguaje corporal (movimientos, gestos, actitudes, etc.) del que muchas veces uno no es consciente, ni sabe muy bien cómo funcionan. A través de este lenguaje corporal, el orador transmite también mensajes: nervios, timidez, seguridad, confianza, dominio, entusiasmo, dudas, sarcasmo, burla, prepotencia, venganza, etc
Desde el momento en el que uno accede al escenario, el movimiento de las manos, la expresión de la cara, la postura, los movimientos en el estrado, la mirada, etc. todo ello está transmitiendo mensajes diversos. El público los capta con total nitidez. A veces puede suceder que estos mensajes sean contrarios a lo que el orador está tratando de comunicar con el lenguaje verbal.
Por ejemplo, alguien dice; que lo que más le preocupa es el bienestar de ellos, pero en ningún momento se toma la molestia de mirarlos a la cara, sus palabras suenan vacías. La mejor forma de percibir este lenguaje corporal es grabándose en vídeo. Muchos se sorprenderían: tics nerviosos, manos inquietas que no paran de moverse, gesto contrariado, mirada al techo, inmovilismo, etc.
Por tanto, dada la importancia que tiene en la comunicación, es un aspecto que hay que trabajar convenientemente en los ensayos. Desde que uno sube al estrado debe ser capaz de utilizar este lenguaje corporal en sentido positivo, facilitando la conexión con el público, reforzando su imagen.
Hay que transmitir serenidad y naturalidad, evitando gestos, actitudes o movimientos que resulten negativos. Hay que subir al estrado con seguridad, con tranquilidad (las prisas denotan nerviosismo e inseguridad).
Durante la intervención es conveniente moverse por el escenario, no quedarse inmóvil, pero controlando los movimientos, evitando deambular sin ton ni son. La movilidad rompe la monotonía y ayuda a captar la atención del público.
Para establecer una comunicación con el público es fundamental el contacto visual. Si es posible (por ejemplo en un aula) es aconsejable moverse entre el público, ayuda a romper las distancias, transmitiendo una imagen de cercanía.
Hay que tratar de superar la timidez, transmite inseguridad y dificulta la conexión con el público. Los gestos de la cara deben ser relajados: una sonrisa sirve para ganarse al público, mientras que una expresión demasiado seria o enojada provoca rechazo.
El movimiento de las manos debe estar ensayado. Tan mala impresión producen unas manos que no paran de moverse, como unas manos inmóviles. Los movimientos deben ser sobrios. Las manos se utilizarán para enfatizar aquello que se está diciendo, de manera que voz y gestos actúen coordinadamente, remarcando los puntos cruciales del discurso.
La propia situación del orador en el escenario transmite también mensajes subliminales:
De pie, en el centro del escenario: autoridad.
Sentado, en un lateral del escenario: actitud más relajada, menos solemne.
La gente tiene una imagen de nosotros en relación a la forma en que vivimos y nos comportamos. La palabra imagen, significa opinión o juicio subjetivo que refleja la forma de ver, el estado de ánimo y la actitud de la gente con respecto a otras personas. La función de predicar o enseñar, tiene mucha relación con lo que la gente piensa de nosotros, por supuesto esa imagen depende mucho de nuestro testimonio y de nuestras actitudes.
Además de la imagen que presentamos con nuestra forma de vida, el orador también transmite una imagen personal, cuando diserta, que será valorada positiva o negativamente por el público. Hay que tratar de proyectar una imagen positiva. Una imagen agradable, abierta, atractiva, etc. (aunque uno sea un tímido empedernido). La imagen es valorada favorablemente por el público y ayuda a ganarse su estima. Una imagen descuidada, tosca, antipática, pone al público en contra (aunque comparta las ideas expuestas).
El orador debe vestir de forma apropiada para la ocasión: Tiene que sentirse cómodo, a gusto con su apariencia. Esto acrecienta su auto confianza y le permite luchar contra la inseguridad. No obstante, debe evitar todo exceso (no se trata de ir hecho un figurín). La imagen debe realzar su figura, pero sin llegar a eclipsarla (el público tiene que prestar atención al discurso y no distraerse con un atuendo espectacular).
La imagen también debe estar en consonancia con el mensaje que se quiere transmitir. Bien peinado, bien afeitado, dentadura reluciente, zapatos limpios, los botones abrochados, corbata bien colocada, etc. Antes de subir al estrado es conveniente realizar una última revisión, por si acaso (¿cremallera del pantalón bajada?). Hay que evitar cualquier detalle que pueda afectar negativamente a la imagen. Por ejemplo, si el orador es de baja estatura debe cuidar que el atril que utilice sea el apropiado (que no quede oculto detrás). Si intervienen dos personas al mismo tiempo con diferencias de estatura considerables, es conveniente que se sitúen algo separado para evitar resaltar.
Las preguntas se deben contestar con claridad, con precisión, evitando divagar. El orador debe contestar siempre con educación, aunque la pregunta formulada carezca totalmente de interés o haya sido ya planteada. Si alguien formula una pregunta que nada tiene que ver con el tema tratado, se le indicará amablemente que la pregunta planteada no es pertinente.
Si el orador no sabe cómo contestar una pregunta, debe evitar mostrar nerviosismo o contrariedad. Indicará con total naturalidad que desconoce la respuesta y solicitará al público asistente si alguien puede responder. Si nadie contesta, el orador se comprometerá a analizar el tema planteado y a dar una respuesta a la mayor brevedad posible. Lo que no puede hacer bajo ningún concepto es inventarse la respuesta. El público valora la sinceridad y comprende que el orador puede desconocer algún aspecto determinado del tema tratado
DIRECTRICES PARA ESCRIBIR UN TEMA
Juan Chacón6 enumera en este aspecto el esquema, el título, los subtítulos, incisos y subincisos. Aprendamos más de cada uno de ellos.
La aplicación es la parte donde el maestro explica el versículo, para dar un golpe certero a una verdad, con el propósito que ésta se grave en el corazón y se haga vida en el lector u oyente.
La aplicación del versículo, se puede formular basada en distintos criterios, aquí solamente citaremos los más usuales: la aplicación literalista, la aplicación alegórica y la analítica
Escribir un versículo bíblico sin dar una explicación al mismo, denota la carencia de la revelación de Dios, esto puede darse por no mantener una comunión adecuada con Él. Una vida de oración, complementada con el estudio de Las Escrituras, aportará la revelación del tema escrito.
Es muy frecuente oír comentarios del tipo de “A Fulano le va muy mal en los estudios y tiene muy poca o ninguna motivación” o “Nunca ha estado Mengano tan motivado, y la prueba de ello es su buen rendimiento.” Estos comentarios implican que cuanto mayor es el grado de motivación mejor será el rendimiento.
El aprendizaje y la motivación están estrechamente relacionados y los psicólogos los han estudiado con bastante frecuencia a la vez. Son interesantes los aportes que el sitio Web La Doctrina, nos hace sobre este tema7.
El 29 de septiembre del 2004, tuve una visión inmediatamente después de orar antes de acostarme. Miré en el aire un farolito, una hoja de un periódico abierta moviéndose y un cuarto oscuro con la puerta abierta, a través de la cual se veía todo oscuro. Pregunté al Señor lo que significaba esa visión pero no me respondió nada. A los dos días siguientes (1 de octubre) mientras lavaba mi ropa, volví a ver la visión y volví a preguntar a mi Señor lo que me quería decir; entonces escuché claramente una voz que me decía: “tú me serás luz, a través de los medios de comunicación, en la oscuridad. Lo escuché tres veces. Esta obra es la tesis para concluir la carrera de Licenciatura en Inglés, y creo que, junto con otras investigaciones que están publicándose en Monografías.com, es el principio de la realización de esa visión de Dios a través de mi vida. Ni siquiera me imaginaba a qué se refería el Señor cuando me decía “a través de los medios de comunicación”; De lo que hoy sí estoy segura es que tanto su sueño de que yo estudiara esta carrera, como esa visión, son parte de sus planes para que su sueño de salvar al mundo se cumpla a través de mí. Incluso, fue Él mismo quien me guió a escribir esta obra.
Por otra parte, el mundo entero hoy está como dice Mateo 24:38 que “como en los días de Noe… no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre”. 1
En los días de Noé todos hacían lo que querían, no escuchaban a Noé cuando les decía que construía la barca porque vendría un diluvio. Igual ahora, ninguno cree que Jesucristo vendrá pronto. Por eso El nos dice “estad preparados porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24: 44) 1. ¿Estás tú preparado para recibir al Rey de Reyes y Señor de Señores cuando venga en su gloria? ¿Podrás entregarle buenas cuentas de tu vida, tus hijos, tu ministerio, de todo lo que Dios te ha dado?
Es necesario que La Palabra de Dios se enseñe porque ella es la autoridad sobre todo: la escuela, la familia, el estado, los gobernantes, etc. La Escritura debe ser la base de toda instrucción; es lo que exige La Biblia en todos los pasajes que llaman a los padres a enseñar a sus hijos. Deuteronomio 6:6-9 requiere a los padres que enseñen a sus hijos la Ley de Dios: "Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos. 1
Según el Salmo 78:1-8, los padres deben enseñar a sus generaciones las alabanzas de Jehová, su poder, a confiar en Él y a no olvidarse de sus obras maravillas. ”Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. Abriré mi boca en proverbios; hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron. No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su potencia, y las maravillas que hizo. Él estableció testimonio en Jacob y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos; para que lo sepa la generación venidera, y os hijos que nacerán; y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos, no sean como sus padres, generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu”. 1
II Timoteo 3:14-15 indica que el desarrollo de un niño es el que lo lleva a ser un hombre maduro en Dios por la fe en Cristo; y menciona que esto ocurre sólo por medio de Las Sagradas Escrituras. “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”. 1
Si un padre no está preocupado porque su familia conozca verdaderamente a Dios y tenga una relación íntima con Él, está en un error; pero por la gracia de nuestro Señor Jesucristo todavía hay oportunidad, su sangre preciosa está llamando al arrepentimiento a todo aquel que lo desee. Prosigue, más adelante encontrarás una ayuda para hablar con Dios si estás arrepentido (a).La comunicación sigue siendo el don mayor que Dios ha hecho a la humanidad, sin el cual no podemos ser verdaderamente humanos, reflejo de la "imagen de Dios". Tampoco podríamos disfrutar de la vida en común en grupos, comunidades y sociedades que poseen diferentes culturas y diferentes modos de vida.
La enseñanza bíblica cristiana está dentro de la estrategia general de Dios para salvar al hombre. Dios ha constituido en Efesios 4:11, a maestros y a otros líderes de la iglesia de Cristo para que estén "aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él." 1 (Col. 1:28) . La misión de la enseñanza bíblica cristiana es esa y tiene un fin: que los seres humanos se presenten en santidad ante el Señor.
Pero si nuestras enseñanzas no producen santidad en alguno, si se continúa enseñando ideas humanas con simulacro de cristianas, es lógico que nuestros niños o los miembros de nuestra iglesia, no presenten testimonio alguno en su vida, que los creyentes continúan inmersos en el pecado aunque asistan a los cultos, que no haya un arrepentimiento genuino en los que no conocen a Cristo ni muestras de obedecer La Palabra; entonces el sistema de enseñanza cristiano ha fracaso.
Es urgente, por tanto, que las iglesias de Cristo reconozcan la grave falla que están afrontando al no tener en claro qué es lo que se pretende con nuestra enseñanza, para qué y cómo es que vamos a enseñar La Biblia.
Es necesario que todos los líderes y los maestros y maestras tengan plena claridad de lo que realmente es la enseñanza bíblica cristiana, se capaciten y empiecen a buscar resultados espirituales en su enseñanza.
Está claro también que la existencia de personas que predican falsas doctrinas o doctrinas de hombres es real y mundial. Asimismo, la necesidad de la humanidad de conocer acerca de los Estatutos y Mandamientos que Dios ha dejado para su cumplimiento y poder ser bendecida, es enorme. Por tales razones, es urgente que el cristiano se mantenga actualizado sobre los conocimientos acerca de la efectiva comunicación de La Palabra, pues La Biblia refiere que estemos preparados para hacerlo, ya que ninguno creerá si no lo oye.; en Romanos 10:14 “¿y cómo oirán sin haber quién les predique? Y en Romanos 10:17 “y así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”. En 1 Timoteo 3:15 “… y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…” y en 2 Timoteo 2:15-16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 1.
Además, es necesario que para que el mundo cambie, primero cambiemos cada uno de nosotros y así, con nuestro testimonio, alentar a los que nos rodean a conocer el motivo de ese cambio y experimentarlo ellos también en sus vidas. De este modo, La Biblia manda al maestro, a los padres, etc. a enseñar especialmente con su testimonio.
También es importante mencionar que la difusión eficaz de La Palabra, viene a tener una influencia poderosa en el mundo entero, por cuanto le revela el amor de Dios hacia el ser humano a través de su plan perfecto de redención, por medio de la muerte de su Hijo unigénito Jesucristo en la cruz, sin excepción ninguna. Aquí es donde los medios de comunicación entran en juego para aportar su granito de arena en esta grande y maravillosa verdad, alcanzando incluso a aquellos que por alguna u otra razón les es imposible llegar hasta una iglesia, u otro lugar a escuchar La Palabra de Dios. Incluso ahora tenemos la facilidad de escuchar a predicadores internacionales desde diversos países, a través de emisoras con cobertura internacional, ya no se diga el Internet. Pero sin nuestra disposición a oír La Palabra de Dios, aceptarla, creerla en nuestro corazón y practicarla como un modo de vida, vanos serían esos medios de comunicación.Hay una sensación de fracaso y de no estar haciendo mucho con la forma en que estamos enseñando La Biblia en las iglesias. Igualmente un deseo de enseñar con eficacia.
La enseñanza bíblica cristiana tiene como fines el posibilitar un encuentro personal con Dios a las personas no creyentes, mantener la experiencia personal con Dios en los creyentes y preparar a los niños para un encuentro con Dios.
Enseñar desde el punto de vista bíblico cristiano, consiste en que la gente tenga un encuentro personal con Jesucristo y mantenga esa relación personal con Él durante toda su vida.
El proceso de enseñanza – aprendizaje de La Palabra de Dios tiene las siguientes etapas: conocimiento de La Palabra de Dios, comprensión de La Palabra de Dios, convencimiento de La Palabra de Dios y experiencia con Dios y su Palabra.
Pero hay factores que afectan el proceso de enseñanza – aprendizaje de La Palabra de Dios. Esos factores tienen que ver con el maestro, el alumno y la atmósfera en que se lleva a cabo el proceso.
El proceso de enseñanza – aprendizaje de La Palabra de Dios involucra un cambio de actitudes de parte de todos los que participan en él. Esos cambios de actitudes se dan principalmente mediante la conversión de la persona a Jesucristo, mediante el cambio de conceptos y mediante experiencias vividas con una mentalidad bíblica.
Por eso, este libro va con el objetivo de que, el oír La Palabra, provoque en ti un anhelo por escudriñar las Sagradas Escrituras, para que conociéndolas puedas practicarlas en tu vida; debe llevarte, a un modelo de vida de manera que agrade a Dios y que por ende tus familias sean también alcanzadas por su misericordia y por su gracia. Verdaderamente tu obediencia repercutirá no sólo en áreas de tu vida como son lo económico, la salud, la familia, etc., sino en todas como lo afirma La Biblia en Deuteronomio 5:29 “Ojalá su corazón estuviese siempre dispuesto a temerme y a cumplir todos mis mandamientos para que a ellos y a sus hijos, siempre les vaya bien”.1
Así que, en la medida que un individuo cambia, las familias también cambian y por consiguiente las naciones. Pero para que todo esto acontezca, es necesario que haya una comunicación eficaz de La Palabra de Dios. Y para que esto suceda, La Biblia debe ser la base de todo proyecto de enseñanza-aprendizaje, no sólo en los centros de educación cristianos, sino en los públicos, y sobre todo en nuestros hogares.
Ahora bien, es urgente que para que se dé ese cambio en nosotros, nos escudriñemos interiormente, aceptemos nuestros errores y pidamos perdón a Dios con un corazón sincero y dispuesto a oírle y a obedecerle. Que reconozcamos que Jesucristo es nuestro Salvador y nuestro único Dios. Inclina, pues, tu corazón a “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y todas esas cosas te serán añadidas” 1 (Mateo 6:33).
He aquí una oración que puede ayudarte a hacerlo:
¡Padre, gracias por tu misericordia sobre mi vida, sé que te he fallado en (dígase a qué todos sus pecados). De ti no puedo ocultarlos porque tú todo lo sabes. Perdóname, se que no he honrado la muerte de tu Hijo Jesucristo en la cruz del Calvario por mí. Te entrego mi vida, mi familia y todos mis pecados, para que los laves con la sangre preciosa de Jesucristo y pueda pasar a ser tu hijo (a), y que Él venga a reinar en mí. Gracias Padre por escucharme y perdonarme. En el Nombre de Jesús. Amén!Anónimo. La Motivación y su implicación en el Aprendizaje. La Doctrina. 2009.
CHACON, Juan. Trazando con precisión la Palabra. La Doctrina. 2006.
CHACON, Juan. Directrices para escribir un tema. La Doctrina. Junio, 2006.
E-Sword. Biblia de Las Américas.
E-Sword. Biblia Dios Habla Hoy.
MARTINEZ, José M. El Predicador, instrumento de Comunicación. Boletín Pensamiento Cristiano. Septiembre, 2007.
Online Bible. Biblia Reina Valera Actualizada, 1989.
Online Bible. Biblia Reina Valera, 1909.
SERRANO, Rafael. Fundamentos de la Educación Bíblica Cristiana. Moografías.com. 2009.
THOMPSON, Frank Charles. Biblia de Referencia Thompson. Editorial Vida, Miami, Florida, E.U.A., 1987, (Versión Reina Valera 1960).
VASQUEZ CORADO, Juan Antonio. Manual de Enseñanza Bíblica. La Doctrina. Febrero, 2009. Versión 5.
Sitios Web:
https://www.pensamientocristiano.com
https://www.waccglobal.org/lang-es/abut-wacc/principles.html
https://www.dci.org.uk/español/25palabra.htm
https://www.ladoctrina.org/material/referencias/est/Motivacion.pdf
https://www.lamotivacionysuimplicacionenelaprendizaje.pdf
https://monografías.comLISTA PARA CHEQUEAR POR SU PROPIA CUENTA EL VALOR DEL DOCUMENTO
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DECLARACIÓN JURADA
Por medio de la presente declaro que esta tesis es mi propio trabajo, y hasta donde yo sé y creo, no contiene material previamente publicado o escrito por otra persona, ni material que de manera substancial haya sido aceptado para el otorgamiento de premios de cualquier otro grado o diploma de la universidad, u otro instituto de enseñanza superior, excepto donde se ha hecho reconocimiento debido en el texto.
Dado en la ciudad de Managua, Nicaragua, a los veintitrés días del mes de marzo del dos mil nueve.
CARTA SOBRE LA DIFUSIÓN DE MIS TRABAJOS ACADÉMICOS POR AIU
Marzo 23, 2009
Señores
Departamento de Servicios al Estudiante
Atlantic Internacional University
Honolulu, Hawai.
Asunto: Difusión de Trabajos Académicos
Estimados señores:
Por medio de la presente autorizo a Atlantic International University a considerar mis trabajos académicos llevados a cabo en AIU, a fin de que sean difundidos al estudiantado de dicha Universidad para su consulta académica.
Atentamente,