Publicaciones Estudiantiles

Author: JUSTO JAVIER EZQUER ESPÍN
Title: DOCTORADO EN HISTORIA DE ANTIGUAS CIVILIZACIÓNES

Area:
School of Business and Economics, Atlantic International University
Country: Honolulu, Hawaii
Program:
Avialable for Download: Yes






INDICE

  • Introducción
  • Descripción
  • Análisis general
  • Actualización
  • Discusiones
  • Recomendaciones
  • Conclusión: Un nuevo aspecto de la discusión
  • Bibliografía








  • INTRODUCCIÓN

    A la raza humana nos encantan los mitos, ya que desde el principio de los tiempos los hemos creado, llenando con ellos el mundo de una fantasia poética, y porque negarlo del encanto que una vision racional de las cosas no nos podría dar del todo jamás.¿ Quien no ha soñado a veces en alguna de las infinitas leyendas e historias fantasticas que llenan el saber popular ? Los mitos nacen facilmente, crecen rapido y tiene la curiosa capacidad de negarse a morir aunque la ciencia destruya los pilares que lo sostienen, pues al igual que las religiónes están basados en la gran necesidad que tenemos los humanos por tener fé.

    Como ejemplo no es de extrañar que astros tan prominente como la luna y el sol pudiesen dejar de tener su racion de leyendas y sobre todo gente dispuesta a creerlas, Dicen que la luna regula el ciclo menstrual de las mujeres, que la luna llena aumenta los partos y provoca mayor nivel de delitos, y suicidios, de ahi la expresion lunaticos.

    ”Una de las expresiones mas tipicas entre lo que creen mitos lunares, dice que si la influencia de la Luna provoca mareas en los oceanos, como no va a afectarnos a nosotros, que estamos hechos la mayor parte de agua ?

    La respuesta es por la misma razon que no se forma una marea en un vaso de agua. El resultado del tiron gravitatorio lunar es directamente proporcional a la masa afectada, cuanto mayor es esta, mas acusado se hace su efecto, razon por la cual la luna provoca grandes movimientos de agua en los oceanos, pero son muchisimo mas debiles en mares pequeños como el Mediterraneo, y con un efecto casi nulo en lagos e impide de paso que en la tina, se formen mareas, cosa que aunque curiosa seria tambien bastante problematica. En realidad el tiron gravitatorio lunar sobre nosotros es el equivalente al peso de un mosquito, es decir, este efecto no nos afecta en lo absoluto.”

    La más simple de las definiciones que se pueden dar a los mitos es la de fábula o ficción alegórica. Especialmente en materia religiosa, siempre estamos llenos de mitos y leyendas, que necesitan de fe para ser creídos pues suelen sonar irreales, esta explicación se limita a hacer una traducción literal de que no aclara las razones fundamentales de su ser en otros ámbitos más reales.

    Una idea que comparten todos los autores que escriben sobre el mito, es que en su finalidad tratan de dar explicación al origen de la vida y a las demás cuestiones filosóficas tradicionales como ¿a dónde vamos? ó ¿quiénes somos? Por lo tanto, se puede decir que los mitos otorgaron favores al ser humano, como es la explicación o justificación del mundo, pues la figura divina surge en la mente humana para explicar lo racionalmente inexplicable, ante la necesidad de entender o al menos justificar los fenómenos que rodean al hombre, e incluso la presencia de éste sobre la tierra y la existencia misma de ésta. Así el concepto de Dios ha evolucionado a la par que el hombre,

    1.- Física para ciencias e ingenierías, Raymond A. Serway, McGraw Hill, 1982, Pág.94.

    En las leyendas sumerias son las más antiguas acerca de Dioses, estos tienen características muy humanas. En un principio los Dioses vivían entre los hombres y se relacionaban con ellos, incluso había comercio carnal entre unos y otros. En cambio, los judíos plantearon la existencia de un solo Dios, omnipotente, omnipresente eterno, etéreo y perfecto. En este concepto Dios no tiene características humanas, según el Génesis Dios crea todo sin requerir la existencia previa de nada, el único acto en el cual echa mano de una materia prima previamente creada por él, es la creación del hombre al que hace de barro.

    Si entendemos que Dios es el único recurso para justificar lo inexplicable, podemos establecer que el nacimiento de los Dioses era inevitable, pues los Dioses son a través de la historia el elemento rector de la vida social humana, con su existencia dan sustento al principio de autoridad, a los conceptos de bien y de mal, y a la búsqueda del bien conforme a cada religión, es decir los Dioses fundamentan la moralidad necesaria para la convivencia. En la tradición judeocristiana Dios dicta las leyes y las da a los hombres para que vivan y alcancen la perfección en su cumplimiento, en otros casos los Dioses son el motor que mueve a los pueblos, Mahoma y la guerra santa que dio lugar a un gran imperio, en un principio sólo buscaba servir a Dios, pero innegablemente tuvo resultados mucho más amplios y profundos en la historia. Posteriormente el concepto de Dios, aporta a la humanidad un servicio quizá más grande que los anteriores.

    Cuando el hombre toma conciencia de su finitud, se apodera de él la desolación, porque a la pregunta ¿de dónde vengo? Sigue irremediablemente a la de ¿a dónde voy? La nada es aterradora, el hombre teme a la oscuridad y Dios da la esperanza de trascender la finitud, esperanza que se transforma en el sostén más importante de Dios, es por este servicio que Dios no ha muerto, pues nadie sabe con certeza que pasará después de la muerte. Sin embargo, si buscasemos algo, una sola cosa, que nos permitiera diferenciar a los mitos de las realidades y sobretodo a los humanos del resto de las especies, es que dejamos registros para dar a conocer a las nuevas generaciónes el pasado, que en la mayoria de las veces era incomprendido y terguiversado, pues sin el conocimineto previo necesario, las ideas y objetos pierden su uso práctico, cambiándolo por uno mítico. Los Dioses de la brumosa prehistoria han dejado innumerables huellas que no pudimos leer ni descifrar hasta ahora, porque el conocimiento y sus avances, hoy tan vinculados con nosotros, fueron inexistentes, imposibles e inimaginables para la humanidad durante muchos milenios.

    En la más remota antigüedad, nuestros antepasados recibieron visitas de sus Dioses, asumiéndolo como un hecho, las líneas de Nazca, las pinturas de Tassili, los Moais de Pascua, la loza sepulcral de Palenque y la estatuilla Dogu del Japón nos revelarían aspectos de esos antiguos emisarios, de igual forma los carros de fuego bíblicos, las vimanas de los textos sagrados hindúes, la máquina de Antiquitera y las pilas de Bagdad no podían ser otra cosa sino artilugios fabricados por esos Dioses. Las pirámides de Egipto, los megalitos de Stonehenge, la calavera de cristal maya, las piedras de Ica, etc. Serían vestigios que esconden los profundos conocimientos que fueron entregaron a nuestros ancestros. Así surgen las historias sobre la llegada de Dioses que nos infundieron su saber en la noche de los tiempos, esto se sustenta sobre pruebas de lo antes mencionado.

    Definitivamente nuestros antepasados históricos, no eran tontos, quizá no tuvieran una sofisticada tecnología, pero eran tan hábiles e inteligentes como nosotros y en determinados casos concretos combinaron tales dosis de dedicación, inteligencia y duro trabajo que consiguieron resultados que nos impresionan incluso a nosotros.

    Existen miles de testimonios dejados por las culturas del pasado, como los sumerios, que nos arrojan crónicas sobre extraños Dioses y signos en los cielos anómalos. Y que nos cuentan como en aquellas épocas remotas presuntos Dioses del cielo, nos legaron sus conocimientos astronómicos y matemáticos, nos enseñaron las artes, las ciencias e incluso nos ayudaron a construir monumentos, que tenían una utilidad práctica para los Dioses y que debían ser preservados para que como cuentan las tradiciones sumerias, algún día la humanidad al llegar a un grado de avance determinado, pudiera ser juzgado y convivir de nuevo con estos Dioses como antaño.

    DESCRIPCIÓN

    La Historia de la ciencia, es el campo de la historia que estudia el desarrollo temporal de los conocimientos científicos y tecnológicos de las sociedades humanas. Este campo de la historia también estudia el impacto que la ciencia y la tecnología han tenido históricamente en la cultura, la economía y la política, ya que la ciencia es un cuerpo de conocimiento empírico y teórico, producido por una comunidad global de investigadores que hacen uso de técnicas específicas para observar y explicar los fenómenos de la naturaleza, bajo el nombre de método científico.

    La historia de la ciencia recurre al método histórico tanto de la historia intelectual como de la historia social, la mayor parte del estudio de la historia de la ciencia ha sido dedicado a responder preguntas sobre lo que es la ciencia, como funciona, y si esto expone el modelo a gran escala y con tendencias. En la sociología de la ciencia, en particular, se han enfocado los caminos en los que los científicos trabajan, mirando estrechamente los caminos que producen y construyen el conocimiento científico. Desde los años sesenta, una tendencia común en los estudios de la ciencia (el estudio de la sociología y la historia de la ciencia) han querido acentuar el componente humano dentro del conocimiento científico, y la opinión sobre los datos científicos arrojados son evidentes, en valor y contexto.

    Una de las causas principales de preocupación y controversia en la filosofía de la ciencia ha sido la de preguntarse sobre la naturaleza del cambio de teoría en la ciencia. Tres filósofos en particular, son los que representan los pilares principales de este debate; Popper, quien argumentó que el conocimiento científico es progresivo y acumulativo, Kuhn, quien argumentó que el conocimiento científico se mueve gracias a la revolución científica y no es necesariamente progresiva y Feyerabend, quien argumentó que el conocimiento científico no es acumulativo o progresivo, y que no puede haber problemas de marcación en términos de método entre la ciencia y cualquier otra forma de investigación. Esto generó un gran debate en la comunidad académica sobre el significado y la objetividad de la ciencia.

    A menudo, pero no siempre, un conflicto sobre la verdad de la ciencia ha hecho mella en la comunidad científica y en las ciencias sociales o humanidades, este se acentúa aún más entre ciencia y religión, llevándonos a caminos escabrosos por los que es difícil salir bien librados. En tiempos prehistóricos, los consejos y los conocimientos fueron transmitidos de generación en generación por medio de la tradición oral, el desarrollo de la escritura permitió que los conocimientos pudieran ser guardados y comunicados a través de generaciones venideras con mucha mayor fidelidad. Con el cambio en el Neolítico y su desarrollo de la agricultura, que propició un exceso de alimentos, que hizo factible la posibilidad del desarrollo para civilizaciones tempranas, porque podía ser dedicado más tiempo a otras tareas que a la supervivencia.

    A partir de sus principios en Sumer (actualmente parte de Irak) alrededor del 3500 A.C. Los pueblos del norte comenzaron a intentar registrar la observación del mundo con datos cuantitativos y numéricos sumamente cuidados, pero sus observaciones y medidas aparentemente fueron tomadas con otros propósitos más que la ley científica. Un caso concreto es el teorema de Pitágoras, que fue registrado, aparentemente en el siglo XVIII A.C. La tabla mesopotámica Plimton 322, registra un número de trillizos Pitagóricos (3,4,5) (5, 12,13), datado en el 1900 A.C. Posiblemente milenios antes de que Pitágoras, [] pero que no solo era una

    Formulación abstracta del teorema de Pitágoras, sino una serie trigonométrica, lo que implica avances matemáticos en calculo diferencial, que no fueron descubiertos oficialmente sino hace casi trescientos años de la fecha en que vivimos. De igual manera sólo hace unos cientos de años que la ciencia descubrió la existencia de la lengua sumeria, y fue simplemente por casualidad, a través de las excavaciones arqueológicas en Mesopotamia, donde se descubrieron tablillas escritas en la escritura cuneiforme, en ellas aparecían documentos redactados en varias lenguas.

    Con bastante trabajo, los eruditos lograron identificar una de las lenguas, el acadio, relacionada lejanamente con el árabe y el hebreo, sin embargo, se encontraron con gran cantidad de documentos escritos en otra lengua, aquella lengua era muy distinta a las lenguas semíticas con las que se habían encontrado. Un investigador Francés decidió darle el nombre de sumerio, según el título que algunos monarcas llevaron, como Rey de Sumer y Akkad, si una lengua era el acadio, la otra debería ser el sumerio. Este fue utilizado de la misma forma que el latín en la edad media y moderna, pues era la lengua de la literatura y de la religión, y como el latín, fue utilizada, incluso después de su desaparición como lengua hablada. Gracias a ello poseemos gran cantidad de textos gramaticales y léxicos preparados para la enseñanza del sumerio en las escuelas para escribas de Babilonia y Asiría. Es por ello que en la actualidad poseemos un conocimiento bastante profundo de la lengua sumeria, que a simple vista es una lengua complicada y oscura aunque una vez aprendida es muy rápida para dar a entender las ideas.

    Su filiación es desconocida, tiene muchos rasgos similares al turco y una lógica como la del idioma Kanji japonés, por lo que hay investigadores que la relacionan en algún estadio de desarrollo muy primitivo de amabas lenguas. Los avances significativos en sumeria, son referentes a la astronomía, a las matemáticas y a la medicina. []Su geometría era una consecuencia necesaria de la topografía, con el fin de intentar conservar la disposición y la propiedad de las tierras de labranza, que fueron inundadas. La regla del triángulo rectángulo y otras reglas básicas sirvieron para representar estructuras rectilíneas, el pilar principal de la arquitectura, eran también el centro de la química y la investigación para la mayor parte del mediterráneo. Debido a las características ahora desérticas de la zona, quedan pocas muestras, pero sin embargo el arte es muy parecido al arte del período magdaleniense de la prehistoria, la técnica era la misma que en el relieve pariental, sin perspectiva, al igual que los mosaicos, estos más perdurables y característicos, que tenían un fin más decorativo que las otras facetas del arte.

    En la pintura y grabados, la jerarquía se mostraba de acuerdo al tamaño de las personas representadas en la obra, los de más alto rango se mostraban más grandes a comparación con el resto, la pintura fue estrictamente decorativa y se utilizó para embellecer la arquitectura. Carece de perspectiva, y es cromáticamente pobre, sólo prevalecen el blanco, el azul, el rojo y el uso de la técnica del temple. Se puede apreciar en mosaicos decorativos o azulejos. Los temas eran escenas de guerras y de sacrificios rituales con mucho realismo, se representan figuras geométricas, personas, animales y monstruos, se emplea en la decoración doméstica y no se representaban las sombras.

    A diferencia de nuestra época, en donde casi todos los grandes descubrimientos y las revoluciones científicas proceden de los herejes, que van en contra de los paradigmas establecidos, los avances tecnológicos sumerios giraban alrededor de su religión, esto indudablemente por su gran dependencia de espíritu.

    La creación del hombre según los mitos sumerios es muy parecida a la Biblia, Enki tomo arcilla y le dio forma, ayudado por Nammu, aunque las primeras formas no fueron satisfactorias, al final crearon a Adapa, que era para ellos un Lulu o ser para el trabajo pesado. Los sumerios veían a estos seres como Dioses, ya que eran inteligentes, poseían muchas tecnologías y conocimientos, a los que aún no hemos llegado, además tenían una longevidad extraordinaria, aunque finalmente eran mortales.

    Estos Dioses fueron llamados por los sumerios Anunnaki, el término que menciona la Biblia es Nephilim, recordando que la Biblia es influenciada de las tradiciones sumerias, aunque algunas traducciones erróneas del término los denominan gigantes. Según los sumerios sus Dioses bajaron a la tierra desde el cielo o mejor dicho desde Nibiru, mucho antes de la llegada de la humanidad. Para los sumerios, al igual que para otros muchos pueblos de la antigüedad, sus Dioses fueron seres vivos y no imágenes abstractas o artísticas guardadas en templos que exigían dogmas de fe para comprenderlos. Dichos Dioses habitaron entre ellos y de ellos aprendieron las actividades, normas de convivencia y todo avance tecnológico y social.

    Ellos vinieron como colonos y explotadores, Hicieron de la tierra su hogar y empezaron a construir ciudades, que asociaron a funciones determinadas y que fueron gobernadas por los escogidos de los Anunnakis. El Antiguo Testamento llamaba a los ángeles del Señor malachim, que significa literalmente, emisarios. Estos emisarios llevaban los mensajes divinos y hacían cumplir los mandatos de Dios. Tal como se nos revela en multitud de casos, estas divinidades podían volar, pero no en la forma representada por la cultura popular, pues la falsa y romántica idea de los regordetes ángeles asexuados, con caireles rubios, bata blanca o pañales y alas de ave, es la representación que el pintor Rafaello dio de ellos. La Biblia, el Torá, o cualquier otro libo sagrado jamás los mencionó así.

    “El retablo Baronci es conocido en italiano como Pala di San Nicola da Tolentino (Retablo de san Nicolás de Tolentino). El 10 de Diciembre del 1500, Rafael y Evangelista da Pian di Meleto, un pìntor mayor del taller del padre de Rafael, recibieron el encargo de pintar juntos un gran retablo dedicado a Nicolás de Tolentino, para la capilla Baronci en la iglesia de San Agustín en Città di Castello, cerca de Urbino. En los documentos Rafael, a diferencia de su colaborador, es mencionado como magister ("maestro"). La obra se finalizó el 3 de Septiembre de 1501.Durante un fuerte terremoto en 1789, la obra resultó tan dañada que decidieron serrarla en pedazos y mostrar sólo las partes no afectadas.

    Ese mismo año, el papa Pio VIadquirió los fragmentos para las Colecciones Vaticanas, donde permanecieron hasta1849. No está claro lo que ocurrió con ellos después. Sólo muchos años más tarde los estudiosos pudieron localizar seis piezas diferentes, cuatro fragmentos de la pintura principal y dos predelas, que han entrado a formar parte de diferentes colecciones. Se trataba de un retablo, pintado al óleo sobre madera. Una imagen de la obra al completo se encuentra en una copia del siglo

    XVIII en la Pinacoteca civica en Città di Castello. Esbozos preliminares de Rafael se pueden encontrar en el Museo Wicar, Lilley el Museo Ashmolean, Sobre la base de estos dibujos se ha asumido que el diseño del altar es enteramente obra de Rafael, mientras que en la ejecución fue ayudado por Evangelista da Pian di Meleto. Lo más probable es que Rafael pintara el retablo y Pian di Mileto las predelas. En el centro del retablo aparecía Nicolás de Tolentino, en pié, bajo una arquería, con el diablo a sus pies. Junto a él había tres ángeles. Por encima, Dios padre, con una corona en la mano, y rodeado de cabezas de ángeles. A su izquierda, estaban pintados la virgen María y Agustín de Hipona.”

    En otro ejemplo el patriarca Jacob vio a los ángeles del señor subiendo por una escalera celeste, a Agar quien era la concubina de Abraham, le hablaron desde el aire, y fueron ellos los que llevaron a cabo la destrucción aérea de Sodoma y Gomorra. El relato bíblico de los sucesos que precedieron a la destrucción de las dos ciudades pecadoras ilustra el hecho de que estos emisarios eran, por una parte, antropomórficos en todos los aspectos y por otra, podían ser identificados como ángeles tan pronto se les observaba, sabemos también que su aparición era repentina.

    “Abraham levantó los ojos y, he aquí, que había tres individuos parados a su vera. Haciendo reverencias y diciéndoles Mis Señores, les imploró, no paséis de largo cerca de vuestro servidor, y los persuadió para que se lavaran los pies, descansaran y comieran. Después de hacer lo que les pedía Abraham, dos de los ángeles, el tercer ángel resultó ser el mismo Señor, siguieron hasta Sodoma.

    Lot, el sobrino de Abraham, estaba sentado a la puerta de Sodoma, al verlos, Lot se levantó a su encuentro y postrándose rostro en tierra, dijo, Ea, señores, por favor, desviaos hacia la casa de este servidor vuestro, hacéis noche, os laváis los pies y de madrugada seguís vuestro camino. Después, él les preparó una comida, y comieron. Cuando la noticia de la llegada de los dos se difundió por la ciudad, los sodomitas rodearon la casa, desde el mozo hasta el viejo, todo el pueblo sin excepción, llamaron a voces a Lot y le dijeron ¿dónde están los hombres que han venido donde ti esta noche?

    Estos ángeles comían, bebían, dormían y se lavaban sus cansados pies, y no obstante, se les reconocía al instante como ángeles del Señor, la única explicación posible es que, lo que vestían no era algo que todos los habitantes de la época vestían, de igual forma lo que portaban, les hacían reconocibles de inmediato.

    2.- WWW.es.wikipedia.org/wiki/%C3%81ngel_Rafael

    3.-Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Hechos 27:2, 24.

    Incluso es muy probable que llevaran armas pues cuenta la Biblia que los dos ángeles de Sodoma, a punto de ser linchados por la turba, que estaban a la entrada de la casa, les dejaron deslumbrados y les cegaron. Otro ángel, que en esta ocasión se le apareció a Gedeón, al haber sido elegido Juez en Israel, le dio una señal divina al tocar una roca con su bastón y hacer salir fuego de ella.

    Finalmente toda la información que podamos obtener acerca de los ángeles, tanto buenos como malos, proviene de la Biblia, sabemos que ellos no tienen problemas para materializarse dentro de nuestra dimensión física, pues comen como seres humanos, hablan, tocan y pueden ser vistos (Gen. 18:1-8; 19:3 Heb. 13:2). Tienen un poder tecnológico excepcional y capacidad de matar pues se menciona que un solo ángel fue el responsable por la matanza de los primogénitos en Egipto (Ex. 12; I Cor. 10:10; Heb. 11:28), otro ángel mató 185,000 asirios (2 Reyes 19:35; Isa. 37:36).

    Los ángeles no son asexuados, casi siempre se presentan como varones, una objeción a la intervención sexual de los ángeles es la mencionada cuando estos toman a las hijas de los hombre. (Luc. 20:35-36). Una noche en la que el Patriarca Jacob estaba en un campo de las cercanías de Jarán, éste vio “una escalera apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos, en la que los ángeles del Señor estaban muy ocupados subiendo y bajando”. El mismo Señor estaba de pie en la cima de la escalera. Y el pasmado Jacob, asustado, dijo:

    “Así pues, un Dios está presente en este lugar, y yo no lo sabía... ¡Qué temible es este lugar! Ciertamente, esto no es otra cosa sino la Morada del Señor y ésta es la Puerta del Cielo.”

    En este relato hay dos puntos interesantes, el primero consiste en que los seres divinos que suben y bajan por esta puerta del cielo, lo hacían utilizando un dispositivo mecánico, descrito como una escalera.

    El segundo es que la visión toma a Jacob totalmente por sorpresa, la morada del Señor, la escalera y los ángeles del Señor que la utilizan no estaban allí cuando Jacob se echó a dormir en el campo, tuvo la temible visión de repente y desapareció por la mañana, la escalera y sus ocupantes se habían ido. El Antiguo Testamento nos informa también que el profeta Elias no murió en la Tierra, sino que fue llevado por el señor Dios al cielo, por medio de un Torbellino. Éste no fue un suceso repentino e inesperado, ya que cuenta la Biblia que la ascensión de Elias a los cielos estaba prevista en fecha y lugar, pues se le había avisado a Elías que

    4.-Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Génesis 28:11-16

    El fuera a Bethel ó la casa del señor un día determinado, rápidamente se habían difundido rumores entre sus discípulos al respecto de que estaba a punto de ser llevado a los cielos y cuando le preguntaron a su discípulo más cercano si el rumor era cierto, éste les confirmó que de hecho, el señor arrebataría al maestro Elías ese mismo día, esto es descrito por el discípulo.

    “Apareció un carro de fuego, y caballos de fuego...Y Elias subió al Cielo, en un Torbellino.”

    Aún más famoso, y, ciertamente, mejor descrito, fue el carro celeste visto por el profeta Ezequiel, que vivió entre los deportados judíos de las riberas del río Khabur, en el norte de Mesopotamia. Lo que Ezequiel cuenta que vio fue un ser de aspecto humano, envuelto en brillos y resplandor, sentado en un trono que descansaba sobre un firmamento de metal dentro del carro, el vehículo, que podía moverse en cualquier dirección con sus ruedas dentro de ruedas y elevarse del suelo verticalmente, fue descrito por el profeta como un torbellino fulgurante.

    En algunos estudios recientes sobre esta descripción bíblica, como el del Ing. Josef F. Blumrich, de la Administración Nacional Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA), se ha llegado a la conclusión de que el carro que vio Ezequiel era una especie de helicóptero, compuesto de una cabina sobre cuatro ejes, cada uno equipado con alas rotatorias, es decir el torbellino. Dicho diseño fue patentado por Blumrich y actualmente se vende en las jugueterías como un helicóptero de radio control, con cuatro aspas horizontales dentro de círculos, unidas por una cabina en el centro del vehículo.

    En la cultura sumeria, las figurillas de arcilla encontradas en lugares habitados por estos, y que se estima tienen 5000 años de antigüedad, bien podrían ser burdas representaciones de estos ángeles, en una de estas figurillas, se ve el rostro a través del casco, en otra el emisario lleva el clásico tocado cónico divino y un uniforme tachonado de objetos circulares cuya función se desconoce, los protectores oculares o gafas de las figurillas constituyen un detalle de lo más interesante, porque el oriente del cuarto milenio A.C. estaba literalmente inundado de figurillas abarquilladas que representaban, de forma estilizada, la parte superior de las deidades, exagerando su rasgo más prominente, un casco cónico con visores o gafas elípticas. Se encontraron montones de figurillas como éstas en Tell Brak, un lugar prehistórico situado a orillas del río Khabur, el río en cuyas riberas vio Ezequiel el carro de fuego milenios más tarde.

    Indudablemente, no es una mera casualidad que los hititas, conectados con Sumer y Acad a través de la zona del Khabur, adoptaran como señal escrita para designar a los Dioses el símbolo de los anteojos, tampoco resulta sorprendente que este símbolo o jeroglífico del ser divino, expresado en estilos artísticos, llegara a dominar no sólo el arte de Asia Menor, sino también el de los primitivos griegos durante los períodos minoico y micénico.

    5.- Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, 2 Reyes 2:1-11

    Los textos sumerios indican que los Dioses se ponían un atuendo especial no sólo para viajar por los cielos, sino también para ascender a los distantes cielos. Hablando de sus ocasionales visitas a Anu en su Morada Celestial, la misma Inanna explicaba que podía llevar a cabo tales viajes porque el mismo Enlil le abrochó el divino “Me” alrededor de su cuerpo. Un primitivo soberano sumerio, que fue invitado por los Dioses para ascender a los cielos, recibió el nombre de Enmeduranki, que literalmente, significa “soberano cuyo me conecta Cielo y Tierra”.

    Una inscripción de Nabucodonosor II, en la que se describe la reconstrucción de un pabellón especial para el carro celeste de Marduk, afirma que éste formaba parte de la casa fortificada de los siete “Me” de cielo y tierra. Por lo tanto los “Me” eran objetos de poder divinos, sin embargo, literalmente, el término proviene del concepto de “nadar en las aguas celestiales”. Inanna los describía como partes de la vestimenta celestial que ella se ponía para sus viajes en el barco del cielo.

    En la leyenda griega de Ícaro, éste intenta volar sujetando con cera unas alas a su cuerpo, las evidencias del oriente de la antigüedad muestran que, aunque quizás se representase a los Dioses con alas para indicar sus capacidades voladoras o, quizás a veces, con uniformes alados, se pretendió decir con ello que tenían capacidad para volar, no que eran aves. Alrededor de dos milenios antes, cuando el soberano sumerio Gudea conmemoraba la construcción del templo de su Dios Ninurta, escribió que se le apareció un hombre que brillaba como el cielo, por el tocado que llevaba en la cabeza, era un Dios. Cuando Ninurta y dos acompañantes divinos se le aparecieron a Gudea, estaban de pie junto al pájaro negro del viento divino de Ninurta, al final, resultó que el propósito principal para la construcción del templo fue el proporcionar una zona de seguridad, un recinto especial dentro de los terrenos del templo, para este pájaro divino.

    Gudea relató que, para la construcción de este recinto, se necesitaron enormes vigas y gigantescas piedras traídas de muy lejos, y la construcción del templo se dio por terminada sólo después de que el pájaro divino entrara en el recinto. Una vez allí, el pájaro divino pudo agarrarse al cielo y fue capaz de reunir cielo y tierra. El objeto era tan sagrado que estaba permanentemente protegido por dos armas divinas, llamadas el cazador supremo y el asesino supremo, armas que emitían rayos de luz que daban muerte a quien las desafiara. La similitud entre las descripciones bíblicas y sumerias, son obvias en cuanto a la descripción de una escalera, un pájaro de viento y un torbellino que podía elevarse hacia el cielo

    ANÁLISIS GENERAL

    En una primera aproximación, el conocimiento sería sólo el conjunto de las facultades sensoriales, pero ello haría que tal definición no fuera aplicable solamente al hombre, por ejemplo; Un perro doméstico reconoce, es decir conoce una y otra vez a su amo, principalmente por medio del olfato, un pájaro conoce en cuál rama de qué árbol está ubicado su nido, gracias a su agudo sentido de la vista, así mismo, un mosquito conoce dónde se halla la posible víctima de su picadura gracias a su desarrollado sentido de la percepción térmica, que le permite localizar en la oscuridad más absoluta a un animal de sangre caliente, tales formas del conocimiento no son sino expresiones primarias de la capacidad sensorial.

    Un hombre primitivo reúne una cantidad de conocimientos que le ayudan a subsistir en medio de una naturaleza inhóspita y aun hostil, pues los va relacionando entre sí por medio de la memoria, la asociación de ideas y en cierto grado la intuición, al punto de llegar a tener lo que podría ser llamado un conocimiento empírico, es decir adquirido por las experiencias sucesivas y su recuerdo, sumado a los que pudiera recibir de sus semejantes y particularmente de sus mayores a través del aprendizaje.

    El conocimiento alcanza en realidad a tener su verdadero valor filosófico cuando el hombre adquiere el estado de conciencia de poseerlo y se ubica dentro del mundo que lo rodea y de los fenómenos naturales que en ese ambiente existen. Cuando llega el momento en que el hombre tiene conciencia de tales fenómenos naturales, de su repetición, de la relación entre unos y otros y de que existen ciertas constantes que se reiteran, se halla en los umbrales del conocimiento sistematizado, o mejor dicho del conocimiento científico.

    A lo largo de la historia de la humanidad, el paso del conocimiento empírico al conocimiento científico ha sido paulatino y prolongado, ha recibido en oportunidades grandes impulsos con los consiguientes adelantos, debido a la inteligencia de algunos hombres que han marcado hitos decisivos en el desarrollo de la aprehensión intelectual, relacionando por vez primera lo que nadie había hecho. Cuando los sumerios escribían sobre tablitas de arcilla la posición de los planetas y de las estrellas, llegando incluso a predecir ciertos fenómenos celestes, ya había nacido una ciencia, se puede decir que los griegos, por su parte, son los descubridores de la ciencia natural, pues eran en realidad aquellos primitivos sabios helénicos, verdaderos filósofos de la naturaleza, como Tales de Mileto, Anaximandro, Aristóteles, Hipócrates, Pitágoras, pertenecieron a aquella categoría de hombres que dieron gran impulso al desarrollo del conocimiento científico. Platón y Aristóteles quizá sean los primeros que plantean el problema del método científico, para ellos el conocimiento basado en los conceptos surgidos de la observación de los hechos, reflejaban la realidad.

    Esta posición dogmática no es puesta en duda hasta el siglo XVI con Descartes, quien retorna el problema del método con el fin de llegar a evitar el error, aunque en realidad instaura la duda metódica. Debieron pasar varios siglos antes de que se comprendiera la necesidad de una de las bases del conocimiento científico tal como lo entendemos actualmente. El hombre actual, que no conozca la historia de las Ciencias, se puede sorprender al enterarse de que la relación entre las gotas de agua, luz y los colores del arco

    Iris responde a un sencillo fenómeno físico, y que tal descubrimiento sólo se logró no hace más de tres siglos. La ley de gravedad, la circulación de la sangre, la existencia de seres diminutos invisibles a simple vista, fueron comprendidos oficialmente por el hombre sólo después del siglo XVIII. En las últimas décadas, en cambio, el conocimiento de las distintas ramas científicas, cada vez más subdivididas en especialidades, está siendo vertiginoso y ya es imposible concebir un hombre, que supiese todo lo que en este momento la Humanidad sabe.

    Esto no puede separar el problema del conocimiento del otro problema, que es fundamental y es el de la verdad, puesto que este conocimiento es más importante, pues un conocimiento falso no es tener conocimiento, sino por el contrario significa vivir en la mentira y por lo tanto ignorancia de ese conocimiento.

    Desde los primero humanos, fabricamos herramientas, algunas especies como los primates mas avanzados, son capaces de manipular elementos de su entorno, como pueden ser pequeñas ramas de una árbol, y usarlas como improvisadas herramientas para alguna tarea, por ejemplo introducirla en un hormigero y esperar a que las hormigas suban a el para sacarlas y comerselas, esto es en si es algo impresionante, pero no han fabricado una herramienta sino que han usado algo como tal, lo que es una diferencia de grado.

    La humanidad sí fabrica cosas, es capaz de modificar y usar elementos diversos para crear algo que no existia de forma natural. Fue asi como nuestros antepasado pasaron de ser una presa a ser un cazador letal gracias a que aprendieron a fabricar, entre muchas otras cosas, armas como chucillos o lanzas. Solo eso fue suficiente para dar un vuelco dramatico a la situacion y llevar a una criatura fisicamente debil en comparacion a los depredadores mas dotados a la cima de la cadena alimenticia, desde ese dia las otras especies no pudieron hacer más que retroceder.

    La evolucion humana desde el puento de vista tecnologico, se divide en diversas eras dependiendo del material del que se disponia para contruir sus utiles, asi la edad de piedra, correspondio a la epoca donde esta era lo mas avanzado con lo que se podia contruir cosas, en algun momento del tercer mileno antes de nuestra era se descubrio el cobre y el estaño, y que la aleacion de ambos creaba el bronze, este permitía construir armas mas resistentes y duraderas, dando a sus propietarios una gran ventaja.

    Nacio asi la edad de bronze, con lo cual barrio las culturas mas atrasadas y llevo a las civilizaciones urbanas a un nivel mucho mas avanzado, en especial las del Oriente Proximo. Finalmente, alrededor del 1400 A.C.

    los Htitias empezaron a usar el hierro para su armamento, lo que les dio una enorme ventaja ante sus adversarios armados con espadas de bronze, que se rompian ante el impacto de este sorprendente nuevo elemento, pronto todos lo adoptaron para poder sobrevivir y restablecer el orden.

    Nacio la edad del hierro, y con el un pequeño misterio, ¿como lo descubrieron ? El Cobre tiene un punto de fusion lo bastante bajo como para que un fuego lo suficientemente intenso lo pueda fundir y revelar su existencia, pero el Hierro es diferente, pues solo lo hace a 1,635 grados centigrados, es dificil, por tanto, que se pudiera descubrir por casualidad. Solo una exploracion intencionada y metodos especiales de procesado podian revelarlo, por tanto, ya sabian lo que estaban buscando antes de descubrirlo ¿ de donde les vino entonces esa informacion y cual fue la guia e inspiracion que les llevo a el ? La respuesta es el cielo, en este caso literalmente por un mensaje divino. Podríamos incluso pensar que “del cielo “ se refería a que quizá el hierro provino de los

    Meteoritos, pero con eso no habría una cantidad suficiente de este, pues en plena edad de bronze ya existían objetos de hierro, y entre ellos tenemos una famosa daga de dicho manterial encontrada en la tumba de Tutankamon.

    Las palabras usadas por las diferentes culturas para definir el hierro no deja lugar a dudas de donde les llego, incluso antes que que lo descubrieran y aprendieran a extraerlo y procesarlo, los hititas y sumerios lo denominaban fuego del cielo, los egipcios rayo del cielo y los asirios metal del cielo, como se puede ver, todos apuntaban hacia arriba cuando se referian al lugar de procedencia. Dios le decía a Abraham, que salió de Ur de los Caldeos, que mirara a las estrellas, cada vez que hablaba de las futuras generaciones hebreas.

    De hecho, el Antiguo Testamento está repleto de información astronómica, José se comparaba a sí mismo y a sus hermanos con doce cuerpos celestes, y el patriarca Jacob bendijo a sus doce hijos relacionándolos con las doce constelaciones del zodiaco. En los Salmos y en el Libro de Job se refieren una y otra vez a fenómenos celestes, a las constelaciones del zodiaco y a otros grupos de estrellas como las Pléyades. Así pues, el conocimiento de los astros, la división científica de los cielos y otros datos astronómicos eran bien conocidos en el antiguo Oriente Próximo bastante antes de la época de la Grecia clásica.

    El alcance de la astronomía mesopotámica, en la que se basaron los primitivos astrónomos griegos, debe haber sido enorme, pues sólo con lo que los arqueólogos han encontrado, nos veríamos ante una avalancha de textos, inscripciones, impresiones de sellos, relieves, dibujos, listas de cuerpos celestes, presagios, calendarios, tablas horarias de amaneceres y puestas del Sol y los planetas, predicciones de eclipses, incluso precisaban de un conocimiento astronómico amplio y preciso, sin el cual no se hubieran podido distinguir entre las estrellas fijas y los planetas errantes, sabían que el Sol y la Luna ni eran estrellas fijas ni planetas ordinarios, estaban familiarizados con los cometas, los meteoritos y otros fenómenos celestes, y podían calcular las relaciones entre los movimientos del Sol, la Luna y la Tierra. Seguían los movimientos de los cuerpos celestes y los relacionaban con la órbita de la Tierra y con la rotación a través del sistema helíaco, que aún se utiliza hoy pues mide la salida, la puesta de las estrellas y los planetas en los cielos de la Tierra con relación al Sol.

    Muchos de estos textos eran, ciertamente, más astrológicos que astronómicos por naturaleza, los cielos y los movimientos de los cuerpos celestes parecían ser la principal preocupación de los poderosos reyes, de los sacerdotes de los templos y de la gente de la tierra en general, el objetivo de los observadores de estrellas parecía ser el de encontrar en los cielos la respuesta al curso de los asuntos en la tierra como eran la guerra, paz, abundancia, hambruna. El descubrimiento de las civilizaciones mesopotámicas, realizado con las excavaciones efectuadas en los últimos cien años, no deja lugar a dudas de que, tanto en el campo de la astronomía como en otros muchos campos, las raíces de nuestro conocimiento están profundamente arraigadas en Mesopotamia, hemos recurrido y continuamos el patrimonio de Sumer.

    Las efemérides divinas, eran de lo más precisas y no se basaban en las observaciones de los astrónomos sumerios que las prepararon, puesto que éstos las habían calculado a partir de unos esquemas aritméticos fijos, que habían sido entregados por los Dioses y que no debían trastocar, los astrónomos que utilizaban estos cálculos de los esquemas aritméticos, las realizaban con la ayuda de unos textos de

    Procedimiento, que acompañaban a las efemérides y que daban las normas, paso a paso, para el cálculo de las efemérides, según una estricta teoría matemática, pues era mortal ofender a un Dios. En realidad los astrónomos sumerios ignoraban las teorías y fundamentos sobre las que se basaban las efemérides y sus cálculos matemáticos, sin embargo deben haber existido, porque es imposible diseñar unos esquemas de cálculo tan complicados sin un plan sumamente elaborado.

    Los astrónomos mesopotámicos estaban familiarizados incluso con el fenómeno de la retrogradación, que es el aparente curso errático y serpentino de los planetas tal como se ven desde la Tierra, causado por el hecho de que la Tierra órbita al Sol con mayor rapidez o lentitud en relación con los otros planetas. La trascendencia de este conocimiento radica no sólo en el hecho de que la retrogradación es un fenómeno relacionado con las órbitas alrededor del Sol, sino también en el hecho de que se debió requerir de cientos de miles de años de observación para dominarla y trazarla.

    ¿Dónde se desarrollaron estas complicadas teorías, y quién hizo esas observaciones sin las cuales jamás se habrían podido desarrollar? Alguien, mucho antes, poseía un conocimiento astronómico y matemático muy superior al de las posteriores culturas de Babilonia, Asiría, Egipto, Grecia y Roma. Los sumerios consagraron una parte sustancial de sus esfuerzos astronómicos a mantener un calendario preciso.

    Al igual que el calendario judío actual, el suyo era un calendario solar y lunar en el que se vinculaba, o mejor dicho se intercalaba el año solar de poco más de 365 días con un mes lunar de poco menos de 30 días. Aunque el calendario era importante para los negocios y otras necesidades mundanas, se requería que fuera preciso, principalmente, para determinar el día y el momento exactos del año nuevo y de otras celebraciones y cultos a los Dioses, para medir y vincular los intrincados movimientos del Sol, la Tierra, la Luna y demás planetas, los sacerdotes astrónomos mesopotámicos se basaban en una compleja astronomía esférica.

    La Tierra ya se entendía como una esfera con un ecuador y unos polos, también los cielos se dividían con unas imaginarias líneas ecuatoriales y polares. El paso de los cuerpos celestes se relacionaba con la eclíptica, que es la proyección del plano de la órbita de la Tierra alrededor del Sol sobre la esfera celeste. Los equinoccios, es decir los puntos y los momentos en los cuales el Sol, en su movimiento anual aparente, cruza al norte y al sur del ecuador celeste y los solsticios que es el momento en que el Sol, durante su movimiento anual aparente a lo largo de la eclíptica, se encuentra en su mayor declinación norte o sur.

    Todos estos conceptos astronómicos son perfectamente correctos y se utilizan hasta el día de hoy. El principal calendario y modelo era el calendario de Nippur, sede y centro del Dios Enlil, el calendario que usamos en la actualidad tiene como modelo el calendario nippuriano, aunque es más inexacto, porque los sumerios consideraban que el Año Nuevo comenzaba en el momento exacto en que el Sol cruzaba el equinoccio de primavera, para el calendario de Nippur se seleccionaba determinado cuerpo celeste que, al oponerlo con el ocaso, permitía determinar el momento exacto de la llegada del año nuevo. Los sumerios, sin instrumental óptico, tenían, no obstante el sofisticado saber astronómico y matemático que requieren una geometría y una astronomía esféricas, tenían el término “Dub”, o “la gran circunferencia.” Para sus cálculos astronómicos y matemáticos, tenían el “Anur”, que era un horizonte celeste imaginario contra el cual podían calcular el orto y el ocaso de los cuerpos celestes.

    En perpendicular a este horizonte “Anur”, extendieron una línea vertical imaginaria llamad “Nubusarda”, y con su ayuda obtenían el zénit, al que llamaban Anpa. Trazaron las líneas a las que llamamos meridianos, las llamaban los yugos graduados y a las líneas de latitud les llamaban líneas medias del cielo. A la línea de latitud que marca el solsticio de verano, por ejemplo, la llamaban Anbil o punto ígneo de los cielos.

    Las obras maestras literarias acadias, hurritas, hititas y de otras culturas del antiguo oriente, por ser traducciones o versiones de originales sumerios, estaban repletas de palabras prestadas del sumerio, muchas de las cuales tenían relación con fenómenos y cuerpos celestes. Los eruditos babilonios y asirios que hacían listas de estrellas o calculaban los movimientos planetarios solían anotar los originales sumerios en las tablillas que estaban copiando o traduciendo. Los 25,000 textos dedicados a la astronomía que se dice que había en la biblioteca de Assurbanipal en Nínive llevaban con frecuencia el reconocimiento de sus orígenes sumerios.

    Los escribas de la principal serie astronómica, que los babilonios llamaban “el día del señor”, declaraban haberla copiado de una tablilla sumeria escrita en la época de Sargón de Acad, en el tercer milenio A.C. Una tablilla fechada en la tercera dinastía de Ur, también en el tercer milenio A.C, describe y hace una relación tan clara de los cuerpos celestes, que los expertos modernos tienen pocas dificultades en reconocer el texto como una clasificación de constelaciones, entre las que están la Osa mayor, el Dragón, Lira, Cisne y Cefeo, y el Triángulo, en los cielos septentrionales, Orion, Perro mayor, Hidra, el Cuervo y el Centauro en los cielos meridionales y las familiares constelaciones zodiacales en la banda celeste central. En la antigua Mesopotamia, los secretos del conocimiento celeste se guardaban, se estudiaban y transmitían a través de una casta de sacerdotes astrónomos.

    Los sumerios fueron también los primeros en dividir los cielos en tres bandas o caminos, el camino septentrional, al que se le puso el nombre de Enlil, el meridional, al que se le puso el nombre de Ea y la banda central, que fue el camino de Anu, además de asignarles diversas constelaciones. La banda central de hoy en día, la banda de las doce constelaciones del zodiaco, se corresponde exactamente con el camino de Anu, en el cual los súmenos agruparon las estrellas en doce casas. En la antigüedad, al igual que hoy, el fenómeno estaba relacionado con el concepto del zodiaco.

    El gran círculo de la tierra alrededor del sol se dividió en doce partes iguales, de treinta grados cada una. Las estrellas que se veían en cada uno de estos segmentos o casas se agruparon en una constelación, cada una de las cuales recibió un nombre en función de la forma que las estrellas del grupo parecían crear. Debido a que las constelaciones y sus subdivisiones, e, incluso, las estrellas individuales dentro de las constelaciones, llegaron a la civilización occidental con nombres y representaciones completamente prestados de la mitología griega, el mundo occidental creyó durante casi dos milenios que habían sido los griegos los que habían conseguido este logro.

    Pero, en la actualidad, vemos claramente que los primitivos astrónomos griegos adaptaron a su lengua y a su mitología una astronomía ya construida por los sumerios. De esta forma obtuvieron sus conocimientos Hiparco, Eudoxo y otros. Incluso Tales, el astrónomo griego de importancia más antiguo, del cual se dice que predijo el eclipse total

    De sol del 28 de Mayo de 585 A.C. que detuvo la guerra entre lidios y medas, admitió que las fuentes de su conocimiento eran de origen mesopotámico pre-semita, es decir, sumerio. La palabra zodiaco proviene del griego zodiakos kyklos o círculo animal, debido a que el diseño de los grupos de estrellas se asemejaba por su forma a un león, unos peces, etc.

    Pero esos nombres y formas imaginarias se originaron realmente, en Sumer, donde a las doce constelaciones del zodiaco se les llamó Ulue o rebaño brillante. Hasta la aparición del telescopio, los astrónomos europeos aceptaban sólo las 19 constelaciones reconocidas por Ptolomeo en el hemisferio norte. Hacia 1925, cuando se acordó la clasificación actual, se habían reconocido 28 constelaciones en lo que los sumerios llamaban el Camino de Enlil. No debería de sorprendernos que a diferencia de Ptolomeo, los primitivos sumerios reconocían, identificaban, nombraban y listaban todas las constelaciones del hemisferio norte. Observando los cielos meridionales desde Ur o Babilonia, los astrónomos mesopotámicos sólo podían ver poco más de la mitad de los cielos del hemisferio sur, el resto se encontraba por debajo del horizonte.

    Sin embargo, aunque correctamente identificadas, algunas de las constelaciones del camino de Ea estaban por debajo del horizonte, si como suponían los mesopotámicos que la tierra era una masa de tierra firme sobre la caótica oscuridad de un mundo inferior, es decir un disco plano sobre el cual se arqueaban los cielos en semicírculo, entonces no debería de haber absolutamente ningún cielo en el sur, por tanto la idea de que los mesopotámicos creían en una tierra plana, no es posible ya que sus conocimientos astronómicos eran tan buenos o quizá mejores que los nuestros, no porque tuvieran mejores instrumentos de los que tenemos nosotros, sino porque sus fuentes de información provenían de sus Dioses.

    Existe un fenómeno astronómico llamado precesión, que viene provocado por el bamboleo del eje norte sur de la Tierra, y que lleva a que el polo norte o el que apunta a la estrella polar y el polo sur tracen un gran círculo en los cielos. El aparente retardo de la Tierra contra las constelaciones de estrellas suma alrededor de 55 segundos de arco por año, o un grado cada 72 años, el tiempo que le lleva al Polo Norte terrestre volver a apuntar a la estrella polar, emplea, por tanto 25,920 años, y esto es lo que los astrónomos llaman el gran año o el año platónico, pues según parece, Platón también sabía de este fenómeno.

    El orto y el ocaso de diversas estrellas se tenían por importante en la antigüedad, y el cálculo preciso del equinoccio de primavera, que daba entrada al año nuevo, se relacionaba con la casa zodiacal en la cual tenía lugar. Debido a la precesión, el equinoccio de primavera y los demás fenómenos celestes, al retardarse de año en año, terminaban por retrasarse todo un signo zodiacal cada 2.160 años. Nuestros astrónomos continúan empleando el “punto cero o primer punto de Aries”, que marcó el equinoccio de primavera alrededor del año 900 A.C, pero este punto se encuentra ahora bien entrado en la casa de Piscis.

    En los alrededores del 2100 D.C, el equinoccio de primavera comenzará a ocupar la casa precedente, la de Acuario, esto es lo que están queriendo decir los que afirman que estamos a punto de entrar en la Era de Acuario. Debido a que el cambio de una casa zodiacal a otra lleva más de dos milenios, ¿cómo y dónde pudo enterarse Hiparco del tema de la precesión en el siglo II A.C? Ahora sabemos que su fuente fue sumeria, pues el calendario nippuriano, establecido alrededor del 4400 A.C, en

    La Era de Tauro, refleja el conocimiento de la precesión y el cambio de casas zodiacales, que tuvo lugar 2,160 años antes de éste. Los sumerios dejaron abundantes evidencias gráficas a tal efecto, pues cuando el equinoccio de primavera estaba en el signo de Tauro, el solsticio de verano tenía lugar en Leo, el combate entre un toro y un león que aparece en las representaciones sumerias de las épocas más primitivas, sugiere que estos motivos reflejaban las posiciones claves de las constelaciones de Tauro (Toro) y Leo (León) para un observador en los 30 grados norte, es decir la posición de Ur alrededor del 4000 A.C. La mayoría de los expertos consideran que la insistencia de los sumerios en Tauro como su primera constelación no sólo es una evidencia de la antigüedad del zodiaco fechado en los alrededores del 4000 A.C.

    Sino también una prueba del momento en que la civilización sumeria tuvo sus repentinos comienzos. Una tablilla sumeria que hay en el Museo de Berlín (VAT.7847) comienza la lista de constelaciones zodiacales con la de Leo, con lo que nos remonta a los alrededores del 11.000 A.C, cuando el hombre recién comenzaba a labrar la tierra, lo cual es una sofisticación astronómica fantástica imposible para esa época.

    Del mismo modo que es evidente que los astrónomos sumerios poseían un conocimiento que, muy difícilmente podían haber adquirido por sí mismos, también las evidencias demuestran que la mayor parte de su conocimiento no eran de uso práctico para ellos, esto no sólo tiene que ver con los sofisticadísimos métodos astronómicos que se utilizaban pues ¿quién demonios en la antigua Sumer necesitaba realmente establecer un ecuador celeste?, ¿ para que eran necesarios textos elaborados que tratan de la medida de distancias entre las estrellas, si nadie podía viajar por el espacio?.

    Uno de estos textos, conocido como AO.6478, hace una lista de 26 estrellas visibles importantes a lo largo de una línea que, en la actualidad, llamamos el Trópico de Cáncer, y da las distancias entre ellas, medidas de tres formas diferentes. El texto nos da primero las distancias entre estas estrellas en una unidad llamada “mana shukultu”, que se cree que éste era un ingenioso dispositivo que establecía una relación entre el peso del agua que escapaba por paso de tiempo, lo cual es un diferencial de tiempo, que demuestra el conocimiento matemático de cálculo infinitesimal, (es decir de de las derivadas e integrales), esto hacía posible la determinación de distancias entre dos estrellas en términos de tiempo.

    Hoy en día estamos acostumbrados a la facilidad de los números indios mal llamados números árabes. Sin embargo, este tipo de números, tan útiles y versátiles, nos acompañan desde hace relativamente escaso tiempo. No obstante, los números existen desde hace casi 10 mil años utilizados por vez primera en sumeria. He aquí una colección de distintos tipos de números y su utilización.

    Primero debemos considerar algo extremadamente importante ¿por qué utilizamos un sistema decimal para contar? Ciertamente los números en base 10 no tienen la funcionalidad del sistema binario que utilizan los chips, o la versatilidad del sistema hexadecimal. Sin embargo, y a pesar todos los avances tecnológicos, este sistema continúa aferrado y no presenta signos de querer irse. La cuestión es simple, en el pasado remoto, cuando los números no eran entes abstractos, sino que representaban objetos, como por ejemplo personas o animales, las manos eran los ábacos y calculadoras de la humanidad. Por lo que, al poseer diez dedos, el sistema decimal se impuso como sistema de facto y es así que se remonta miles de años en el pasado. Curiosamente

    Este sistema lo heredamos de los griegos, quienes a su vez lo heredaron de los egipcios. Anteriormente a estos, los sumerios, cuya matemática era mucho más avanzada y ajena a las supersticiones de la egipcia, desarrollaron un curioso sistema sexagesimal el cual sería el primer sistema numeral cohesivo de la humanidad. Como mencionamos anteriormente en el pasado los números no eran un concepto abstracto sino que representaban cosas.

    En sumeria, en un principio, existían infinidades de notaciones para un mismo número dependiendo de la cosa que se esté contando. Por ejemplo una moneda de oro era representada por un símbolo en particular, mientras que una pieza de ganado era representada con otro símbolo especifico. Tampoco existían los números sucesores al uno, por ejemplo, el “dos” era representado utilizando dos símbolos “uno” a la par. Con el pasar de los años, el comercio y el crecimiento de la población, hizo que evolucionara la manera de contar y los números gradualmente comenzaron a representar cantidades y no objetos individuales.

    De todas maneras fue gracias al desarrollo de un sistema sexagesimal de numeración, el que se lograra contar cantidades en miles, algo imposible de hacer contando de a uno en uno. Curiosamente los sumerios no tenían un sistema numeral unificado, sino que utilizaban distintos tipos para distintas tareas. Por ejemplo, para medir las raciones, un sistema bisexagecimal que permitía conteos discretos de 7200 unidades era utilizado. Esto trajo, y todavía trae, serios problemas de entendimiento a los antropólogos que tratan de estudiar sus escritos.

    Mediante la combinación de números sexagesimales y la aritmética, permitía representar cantidades increíblemente grandes para la época. Seguro muchos pensarán que el sistema sexagesimal sumerio ha muerto junto a su civilización, sin embargo, aun quedan remanentes ampliamente utilizados en el mundo moderno, por ejemplo la manera en la que medimos los grados y por ende el tiempo fueron heredadas de éstos. Si se fijan en un reloj las horas se incrementan en un punto cada 60 minutos; y los minutos se incrementan en un punto cada 60 segundos. Tal cual como se incrementaban las cantidades sexagesimales sumerias. Sus números eran conos y círculos ya que el cono y el círculo son las formas más fáciles de representar por presión en una tableta de arcilla como las que los sumerios utilizaban para llevar sus registros.”

    Disponer de métodos de medida de distancias entre estrellas indica la gran importancia que se le daba al tema. Sin embargo, ¿quién entre los hombres y las mujeres de Sumer necesitaba realmente todo este conocimiento? Y ¿quién de ellos pudo diseñar estos métodos y utilizarlos de forma tan precisa, cuando no se había descubierto ni siquiera el álgebra y el telescopio? La única respuesta posible es que los Dioses disponían de ese conocimiento y precisaban de tan exactas medidas, para alguna función.

    6.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Pág. 43.

    Los sumerios cuentan que sus Dioses eran capaces de subir al cielo y habían llegado de las estrellas a la Tierra, los Dioses eran los únicos que podían poseer y de hecho, poseían, en los albores de la civilización humana, los sofisticados métodos, las matemáticas y los conceptos de una astronomía avanzada, así como la necesidad de enseñar a los escribas humanos a copiar y registrar meticulosamente tablas y más tablas de distancias en los cielos, órdenes de estrellas y grupos de estrellas, ortos y ocasos helíacos, un complejo calendario solar lunar terrestre y el resto de conocimientos notables tanto del cielo como de la tierra. Ante este panorama, los astrónomos mesopotámicos, dirigidos por los Dioses, sabían de la existencia de planetas más allá Saturno, conocían la existencia de Urano, Neptuno y Plutón, La información astronómica de los tiempos antiguos se conservaba en centenares de textos detallados, de listas de cuerpos celestes, pulcramente dispuestas según el orden celeste, o según los Dioses.

    Es incorrecta la suposición de que los sumerios y sus sucesores no sabían que el sistema solar era heliocéntrico, que la Tierra no era más que otro planeta y que no había más planetas más allá de Saturno. Los sumerios se referían a todos los cuerpos celestes planetas, estrellas y constelaciones como Mul o lo que brilla en las alturas. El término acadio Kakkab fue aplicado también por babilonios y asirios para designar a cualquier cuerpo celeste, en su mayor parte los planetas de los que se hablaba en el entramado de los textos astronómicos sumerios llamaban Mulmul. El término Mulmul se refería al sistema solar, utilizando la repetición Mulmul, para indicar al grupo como una totalidad, como el cuerpo celeste que comprende todos los cuerpos celestes, junto con el camino de Anu y sus doce constelaciones zodiacales, algunos textos se referían también al camino del Sol, que estaba compuesto también por doce cuerpos celestes, el Sol, la Luna, y diez más.

    “La línea 20 de la llamada tablilla Te dice; Naphar shere mesh ha la sha kakkab lu sha Sin u Shamash ina libbi ittiqu, que significa, todo en todo, 12 miembros adonde la Luna y el Sol pertenecen, donde orbitan los planetas.”

    Esto nos da a comprender la importancia del número doce en el mundo antiguo. El gran círculo de Dioses sumerios y por tanto, de los Dioses olímpicos, estaba compuesto exactamente por doce miembros, los Dioses más jóvenes sólo podían entrar en este círculo si se retiraban los dioses más viejos. Del mismo modo, cualquier puesto libre se tenía que ocupar para mantener el número divino de doce.

    El principal círculo celeste, el camino del Sol con sus doce miembros, establecía el modelo según el cual cualquier otra franja celeste se dividía en doce segmentos o se le asignaban doce cuerpos celestes de importancia. Por consiguiente, el año tenía doce meses y el día tenía doce horas dobles. A cada división de Sumer se le asignaban doce cuerpos celestes como medida de buena suerte. El gran templo, el Esagila, tenía doce puertas. Marduk se revestía de los poderes de todos los Dioses celestes al recitarse doce veces la declaración “Mi Señor, es Él mi Señor”. Después, se invocaba la misericordia del Dios y su esposa, doce veces por cada uno.

    7.- Zecharia, Sitchin, Al principio de los tiempos, obelisco, 1990.Pág.38.

    El total de 24 se emparejaba entonces con las doce constelaciones del zodiaco y los doce miembros del sistema solar. Aunque nuestra base de cálculo natural es el número diez, el número doce se impregnó en todos los temas celestes y divinos mucho antes de que los sumerios desaparecieran. Hubo doce Titanes griegos, doce Tribus de Israel, doce partes en el mágico pectoral del Sumo Sacerdote de Israel.

    El poder de este doce celeste se transmitió a los doce Apóstoles de Jesús. Surgió, este poderoso y decisivo número doce, de mirar al cielo, pues al enseñarle a la humanidad la verdadera naturaleza de la tierra y los cielos, los Dioses no sólo informaron a los antiguos sacerdotes astrónomos de la existencia de los planetas más allá de Saturno, sino también de la existencia del planeta más importante, aquel del cual vinieron.

    Un sello acadio del tercer milenio A.C, ahora en el museo de Berlín Este (catalogado VA/ 243), se aparta de la forma habitual de representar los cuerpos celestes. No los muestra individualmente, sino como un grupo de once globos que circundan a una estrella grande y con rayos.

    Evidentemente, es una representación del sistema solar, tal como lo conocían los súmenos, un sistema consistente en doce cuerpos celestes. Normalmente, nosotros representamos el sistema solar de forma esquemática, como una línea de planetas que se aleja del Sol a distancias crecientes. Pero si representáramos los planetas, no en una línea, sino uno después de otro en un círculo, el resultado se parecería al del sello. La antigua representación nos muestra un planeta desconocido para nosotros, considerablemente más grande que la Tierra, aunque más pequeño que Júpiter y Saturno.

    Tratando a la Luna como a un cuerpo celeste más, esta representación sumeria da cuenta plena de todos los planetas que conocemos, los sitúa en el orden correcto (con la excepción de Plutón), y los muestra por tamaño. Sin embargo, esta representación de 4500 años de edad insiste también en que había o ha habido otro planeta importante entre Marte y Júpiter.

    Si esto se hubiera descubierto y estudiado hace dos siglos, los astrónomos habrían pensado que los sumerios estaban totalmente desinformados, al imaginar, que había más planetas después de Saturno.

    Ahora, no obstante, sabemos que Urano, Neptuno y Plutón están ahí. Los sumerios no imaginaron las otras discrepancias, estaban correctamente informados por los Dioses de que la Luna era un miembro del sistema solar, Plutón estaba situado cerca de Saturno y había un doceavo planeta entre Marte y Júpiter.

    La teoría largo tiempo sustentada de que la luna no era más que una pelota de golf helada no se descartó hasta después de la conclusión de varias misiones Apolo a la luna, hasta aquel momento, las mejores conjeturas consistían en que la luna era un trozo de materia que se había separado de la tierra cuando ésta era aún de material fundido y maleable. Si no hubiera sido por el impacto de millones de meteoritos, que dejaron cráteres en la superficie de la Luna, ésta habría sido un trozo de materia sin rostro, sin vida y sin historia que se solidificó y sigue a la Tierra desde siempre. Sin embargo, las observaciones hechas por satélites no tripulados han comenzado a poner en duda estas creencias tanto tiempos manejadas.

    8.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Pág. 57.

    Al final, se llegó a la conclusión de que la composición química y mineral de la Luna era suficientemente diferente de la de la Tierra como para poner en duda la teoría de la separación. Los experimentos realizados en la Luna por los astronautas norteamericanos, y el estudio y análisis del suelo y de las muestras de rocas que trajeron, han determinado, más allá de toda duda, que la Luna, aunque en la actualidad estéril, fue alguna vez un planeta vivo. Al igual que la Tierra, tiene diferentes capas, lo que significa que se solidificó desde su propio estadio original de materia fundida.

    Al igual, que la Tierra, generaba calor, pero mientras que el calor de la Tierra proviene de sus materiales radiactivos, cocidos en el interior de la Tierra bajo una tremenda presión, el calor de la Luna proviene, según parece, de capas de materiales radiactivos que se encuentran muy cerca de la superficie. Sin embargo, estos materiales son demasiado pesados para haber ascendido hasta ahí. El campo gravitatorio lunar parece ser errático, como si inmensos trozos de materias pesadas, como el hierro no se hubieran hundido de modo uniforme hasta su centro, sino que estuvieran dispersos. Existen evidencias que indicarían que las antiguas rocas de la Luna estuvieron magnetizadas. También existen evidencias de que los campos magnéticos se cambiaron o invirtieron.

    Reuniendo todos estos descubrimientos, los científicos afirman ahora que la Luna y la Tierra, formadas más o menos con los mismos elementos y más o menos por el mismo tiempo, evolucionaron como cuerpos celestes separados.

    En opinión de los científicos de la NASA, la Luna evolucionó normalmente durante sus primeros 500 millones de años. Luego, hace 4.000 millones de años, cuando cuerpos celestes del tamaño de grandes ciudades y pequeños países se estrellaron en la Luna y formaron sus inmensas cuencas y sus altísimas montañas. Las ingentes cantidades de materiales radiactivos dejados por las colisiones comenzaron a calentar la roca por debajo de la superficie, fundiendo enormes cantidades de ésta y forzando mares de lava a través de las grietas de la superficie.

    El Apolo 15 encontró un deslizamiento de rocas en el cráter Tsiolovsky seis veces más grande que cualquier deslizamiento de rocas en la Tierra. El Apolo 16 descubrió que la colisión que creó el Mar de Néctar depositó escombros hasta a 1.600 kilómetros de distancia. El Apolo 17 alunizó cerca de un acantilado ocho veces más alto que cualquiera de la Tierra, lo que significa que se formó por un terremoto ocho veces más violento que cualquier otro terremoto en la historia de la Tierra. Así pues, los sumerios tenían razón al representar a la Luna como un cuerpo celeste por derecho propio.

    Al planeta Plutón se le ha denominado el enigma, porque mientras que las órbitas de los demás planetas alrededor del Sol se desvían sólo un poco del círculo perfecto, la desviación o excentricidad de Plutón es tal que tiene la órbita más extensa y elíptica del sistema solar. Mientras que los demás planetas orbitan al Sol más o menos dentro del mismo plano, la órbita de Plutón tiene una inclinación nada menos que de 17 grados.

    Debido a estos dos rasgos atípicos de su órbita, Plutón es el único planeta que corta la órbita de otro planeta, Neptuno. En tamaño, Plutón se encuentra en realidad dentro de la clase satélite. Su diámetro, 5.800 kilómetros, no es mucho mayor que el de Tritón, un satélite de Neptuno, o Titán, uno de los diez satélites de Saturno. Debido a sus inhabitúales características, se ha llegado a sugerir que este podría haber comenzado su vida celeste como un satélite que, de algún modo, escapó a su dueño y tomó por sí mismo una órbita alrededor del Sol y esto, es realmente lo que sucedió, según los textos sumerios. Por asombroso que parezca,

    Nuestros astrónomos han estado buscando evidencias que indiquen que, ciertamente, existió una vez un planeta entre Marte y Júpiter. A finales del siglo XVIII, antes incluso del descubrimiento de Neptuno, varios astrónomos demostraron que los planetas estaban situados a determinadas distancias del Sol, según una ley definida. Este planteamiento, que llegó a ser conocido como Ley de Bode, convenció a los astrónomos de que debió de haber un planeta dando vueltas en un lugar donde, hasta entonces, no se sabía que hubiera existido un planeta es decir, entre las órbitas de Marte y Júpiter. Animados por estos cálculos matemáticos, los astrónomos se pusieron a explorar los cielos en la zona en la que debería de estar el planeta perdido.

    En el siglo XIX, el astrónomo italiano Giuseppe Piazzi descubrió, exactamente en la distancia indicada, un planeta muy pequeño, al que llamó Ceres. Hacia 1804, el número de asteroides pequeños encontrados allí ascendía a cuatro, hasta la fecha, se han contado cerca de 3,000 asteroides en órbita alrededor del Sol, en lo que ahora llamamos el cinturón de asteroides. Aunque los astrónomos están seguros de la existencia de tal planeta, no son capaces de explicar su desaparición. Las respuestas a estos misterios se nos han transmitido desde la antigüedad, pues cuando se descifraron los textos encontrados en Mesopotamia, se tomó conciencia inesperadamente de que allí, en Mesopotamia, había textos que no sólo eran equiparables a algunas secciones de las Sagradas Escrituras, sino que también las precedían, entre los textos descubiertos por Henry Layard en las ruinas de la biblioteca de Assurbanipal en Nínive, había uno que hacía un relato de la Creación no muy diferente del Libro del Génesis.

    Conocido ahora como La Epopeya de la Creación, este texto mesopotámico es una verdadera cosmogonía, pues trata de los eventos previos y nos lleva hasta el comienzo de los tiempos, al tomarse literalmente este relato épico, ni más ni menos que como la declaración de hechos cosmológicos tal como los conocían los sumerios, o mejor dicho tal como se los habían transmitido los Dioses. Nos encontraremos con que La Epopeya de la Creación explica a la perfección los eventos que, probablemente, tuvieron lugar en nuestro sistema solar.

    ”Cuando, en las alturas, el Cielo no había recibido nombre, y abajo, el suelo firme no había sido llamado, nada, salvo el primordial Apsu, su Engendrador, Mummu y Tiamat la que les dio a luz a todos, sus aguas se entremezclaron. Ninguna caña se había formado aún, ni tierra pantanosa había aparecido. Ninguno de los dioses había sido traído al ser aún, nadie llevaba un nombre, sus destinos eran inciertos, fue entonces cuando se formaron los dioses en medio de ellos. En la inmensidad del espacio, los dioses los planetas estaban aún por aparecer, por ser nombrados, por tener sus destinos sus órbitas fijados. Sólo existían tres cuerpos, el primordial Apsu el que existe desde el principio, Mummu el que nació y Tiamat la doncella de la vida.

    Las aguas de Apsu y Tiamat se mezclaron, no las aguas en las que crecen las cañas, sino las aguas primordiales, Apsu, por tanto, es el Sol, el que existe desde el principio. El más cercano a él es Mummu, que era el ayudante de confianza y emisario de Apsu (una buena descripción de Mercurio, el pequeño planeta que gira con rapidez alrededor de su gigante señor. De hecho, ésta era la idea que los antiguos griegos y romanos tenían del dios planeta Mercurio el rápido mensajero de los dioses), Bastante más lejos estaba Tiamat. Ella era el monstruo

    Que Marduk despedazaría más tarde, Pero en los tiempos primordiales fue la verdadera virgen madre de la primera trinidad divina. El espacio entre ella y Apsu no estaba vacío, estaba henchido con los elementos primordiales de Apsu y Tiamat. Estas aguas se entremezclaron, y se formaron dos dioses celestes en el espacio entre Apsu y Tiamat. Sus aguas se entremezclaron. Los dioses se formaron en medio de ellos, el dios Lahmu y el dios Lahamu nacieron, por su nombre se les llamó. Lahmu y Lahamu (Marte y Venus) nacieron pero, incluso antes de que hubieran crecido en edad y en estatura hasta el tamaño señalado, el dios Anshar y el dios Kishar fueron formados, sobrepasándoles en tamaño.

    Cuando se alargaron los días y se multiplicaron los años, el dios Anu se convirtió el hijo de sus antepasados en un rival. Entonces, el primogénito de Anshar, Anu, como su igual y a su imagen engendró a Nudimmud. Después, pasó algún tiempo se multiplicaron los años, y nació un tercer par de planetas. Primero llegó Anu, más pequeño que Anshar y Kishar, pero mayor que los primeros planetas de sus antepasados un rival en tamaño. Después, Anu engendró, a su vez, a un planeta gemelo, su igual y a su imagen. Los hermanos divinos se agruparon, perturbaban a Tiamat con sus avances y retiradas. Alteraban el vientre de Tiamat, con sus cabriolas en las moradas del cielo.

    Apsu no podía rebajar el clamor de ellos, Tiamat había enmudecido con sus maneras. Sus actos eran detestables. Molestas eran sus maneras. Los nuevos planetas avanzaban y se retiraban, se acercaban demasiado entre ellos interferían con la órbita de Tiamat, se acercaban demasiado a su vientre, sus maneras eran molestas. Aunque era Tiamat la que estaba en mayor peligro, Apsu también encontró detestables las maneras de los planetas, y anunció su intención de destruir, destrozar sus maneras. Se reunió con Mummu y consultó con él en secreto. Pero los dioses oyeron por casualidad todo lo que habían tramado entre ellos, y el complot para destruirles les hizo enmudecer. El único que no perdió su ingenio fue Ea. Pensó en una estratagema para verter el sueño en Apsu. A los otros dioses celestes les gustó el plan, y Ea dibujo un mapa preciso del universo, lanzando un hechizo divino sobre las aguas primordiales del sistema solar. Verter el sueño un efecto calmante en Apsu (el Sol).

    Incluso, Mummu, el Consejero, fue incapaz de moverse. Ea se movió con rapidez para quitarle a Apsu su papel creador. Apagando, según parece, las ingentes emisiones de materia primordial del Sol, Ea/Neptuno le arrancó la tiara a Apsu y le quitó el manto de su halo. Apsu fue vencido. Mummu ya no pudo deambular. Fue atado y abandonado, un planeta sin vida al lado de su señor. A partir de entonces, este epíteto se le aplicó a la Morada de Ea. Cualquier planeta adicional podría venir solamente a través del nuevo Apsu desde lo Profundo desde los lejanos reinos del espacio que vislumbraba el más lejano de los planetas. En la Cámara de los Hados, el lugar de los Destinos, un dios fue engendrado, el más capaz y sabio de los dioses, en el corazón de lo Profundo fue Marduk creado.

    Un nuevo Dios celeste, un nuevo planeta se une ahora al reparto. Se formó en lo Profundo, lejos, en el espacio, en una zona donde se le había conferido movimiento orbital, un destino de planeta. Fue atraído hasta el sistema solar por el planeta más lejano. El que lo engendró fue Ea (Neptuno). El nuevo planeta era digno de contemplar. Su silueta era encantadora, brillante el gesto de sus ojos nobles eran sus andares, dominantes como los de antaño. Grandemente se le exaltó por encima de los dioses, rebasándolo todo. Era el más noble de los dioses, el más alto, sus miembros eran enormes, era excesivamente alto. Surgiendo desde el

    Espacio exterior, Marduk era aún un planeta recién nacido, que escupía fuego y emitía radiaciones. Cuando movía los labios, estallaba el fuego. A medida que Marduk se acercaba a los demás planetas, éstos lanzaban sobre él sus impresionantes relámpagos, y él brillaba con fuerza, vestido con el halo de diez dioses. Ea, a medida que a Marduk se acerca, la atracción de éste sobre el recién llegado crece en intensidad. Neptuno tuerce el sendero de Marduk, haciéndolo bueno para sus objetivos, diluyó las vitales de aquellos, pellizcó sus ojos. La misma Tiamat iba de un lado a otro muy turbada, su órbita, evidentemente, se alteró. No tardó en despojar de trozos a Tiamat.

    De mitad de ella emergieron once monstruos, un tropel rugiente y furioso de satélites que se separaron de su cuerpo y marcharon junto a Tiamat. Preparándose para afrontar el embate de Marduk, Tiamat los coronó con halos, dándoles el aspecto de dioses (planetas). KINGU, el primogénito entre los dioses que formaron la asamblea de Tiamat. Ella elevó a Kingu, en medio de ellos lo hizo grande. El alto mando en la batalla confió a su mano. Sujeto a las conflictivas fuerzas gravitatorias, este gran satélite de Tiamat comenzó a moverse hacia Marduk.

    El que se le concediera a Kingu una Tablilla de Destinos un sendero planetario propio es lo que más disgustó a los planetas exteriores. ¿Quién le había concedido a Tiamat el derecho de dar a luz nuevos planetas?, preguntó Ea. El le llevó el problema a Anshar, el gigante Saturno. Todo lo que Tiamat había conspirado, a él se lo repitió, ella ha creado una Asamblea y ha montado en cólera les ha dado armas incomparables, ha dado a luz monstruos dioses, además once de esta clase ha dado a luz, de entre los dioses que formaban su asamblea, ella ha elevado a Kingu, su primogénito, le ha hecho jefe, le ha dado una tablilla de destinos, se la ha sujetado al pecho. Volviéndose a Ea, Anshar le preguntó si podría ir a matar a Kingu, pero parece ser que Ea no satisfizo a Anshar, dirigiéndose a Anu (Urano) para averiguar si él aceptaría ir y enfrentarse a Tiamat. Pero Anu fue incapaz de enfrentarla y se volvió.

    En los agitados cielos, crece la confrontación; un dios después de otro se apartan a un lado. ¿Acaso nadie va a darle batalla a la furiosa Tiamat? Marduk, después de pasar Neptuno y Urano, se acerca ahora a Anshar (Saturno) y sus amplios anillos. Esto le da a Anshar una idea: «Aquel que es potente será nuestro Vengador; aquel que es agudo en la batalla, Marduk, el héroe.

    Al ponerse al alcance de los anillos de Saturno él besó los labios de Anshar, Marduk responde, Si yo, realmente, como vuestro Vengador, he de vencer a Tiamat, he de salvar vuestras vidas, convoca una Asamblea para proclamar mi Destino supremo.

    La condición era atrevida pero simple, Marduk y su destino su órbita alrededor del Sol debían tener la supremacía entre todos los dioses celestes. Fue entonces cuando Gaga, el satélite de Anshar/ Saturno y futuro Plutón, se desvió de su curso, Anshar abrió la boca, a Gaga, su Consejero, una palabra dirigió. Ponte en camino, Gaga, toma tu puesto ante los dioses, y lo que yo te cuente repíteselo a ellos. Acercándose a los otros dioses/planetas, Gaga les instó a fijar su veredicto para Marduk. La decisión fue la que se preveía, lo único que ansiaban los dioses era que alguien diera la cara por ellos. Marduk es rey, gritaban, y le instaron a que no perdiera más tiempo. Ve y acaba con la vida de Tiamat. Los dioses habían decretado el destino de Marduk, la combinación de fuerzas gravitatorias había determinado que el sendero orbital de Marduk no tuviera más que una salida: hacia la batalla, una colisión con Tiamat.

    Como corresponde a un guerrero, Marduk se preparó con diversas armas. Llenó su cuerpo con una llama ardiente, construyó un arco, al que sujetó una flecha, frente a sí puso al rayo y después hizo una red con la que envolver a Tiamat. Pero las principales armas de Marduk eran sus satélites, los cuatro vientos con los que Urano le proveyó cuando Marduk pasó junto a él: Viento Sur, Viento Norte, Viento Este, Viento Oeste. Al pasar junto a los gigantes, Saturno y Júpiter, y sujeto a sus tremendas fuerzas gravitatorias, Marduk sacó tres satélites más Viento del Mal, Torbellino y Viento Incomparable. Utilizando sus satélites como una cuadriga tormenta, lanzó los vientos que había hecho nacer, los siete.

    Los adversarios estaban dispuestos para la batalla. El Señor salió, siguió su curso, Hacia la furiosa Tiamat dirigió su rostro, El Señor se acercó para explorar el lado interno de Tiamat, los planes de Kingu, su consorte, apreciar. Pero a medida que los planetas se iban acercando entre sí, el curso de Marduk se hizo errático. Mientras observaba, su curso se vio afectado, su dirección se distrajo, sus actos eran confusos. Incluso los satélites de Marduk comenzaron a virar fuera de curso, Cuando los dioses, sus ayudantes, que marchaban a su lado, vieron al valiente Kingu, su visión se hizo borrosa. ¿Acaso los combatientes no iban a encontrarse después de todo? Pero la suerte estaba echada, los cursos llevaban inevitablemente a la colisión.

    Tiamat lanzó un rugido, el Señor levantó la desbordante tormenta, su poderosa arma. Cuando Marduk estuvo más cerca, la furia de Tiamat creció, las raíces de sus piernas se sacudían adelante y atrás. Ella empezó a lanzar hechizos contra Marduk el mismo tipo de ondas celestes que Ea había usado antes contra Apsu y Mummu. Pero Marduk siguió acercándose. Tiamat y Marduk, los más sabios de los dioses, avanzaban uno contra otro, prosiguieron el singular combate, se aproximaron para la batalla. En los momentos previos a la creación del Cielo y la Tierra.

    El Señor extendió su red para atraparla, el Viento del Mal, el de más atrás, se lo soltó en el rostro. Cuando ella abrió la boca, Tiamat, para devorarlo, él le clavó el Viento del Mal para que no cerrara los labios. Los feroces Vientos de tormenta cargaron entonces su vientre, su cuerpo se dilató, la boca se le abrió aún más. A través de ella le disparó él una flecha, le desgarró el vientre, le cortó las tripas, le desgarró la matriz. Teniéndola así sojuzgada, su aliento vital él extinguió.”

    Esta es la teoría para explicar los enigmas celestes con los que aún nos enfrentamos. Un sistema solar inestable, compuesto por el Sol y nueve planetas, fue invadido por un gran planeta del espacio exterior, Ea primer lugar, se encontró con Neptuno, al pasar junto a Urano, el gigante Saturno y Júpiter, su curso se desvió en gran medida en dirección hacia el centro del sistema solar, al tiempo que sacaba siete satélites. Y entró en un curso inalterable de colisión con Tiamat, el siguiente planeta en línea.

    9.- Zecharia, Sitchin, El doceavo planeta, obelisco, 1990.Pág.110.

    Pero los dos planetas no chocaron entre sí, un hecho de importancia astronómica, fueron los satélites de Marduk los que chocaron con Tiamat, y no el mismo Marduk. Ellos dilataron el cuerpo de Tiamat, haciéndole una amplia hendidura. A través de estas fisuras en Tiamat, Marduk disparó una flecha, un rayo divino, una inmensa descarga eléctrica que saltó como una chispa desde el energéticamente cargado Marduk, el planeta que estaba lleno de brillantez. Quizás así podamos ofrecer una explicación a otro misterio más de nuestro sistema solar, el fenómeno de los cometas.

    Pequeños globos de materia, los cometas vienen a ser los miembros rebeldes del sistema solar, pues no parecen obedecer a ninguna de las normas de circulación. Las órbitas de los planetas alrededor del Sol son (con la excepción de Plutón) casi circulares, las órbitas de los cometas están estiradas, y, en la mayoría de los casos, lo están mucho hasta el punto de que algunos de ellos desaparecen de nuestra vista durante cientos o miles de años. Los planetas (con la excepción de Plutón) orbitan al Sol en el mismo plano general, las órbitas de los cometas se sitúan en muchos planos diferentes.

    Y lo más significativo es que, mientras que todos los planetas que conocemos circundan al Sol en la misma dirección contraria a las manecillas del reloj, muchos cometas se mueven en sentido inverso. Los astrónomos no pueden decirnos cuál fue la fuerza o cuál fue el suceso que creó a los cometas y los arrojó a sus inusuales órbitas. La respuesta sumeria es que Marduk, barriendo en sentido inverso, en su propio plano orbital, despedazó la hueste de Tiamat hasta convertirla en pequeños cometas, afectándoles con su campo gravitatorio, con la llamada red. Astrónomos y físicos reconocen la existencia de grandes diferencias entre los planetas interiores o terrestres (Mercurio, Venus, la Tierra y su Luna, y Marte) y los planetas exteriores (Júpiter, etc.), dos grupos separados por un cinturón de asteroides.

    También encontramos en la epopeya sumeria el antiquísimo reconocimiento de estos fenómenos. Pero, además, se nos ofrece por primera vez una explicación cosmogónica-científica coherente de los acontecimientos celestes que llevaron a la desaparición del planeta perdido y a la resultante creación del cinturón de asteroides (además de los cometas) y de la Tierra. Después de que Marduk partiera a Tiamat en dos, con sus satélites y sus descargas eléctricas, otro satélite le empujó la mitad superior a una nueva órbita, dando origen así a la Tierra, después Marduk en su segunda órbita, hizo pedazos la parte inferior y la esparció en una gran banda celeste. Todos los enigmas que se han mencionado tienen respuesta en la Epopeya de la Creación, descifrada de este modo, además, también disponemos de respuesta a la pregunta de por qué los continentes de la Tierra se concentran en uno de sus lados mientras, en el lado opuesto, queda una enorme cavidad (el Océano Pacífico). Las referencias constantes a las aguas de Tiamat son también esclarecedoras.

    A ella se le llamó el Monstruo del Agua, y esto explicaría por qué la Tierra, como parte de Tiamat, fue dotada también con esta agua. De hecho, algunos estudiosos modernos denominan a la Tierra como planeta océano, pues es el único de los planetas conocidos del sistema solar que ha sido bendecido con estas aguas dadoras de vida. Por novedosas que puedan parecer estas teorías cosmológicas, fueron hechos aceptados por los profetas y sabios cuyas palabras pueblan el Antiguo Testamento. El profeta Isaías recordó los días de antaño, cuando el poder del Señor partió a la Altiva, hizo

    Dar vueltas al monstruo del agua, secó las agua de Tehom-Raba, llamando al Señor Yahveh mi rey de antaño, el salmista interpretó en unos cuantos versos la cosmogonía de la epopeya de la Creación, al decir “Por tu poder, las aguas tú dispersaste, al líder de los monstruos del agua quebraste” y Job rememoraba al Señor celestial cuando hirió a “los esbirros de la Altiva” y con una sofisticación agronómica impresionante, ensalzó al Señor,

    “El dosel repujado extendió en el lugar de Tehom, la Tierra suspendió en el vacío. Su poder detuvo las aguas, su energía partió a la Altiva, su viento extendió el brazalete repujado, su mano extinguió al sinuoso dragón.”

    Los expertos bíblicos reconocen que el hebreo Tehom o profundidad del agua proviene de Tiamat, que Tehom-Raba significa gran Tiamat, y que la comprensión bíblica de los acontecimientos primitivos se basa en las épicas cosmológicas sumerias. Habría que aclarar también que, por encima de todos estos paralelos, se encuentran los primeros versículos del Libro del Génesis, donde se dice que el viento del señor se cernía sobre las aguas de Tehom, y que el relámpago del Señor (Marduk en la versión babilonia) iluminó la oscuridad del espacio al golpear y quebrar a Tiamat, creando a la Tierra y a Rakia o el brazalete repujado. Esta banda celeste, hasta ahora traducida como firmamento recibe el nombre de Cielo.

    La epopeya nos informa que, como uno de sus últimos actos en los cielos, Marduk asignó a este Dios celeste a un lugar oculto, a una órbita desconocida hasta entonces que daba a lo profundo, y le confió la consejería de la profundidad de las Aguas. En la línea de su nueva posición, el planeta se renombró como Usmi o aquel que muestra el camino, el planeta más exterior, nuestro Plutón. Según la epopeya de la Creación, Marduk alardeó en cierto instante diciendo, “Los caminos de los Dioses celestes voy a alterar ingeniosamente, en dos grupos se dividirán” y ciertamente lo hizo, eliminó de los cielos a la primera pareja en la creación del Sol, Tiamat trajo a la existencia a la Tierra, llevándola a una nueva órbita, más cercana al Sol.

    Repujó un brazalete en los cielos, el cinturón de asteroides que separa al grupo de los planetas interiores del grupo de los planetas exteriores, convirtió a la mayoría de los satélites de Tiamat en cometas y a su satélite principal Kingu, lo puso en órbita alrededor de la Tierra para convertirse en la Luna y cambió de lugar un satélite de Saturno, Gaga, para convertirlo en el planeta Plutón, confiriéndole algo de sus propias características orbítales (como la de su plano orbital diferente). Los enigmas de nuestro sistema solar las cavidades oceánicas de la Tierra, la devastación de la Luna, las órbitas inversas de los cometas, los misteriosos fenómenos de Plutón son perfectamente explicables a través de la epopeya de la Creación mesopotámica, si la desciframos del modo en que lo hemos hecho. Así, habiendo elaborado las posiciones de los planetas, Marduk tomó para sí la posición Nibiru, que es el plantea de los Dioses y cruzó los cielos e inspeccionó el nuevo sistema solar. Ahora se componía de doce cuerpos celestes, con doce Grandes Dioses como homólogos.

    10.- Zecharia, Sitchin, Al principio de los tiempos, obelisco, 1990.Pág.229.

    La Epopeya de la Creación afirma, claramente, que Marduk era un invasor de fuera del sistema solar, que había pasado junto a los planetas exteriores (incluidos Júpiter y Saturno) antes de colisionar con Tiamat. Los sumerios lo llamaron Nibiru, es decir el planeta del cruce, y la versión babilonia de la epopeya da información de que este planeta tiene una orbita elíptica parecida a la de un cometa, la cual se completa cada 3600 años.

    Algunos himnos mesopotámicos ensalzan a Ea/Enki, como Bel Nimiki, traducido como señor de la sabiduría, pero la traducción correcta debería de ser indudablemente, señor de la minería, del mismo modo que la Tablilla de los destinos de Nippur contenía datos astronómicos, la tablilla de la sabiduría confiada a Nergal y a Ereshkigal era de hecho, una tablilla de la minería, un banco de datos sobre las operaciones mineras de los Dioses.

    Como Señor del Abzu o inframundo, Ea estaba asistido por otro dios, su hijo Gibil o el que quema el suelo, que estaba a cargo del fuego y de la fundición, al herrero de la Tierra se le suele representar como a un joven Dios cuyos hombros emiten rayos rojos y calientes o incluso chispas de fuego, un joven dios que emerge del suelo o está a punto de sumergirse en él. Los textos dicen que Ea remojó a Gibil en sabiduría, queriendo decir en realidad que Ea le enseñó las técnicas de la minería. Él mineral de metal que los Dioses extraían en el sudeste de África era transportado hasta Mesopotamia en barcos de carga específicamente diseñados que recibían el nombre de Magururnuabzu o barco para mineral del mundo inferior.

    Desde allí, el mineral se llevaba hasta Bad-Tibira, cuyo nombre significa, literalmente, la fundición de metalurgia. Fundido y refinado, el metal se vertía en lingotes, se han encontrado lingotes de estos en varias excavaciones de Oriente, confirmando la fiabilidad de los pictogramas sumerios como representaciones verdaderas de los objetos que plasmaban por escrito, el signo sumerio para el término Zag o precioso, purificado era la imagen de un lingote. En épocas primitivas, parece ser que tenían un agujero que los recorría longitudinalmente, y por el cual se insertaba una vara, varias representaciones de un Dios de las aguas fluentes le muestran flanqueado por porteadores de estos lingotes de metal precioso, indicando que era también el señor de la minería, los diversos nombres y epítetos del inframundo o en realidad tierra africana de las minas de Ea están repletos de pistas sobre su localización y naturaleza.

    Fue conocida como Arali o lugar de las vetas brillantes, la tierra de la que viene el mineral metalífero. Inanna, mientras estaba planeando su descenso al hemisferio sur, se refirió al lugar como la tierra donde el metal precioso está cubierto de suelo o está bajo tierra, haciendo relación de montañas y ríos. Los textos mesopotámicos hablan de la tierra de las minas como de una tierra montañosa, con mesetas y llanuras cubiertas de hierba, y con una exuberante vegetación. En los textos sumerios, se dice que la capital de Ereshkigal en aquella tierra estaba en el Gabkurra o pecho de las montañas, tierra adentro. Las amplias referencias al oro y a otros metales en los textos antiguos sugieren cierta familiaridad con la metalurgia en tiempos primitivos. Ya existía un animado comercio de metales en los mismos inicios de la civilización, consecuencia del conocimiento que la humanidad heredó de los dioses, que, según dicen los textos, ya estaban involucrados en la minería y en la metalurgia bastante antes de la

    Aparición del hombre. Muchos estudios en los que se vinculan los relatos divinos mesopotámicos con la lista bíblica de patriarcas antediluvianos señalan que, según la Biblia, Túbal Caín fue un artífice del oro, el cobre y el hierro mucho antes del Diluvio. En el antiguo testamento se habla de la tierra de Ofir, que estaba probablemente en algún lugar de África, como de una fuente de oro en la antigüedad. Los convoy de barcos del rey Salomón partían de Esyón para atravesar el Mar Rojo, e iban a Ofir y traían desde allí oro.

    Intentando evitar las demoras en la construcción del templo del señor en Jerusalén, Salomón llegó a un acuerdo con su aliado, Jiram rey de Tiro, para mandar una segunda flota a Ofir por una ruta alternativa. En el mito y el folklore abundan los recuerdos vagos de una edad de oro, asociada a una época en la que los dioses vagaban por la Tierra, seguida por una edad de plata y después por las edades en las que Dioses y hombres compartían la Tierra, la edad de los héroes, del cobre, del bronce y del hierro.

    Estas leyendas eran recuerdos vagos de acontecimientos reales ocurridos en la Tierra, el oro, la plata y el cobre son elementos que pertenecen al grupo del oro, están en la misma familia en la tabla periódica, por número y peso atómico, tienen propiedades cristalográficas, químicas y físicas similares, todos son suaves, maleables y dúctiles. De todos los elementos conocidos, éstos son los mejores conductores del calor y la electricidad. De los tres, el oro es el más duradero, virtualmente indestructible, aunque se le conoce mejor por su utilización en forma de dinero en joyería o en objetos finos, es casi inestimable en la industria electrónica, por lo que una sociedad tecnológicamente avanzada, necesita oro para sus montajes en microelectrónica, circuitos y memorias computarizadas.

    El capricho del Hombre por el oro se remonta a los comienzos de la civilización y de la religión, pero en realidad a sus contactos con los antiguos Dioses. Los Dioses de Sumer exigían que se les sirvieran los alimentos en bandejas de oro, el agua y el vino en vasos de oro, y que se les vistiera con vestidos dorados. Aunque los israelitas dejaron Egipto con tal premura que no tuvieron tiempo para coger su levadura de pan, sí que se les ordenó que pidieran a los egipcios todo tipo de objetos de plata y oro.

    Este mandato, preveía la necesidad que de estos materiales tendrían a la hora de construir el Tabernáculo y sus pertrechos. El oro, era, de hecho, el metal de los Dioses. Dirigiéndose al profeta Ageo, el Señor dejó claro, hablando de su retorno para juzgar a las naciones “Mía es la plata y mío el oro”.

    Las evidencias sugieren que el capricho del hombre por estos metales tiene sus raíces en la gran necesidad de oro que tenían los Dioses, éstos, cuentan los sumerios vinieron a la tierra por oro y sus metales asociados. También puede que vinieran en busca de otros metales poco comunes, como el platino (abundante en el sur de África, donde se presume estaba el Abzu), que potencia las pilas de combustible de una forma extraordinaria y tampoco se puede descartar la posibilidad de que vinieran a la tierra en busca de fuentes de minerales radiactivos, como el uranio o el cobalto, “las piedras azules que hacen enfermar” del mundo inferior, de las que se hace mención en algunos textos. En muchas representaciones se ve a Ea como Dios de la minería, emitiendo tan poderosos rayos al salir de una mina, que los Dioses que le asisten tienen que usar pantallas protectoras, en todas estas representaciones, se muestra a Ea sosteniendo una sierra de roca de minero

    Los textos antiguos hablan repetidamente de un tipo de barco que utilizaban los dioses y al que llamaban Elippu tebiti o barco hundido, y los hombres pez que tenía asignados Ea/Oanes/Enki estas eran evidencias de los esfuerzos por sumergirse en las profundidades del océano con el fin de extraer sus riquezas minerales, Si estos fueron los planes de los Dioses, parece ser que fracasaron, pues, poco después de haber establecido sus primeros asentamientos, a esos pocos cientos de Dioses se les dio una tarea inesperada y mucho más ardua, la de bajar a las profundidades de la tierra de África y extraer los minerales necesarios de allí.

    En muchos sellos cilíndricos se han encontrado representaciones en las que se ve a los dioses en lo que parecen ser entradas a minas o pozos mineros, en una de ellas se ve a Ea en un lugar donde Gibil está por encima del suelo y otro Dios trabaja bajo el suelo agachado. Se establecieron siete ciudades, y el texto hace referencia a siete Dioses, que fueron comandantes de ciudad. La disciplina debió ser estricta, pues el texto nos cuenta que los siete grandes Dioses, fueron los que hicieron que los Dioses menores sufrieran el trabajo. De todas las tareas que se les encomendaron, parece ser que la más común, la más ardua y la más aborrecida fue la de cavar, los Dioses menores cavaron los lechos de los ríos para hacerlos navegables, cavaron canales para la irrigación y cavaron en el Absu para sacar minerales de la Tierra.

    Aunque disponían, indudablemente, de algunas herramientas sofisticadas, pues los textos hablan del hacha de plata que brilla como el día incluso bajo tierra, el trabajo era demasiado exigente. Durante mucho tiempo, durante cuarenta períodos (alrededor de 144,000 años para ser exactos), los Dioses sufrieron la labor y después, se emanciparon, exigiendo no hacer más ese trabajo. En la epopeya “cuando los Dioses como hombres”, los sumerios describieron al hombre no sólo como una creación deliberada de los Dioses, sino también como un eslabón en la cadena evolutiva que comenzó con los acontecimientos celestes descritos en la epopeya de la creación, sosteniendo la firme creencia de que la creación del hombre fue precedida por una era durante la cual sólo los Dioses estaban en la Tierra, los textos sumerios registraron, caso por caso, los acontecimientos que tuvieron lugar cuando el hombre aún no había sido creado, cuando Nippur estaba habitado sólo por los Dioses.

    Al mismo tiempo, los textos también describieron la creación de la Tierra y la evolución de la vida de plantas y animales en ella, y lo hicieron en unos términos que se conforman a las actuales teorías evolucionistas. Los textos sumerios afirman que, cuando llegaron los Dioses a la Tierra, aún no se habían extendido por ésta las artes del cultivo de cereales y frutales, así como la del cuidado del ganado. Del mismo modo, el relato bíblico sitúa la creación del Hombre en el sexto “día” del proceso evolutivo, el libro del Génesis afirma también que, de esto se hizo a partir de un estado evolutivo anterior.

    Todos los textos sumerios afirman que los Dioses crearon al hombre para que hiciera el trabajo de ellos, explicado en boca de Marduk, la epopeya de la Creación da cuenta de la decisión de los Dioses de crear un Mulu/Lulu o trabajador primitivo que realizara las labores de minería. Los términos que sumerios y acadios utilizaban para designar al hombre hablan claramente de su estatus y de su propósito, el Hombre era un Mu, Lulu o primitivo, un Mu amelu o trabajador primitivo, un awilum u obrero, que el Hombre hubiera sido creado para servir a los Dioses no resultaba en absoluto una idea chocante o extraña para los pueblos antiguos, en los

    Tiempos bíblicos, la divinidad era señor, soberano, rey, y amo. La palabra que, normalmente, se traduce como culto era, en realidad, “avod” o trabajo. El Hombre antiguo y bíblico no daba culto a su Dios, sino que trabajaba para él. Pero, en cuanto la deidad bíblica al igual que los Dioses de los relatos sumerios creó al hombre, plantó un jardín y puso al hombre a trabajar en él, hablando no la singular, sino la plural deidad, sobre esos “nosotros”, en cuya plural imagen y plural semejanza había que hacer al Hombre. El libro del Génesis nos da la respuesta, pues cuando Adán y Eva comieron del fruto del árbol del conocimiento, Elohim hace una advertencia a los mismos colegas anónimos,

    “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal.”

    Dado que el relato bíblico de la Creación, al igual que otros relatos de los comienzos en el Génesis, proviene de fuentes sumerias, la respuesta es obvia. Al condensar los muchos Dioses en una única deidad suprema, el relato bíblico no es más que una versión revisada de los informes sumerios sobre las discusiones en la asamblea de los Dioses. El Antiguo Testamento se esfuerza por dejar claro que el hombre no era un Dios ni era de los cielos. Los cielos son los cielos del señor, a la humanidad la tierra, él le ha dado. El nuevo ser fue llamado Adán porque fue creado del adama, de la tierra, del suelo de la Tierra, en otras palabras, el Adán era el terrestre, que dependía de Dios a quien había ofendido al “caer en la tentación” no de tener relaciones sexuales, pues eso es algo intrínseco del hombre, sino de tener un conocimiento o capacidad “prohibido”

    “Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, hágase tu voluntad así en la tierra como en los cielos, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos el mal. Así sea.”

    Careciendo no sólo de conocimiento, sino de un período de vida divino, el Adán fue creado en todos los demás aspectos a imagen (Selem) y semejanza (Dmut) de su creador o mejor dicho creadores. El uso de ambos términos en el texto se hizo para no dejar duda de que el hombre era similar a los Dioses tanto en lo físico como en lo emocional, en lo externo y en lo interno, en todas las antiguas representaciones artísticas de Dioses y hombres, la semejanza física es evidente.

    Aunque la advertencia bíblica en contra de la adoración de imágenes paganas diera pie a la idea de que el Dios hebreo no tenía imagen ni semejanza, el Génesis al igual que otros informes bíblicos atestigua todo lo contrario. El Dios de los antiguos hebreos se podía ver cara a cara, se le podía escuchar y hablar, tenía cabeza y pies, manos y dedos, incluso se menciona que tenía cintura.

    11.- Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Moisés 1:34

    12.-Oración católica del padre nuestro, referida como la oración que Jesús nos enseñó.

    El Dios bíblico y sus emisarios parecían hombres y actuaban como hombres, porque los hombres fueron creados a semejanza de los Dioses y actuaban como estos. Las religiones occidentales hacía tiempo que estaban entregadas a la idea de que creado deliberadamente, el hombre había sido puesto en la Tierra para someterla y ejercer su dominio sobre todas las demás criaturas. Después, en Noviembre de 1859, un naturalista inglés llamado Charles Darwin publicó un tratado que añadía, a los conceptos previos sobre la evolución natural, la idea de una selección natural como consecuencia de la lucha de todas las especies tanto de plantas como de animales por la supervivencia. El terrible bombazo de Darwin consistió en la conclusión de que todos los seres vivos incluido el hombre éramos producto de la evolución, el hombre en contra de la creencia sostenida entonces, no había sido generado espontáneamente.

    La reacción inicial de la Iglesia fue violenta, pero, a medida que los hechos científicos concernientes a la verdadera edad de la Tierra, la evolución, la genética y otros estudios biológicos y antropológicos salían a la luz, las críticas de la Iglesia enmudecieron, parece que al final, las mismísimas palabras del Antiguo Testamento hacían indefendible el relato pues, ¿Cómo nos iba a crear a su imagen un Dios que no tiene cuerpo y que está universalmente solo? Pero, ¿tendría razón Darwin? ¿No somos más que parientes del chango? La realidad es que la evolución puede explicar el curso general de los acontecimientos que han hecho que la vida y las formas de vida se desarrollen en la Tierra, desde la más simple criatura unicelular hasta el hombre, pero la evolución no puede dar cuenta de la aparición del Homosapiens, que tuvo lugar de la noche a la mañana, (en los respetuosos millones de años que la evolución requiere), y sin ninguna evidencia de estadios previos que pudieran indicar un cambio gradual desde el Homoerectus. El señor Darwin dijo que debería de haber un “eslabón perdido” entre el hombre y el mono, sin embargo nunca lo encontró y esto es porque no existe, ni existió.

    El hombre apareció inexplicablemente hace unos 300,000 años y no hay explicación para esto, sin embargo los textos sumerios y babilonios sí la tienen y si dejamos de ver al Antiguo Testamento como una poética historia de reyes, magos y pastorcitos también nos da la respuesta, pues el Homosapiens u Hombre moderno, fue creado por los antiguos Dioses. Cuentan los sumerios del proceso que Ea recomendó para conseguir este ser, lo cual es un avance evolutivo rápido del Homoerectus y esto por medio de la manipulación genética. Ahora sabemos que el complejo proceso biológico por el cual un organismo vivo se reproduce, creando un ser que se parece a sus padres, se realiza a través del código genético.

    Todos los organismos vivos desde la lombriz hasta el hombre, disponemos en el interior de cada célula, de una serie de cromosomas, que conservan toda la información hereditaria de ese organismo en particular. Cuando la célula masculina, fertiliza la célula femenina, los dos grupos de cromosomas se combinan y luego se dividen para formar nuevas células que tienen todas las características hereditarias de las células de los dos progenitores. En la actualidad, es posible la inseminación artificial, incluso la de un huevo humano femenino (una mujer sin tener relaciones sexuales, ni haberlas tenido jamás puede ser madre). Pero el desafío se encuentra en la fertilización cruzada entre diferentes familias dentro de la misma especie e incluso, entre especies diferentes. La ciencia moderna ha hecho un largo camino desde el desarrollo de los

    Primeros cereales híbridos, el cruce de perros de Alaska con lobos o la creación de la mula, la clonación de la oveja Dolly, hasta la capacidad para manipular la propia reproducción del Hombre.

    El proceso llamado clonación (del griego klon o ramita) aplica a los animales el mismo principio que se sigue cuando se corta uno de los tallos de una planta para, reproducir con él otras plantas similares. Los Dioses, según los sumerios eran capaces de realizar viajes por los cielos hace 450,000 años, por lo cual creían también que eran capaces de haber creado al hombre. Si comparamos su situación con la nuestra de hoy en día, también deberíamos suponer que conocían las distintas alternativas por las cuales combinar dos grupos de cromosomas preseleccionados para obtener un resultado genético predeterminado y podrían llevarlos a cabo en organismos vivos.

    “Mientras la Diosa del Nacimiento esté presente, que la Diosa del Nacimiento forje una descendencia. Mientras la Madre de los Dioses esté presente, que la Diosa del Nacimiento forje un Lulu, que el trabajador lleve la carga de los Dioses. Que cree un Lulu Amelu, que él lleve el yugo.”

    El ser así engendrado, al cual se refieren una y otra vez en los textos mesopotámicos como un hombre modelo o Adapa, era al parecer la criatura adecuada, pues los Dioses comenzaron entonces a “exigir duplicados”. Sin embargo, este detalle no sólo arroja luz sobre el proceso mediante el cual se creó a la humanidad, sino también sobre la información, de otro modo conflictiva, que aparece en la Biblia.

    En la misma frase, se nos dice que la deidad creó a su imagen y semejanza, sólo un único ser, el Adán y luego se nos dice, en aparente contradicción, que la hembra fue creada de la costilla del macho. Esta contradicción, desaparece en el momento en que nos damos cuenta de que los textos bíblicos eran una condensación de las fuentes originales sumerias, quienes mencionan que, “ti” podía significar tanto vida como costilla, de manera que el nombre de la Diosa Ninti podía significar tanto dama de la vida como dama de la costilla. La bíblica Eva cuyo nombre significa vida “fue creada a partir de una costilla de Adán”, por lo que también Eva, resultaba ser una dama de la vida y una dama de la costilla. Como dadora de vida de Dioses y del Hombre, se habló de Ninhursag como de la Diosa Madre. Se le apodó Mammu, siendo ella la precursora de de la palabra mamá. Los sumerios nos informan de que, después de intentar forjar un trabajador primitivo mezclando homínidos con animales, los Dioses llegaron a la conclusión de que la única mezcla que funcionaría sería la de los homínidos con los mismos Dioses.

    Después de varios intentos infructuosos, se hizo un Adapa, que demostró ser la criatura adecuada, se le utilizó como modelo genético, para la creación de duplicados, y aquellos duplicados no eran sólo machos, sino machos y hembras. La creación del Hombre provocó una escisión entre los Dioses, al principio los nuevos trabajadores primitivos se restringieron al país de las minas, como consecuencia de ello, a los Dioses que estaban trabajando duramente en la misma Sumer se les negaron los beneficios de la nueva mano de obra.

    13.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge,1991. Pág.65.

    Lo que ocasionó disputas y finalmente la creación de más “gente de cabeza negra” que servirían en tareas domésticas. Para cubrir esta necesidad el Dios Enki, que fue quien creó al hombre, le “agregó” la capacidad de auto-reproducción, lo cual se agravó cuando el Dios Enlil descubrió que algunos Dioses y Diosas tenían relaciónes sexuales con la gente de cabeza negra, por lo que decidió expulsarlos fuera de la cuidad o Edín, sin embargo, esto creo un parte aguas, que daría como resultado, la aniquilación del hombre y su posterior aceptación.

    ”En las montañas del sur de Elam, se encontró una roca tallada en la que hay una escena que nos despierta la curiosidad. En ella, hay una deidad sentada que sostiene un matraz de laboratorio del cual fluye un líquido. Una representación familiar de Enki. Junto a él, hay una Gran Diosa también sentada, postura que indica que se trata de una colaboradora más que de una esposa, no podía ser otra que Ninti, la Diosa Madre o Diosa del Nacimiento.

    Ambos están flanqueados por diosas menores una reminiscencia de las diosas del nacimiento de los relatos de la creación. Delante de estos creadores del Hombre hay filas y filas de seres humanos, cuyo rasgo más notable es que todos ellos parecen iguales como hechos en un mismo molde”

    La Serpiente bíblica, no era una literal serpiente, pues pudo conversar con Eva, sabía la verdad acerca del tema del conocimiento y debía tener la suficiente categoría como para no vacilar en dejar por mentiroso a la Deidad. Como se ha mencionado en otros trabajos de investigación, las disputas entre los Dioses Enki y Enlil se originan en el momento de la transferencia del mando de la Tierra a Enlil.

    El motín de los Dioses mineros fue dirigido contra Enlil y contra su hijo, Ninurta, el Dios que habló a favor de los amotinados fue Enki. También fue Enki el que sugirió y llevó a cabo, la creación de los trabajadores primitivos. A medida que los textos sumerios van tomando nota del curso de los acontecimientos humanos, Enki emerge como el protagonista de la Humanidad, mientras que Enlil es el que le impone disciplina a los nuevos seres y en el papel de una deidad que desea mantener a los nuevos seres humanos sexualmente reprimidos. El de una deidad que desea y es capaz de ofrecerle a la humanidad el fruto del conocimiento, es claramente Enki.

    La palabra bíblica para Serpiente es nahash. Pero esta palabra proviene de la raíz Nhsh, que significa descifrar, descubrir, de manera que nahash también significa el que puede descifrar, el que descubre cosas, un epíteto correspondiente a Enki, el científico jefe, el Dios del Conocimiento.”

    14.- Zecharia, Sitchin, El doceavo planeta, obelisco, 1990.Pág.240.

    15.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Pág.67.

    La separación de caminos, donde el Hombre ya no era un siervo mudo de los Dioses, sino una persona que se cuidaba de sí misma, no se atribuye en el libro del génesis a una decisión del hombre, sino a la imposición de un castigo por parte de la Deidad, pues para que los humanos no consiguiéramos escapar de la mortalidad, se nos expulsó del Jardín del Edén. Según estas fuentes, la existencia independiente del hombre no comenzó en el sur de Mesopotamia, donde los Dioses habían establecido sus ciudades y huertos, sino en el este, en los Montes Zagros

    «Y expulsó al Adán y le hizo vivir al este del Jardín del Edén».

    Así pues, una vez más, la información bíblica se acopla a los descubrimientos científicos, la cultura humana comenzó en las zonas montañosas que bordean la llanura mesopotámica y arrojado de la morada de los Dioses, condenado a una vida mortal, pero capaz de procrear, el hombre se dedicó precisamente a eso. El primer Adán de cuyas generaciones se ocupa el Antiguo Testamento y su mujer Eva tuvieron un hijo, Caín, que labraba la tierra, después Eva tuvo a Abel que era pastor, después de la muerte de Abel por parte de Caín y el destierro de este, el relato en curso de los acontecimientos humanos se fija, a partir de entonces, en el linaje de Adán a través de su hijo Set, y a su vez de su hijo Enós, a lo largo de diez generaciones finalizando con Noé, el héroe del Diluvio.

    Los textos sumerios, que describen los tiempos primitivos, cuando los Dioses estaban solos en Sumer, describen con igual precisión la vida de los humanos en Sumer en un tiempo posterior, pero antes del diluvio.

    El relato sumerio (el más antiguo) del diluvio tiene por Noé a un hombre de Shuruppak, la séptima ciudad fundada por los Dioses. Así pues, en algún momento, a los seres humanos desterrados del Edén se les permitió volver a Mesopotamia para vivir junto a los Dioses, para servirles y adorarles según la afirmación bíblica, esto debió suceder en tiempos de Enós, pues es su hijo, llamado Cainán o pequeño Caín a través del cual continuó el linaje puro, el hijo de Cainán fue Mahalalel o el que alaba a Dios, éste fue seguido por Jared o el que descendió, su hijo fue Henoc o el consagrado, que a la edad de 365 años se lo llevaron los Dioses. Pero trescientos años antes, a la edad de 65 años, Henoc tuvo un hijo llamado Methuselah, del que todos sabemos tuvo una longevidad excepcional, sin embargo lo interesante es que su nombre significa hombre del proyectil, o del misil, desgraciadamente ni la Biblia ni los sumerios nos dicen el porque.

    El hijo de Methuselah se llamó Lámek, que significa el que se humilló y Lámek engendró a Noah o respiro. Cuenta la Biblia que la humanidad estaba pasando por grandes privaciones cuando nació Noé. El énfasis que pone el Antiguo Testamento en la distinción entre Noé, llamándolo un hombre justo, puro en sus genealogías y diciendo que toda la tierra estaba corrupta, al señalar que sólo Noé seguía siendo genéticamente puro, el relato bíblico justifica la contradicción de la deidad, pues después de decidir borrar toda vida de la faz de la Tierra, decidió salvar a Noé y a sus descendientes, y a todo animal puro y otras bestias y aves, para que sobreviva la simiente de toda la faz de la tierra.

    16.- Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Moisés 1:34.

    El plan de la divinidad para frustrar su propio objetivo inicial consistió en avisar a Noé de la llegada de la catástrofe, y dirigirle en la construcción de un arca que portara a la gente y a las criaturas que había que salvar. La noticia se le dio a Noé siete días antes y de algún modo, se las ingenió para construir el arca e impermeabilizarla, recoger a todas las criaturas y subirlas a bordo, junto con su familia, y para aprovisionar el arca en el tiempo previsto y sucedió, después de siete días, que las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.

    La historia bíblica del diluvio estuvo aislada hasta que se hicieron los descubrimientos arqueológicos de la civilización mesopotámica y se pudieron descifrar los textos de la literatura acadia y sumeria. Hasta ese momento, sólo se había visto refrendada por primitivas leyendas dispersas por todo el mundo. El descubrimiento de La Epopeya de Gilgamesh le dio al diluvio del Génesis una compañía más antigua y venerable, fortalecida más tarde con otros descubrimientos de textos y fragmentos aun más antiguos, pertenecientes a la versión original sumeria, en la que el héroe del diluvio mesopotámico era Ziusudra, en sumerio y Utnapistim en acadio, que después del diluvio fue llevado a la morada celeste de los Dioses para vivir allí felizmente para siempre. Cuando, en su búsqueda de la inmortalidad, Gilgamesh llegó por fin al lugar, pidió consejo a Utnapistim sobre el tema de la vida y la muerte y Utnapistim le desveló a Gilgamesh y a través de él a toda la humanidad postdiluviana, que el secreto de su supervivencia, era gracias a los Dioses.

    Lo platicado por Utnapistim fue que, antes de la acometida del diluvio, los Dioses tuvieron una asamblea y votaron sobre la destrucción de la humanidad. El voto y la decisión se mantuvieron en secreto, pero Enki buscó a Utnapistim, el soberano de Shuruppak, para informarle de la inminente calamidad. De forma clandestina, Enki le habló a Utnapistim, al principio, sus revelaciones fueron crípticas, después, su advertencia y su consejo se especificaron con claridad. El paralelismo con la historia bíblica es obvio, la versión babilónica es más plausible, pues en esta la decisión de destruir y el esfuerzo por salvar no son los actos contradictorios de una misma, única e ilógica divinidad, sino los actos de diferentes deidades. Además, la decisión de advertir y salvar la semilla del hombre es el desafiante acto del Dios Enki, que actúa en secreto y en contra de la decisión conjunta de los otros grandes Dioses, principalmente de su hermano Enlil.

    Utnapistim le hizo a Enki la pregunta obvia ¿Cómo iba él, Utnapistim, a explicar al resto de ciudadanos de Shuruppak la construcción de una embarcación tan extraña y el abandono de todas sus posesiones? Enki le aconsejó que se excusara diciendo que como él era seguidor de Enki y no de Enlil, no podía seguir viviendo en Mesopotamia y que estaba construyendo un barco con el que pretendía ir hasta el Abzu/inframundo, es decir a Sudáfrica, para vivir allí con su Señor, Ea/Enki. La historia sugiere que la zona estaba padeciendo una sequía o una hambruna, Utnapistim siguiendo el consejo de Enki fue a asegurar a los residentes de la ciudad que, si Enlil le veía partir la tierra se volvería a llenar de ricas cosechas, lo cual tenía sentido para los habitantes de la ciudad. Así engañada, la gente de la ciudad llegó a echar una mano en la construcción del arca, matando y sirviéndoles bueyes y ovejas todos los días, y prodigándose en vino, aceite y pan. Al séptimo día el barco estaba terminado, la botadura fue muy dificultosa de modo que tuvieron que mover los tablones del suelo para arriba y para abajo, pues para lograr la botadura de una nave “ovoide” dos tercios de la

    Estructura tenía que entrar en el agua del río Eufrates. Después, Utnapistim subió a bordo a toda su familia, parientes y todo lo que tenía, así como los animales y las bestias salvajes del campo. Utnapistim también subió a todos los artesanos que le habían ayudado en la construcción del barco, él también tenía que subir a bordo cuando se diera cierta señal, una señal cuya naturaleza Enki le había revelado también. En la versión del Génesis, fue Yahvé el que prometió que nunca más destruiría a la humanidad y nos regaló el arco iris como recuerdo de esa promesa, sin embargo, en la versión sumeria, cuando Enlil se dio cuenta de que había sobrevivientes, estaba echando chispas de enojo, apuntó inmediatamente su dedo acusador hacia Enki quien finalmente lo convenció del “mal necesario” que éramos la “gente de cabeza negra.” El relato bíblico termina diciendo que la Deidad permitió y bendijo a la humanidad con un “sed fecundos y multiplicaos”, las versiones mesopotámicas de la historia del diluvio también terminan con unos versículos que tratan de la procreación de la humanidad, diciendo que la humanidad se salvó y se le permitió procrear, abriendo nuevamente los Dioses la tierra al hombre.

    La decisión de la deidad era una decisión práctica, dejaron a un lado sus inhibiciones con respecto al hombre y le enseñaron las artes del cultivo de la tierra y de la cría del ganado, dado que la supervivencia, dependía de la rapidez con la cual se desarrollaran la agricultura y la domesticación de animales para sustentar a los Dioses y humanos que se iban a multiplicar rápidamente, los Dioses pusieron su avanzado conocimiento científico en el empeño.

    Los Dioses le pasaron conocimiento al hombre en dosis medidas, según intervalos que se corresponden con los periódicos retornos del Planeta Nibiru a las inmediaciones de la Tierra (cada 3600 años), esto era como una inspección sobre el terreno, una consulta cara a cara, sólo posible durante el perihelio que permitía los contactos entre la Tierra y Nibiru, permitiendo a los Dioses, cada vez darnos otro empujón tecnológico. Los Dioses llegaron a la conclusión de que necesitaban un intermediario entre ellos y las masas de humanos, así introdujeron la “realeza”, nombrando un soberano humano que asegurara el servicio de la humanidad a los Dioses y canalizara las enseñanzas y las leyes desde los Dioses hasta el pueblo.

    Hasta la fecha tenemos en la cultura general el vago recuerdo de que los Reyes eran puestos por Dios y tenían “sangre azul.” Tanto los textos sumerios como los acadios dicen que los Dioses retuvieron el señorío sobre las tierras, e hicieron que la humanidad reconstruyera primero las ciudades antediluvianas exactamente donde habían estado originalmente, y tal como habían sido planificadas, Después, los Dioses pusieron a los humanos a planificar y construir la primera ciudad real, y la bendijeron, dando inicio a la civilización que se ha estado desarrollado hasta nuestros días.

    ACTUALIZACIÓN

    El tema en cuestión se aplica dándonos una versión no solo poética, sino bastante real, práctica e incluso a veces terrorífica, no solo de los sumerios sino de la historia de la humanidad y su cosmovisión, esto hace necesario recapacitar si la historia debe ser revisada pues como se cuenta en los textos sumerios de hace cuatro mil años, se describe una colisión que tuvo lugar en el sistema solar en una época remota debido a la aparición de un planeta al que llamaron Nibiru y los babilonios Marduk. En estos relatos cuando el planeta intruso pasó cerca de Neptuno y Urano se produjeron erupciones que dieron lugar a la formación de lunas y a la modificación de las órbitas.

    Al pasar junto a Saturno y Neptuno se quebró y se formaron las siete lunas de Marduk. Arrastrado por las fuerzas gravitacionales hacia el interior del sistema estas lunas colisionaron con un planeta llamado Tiamat rompiéndolo en dos mitades. Una de estas mitades fue de nuevo golpeada y junto con el satélite de Tiamat fue introducida en una nueva órbita dando lugar a la Tierra y su Luna.

    Es por eso por lo que todos los continentes se formaron sobre un solo lado del planeta mientras que en el otro se formó el océano Pacífico, es decir la Tierra nació como medio planeta. Esto ha sido comprobada auque parcialmente con los nuevos adelantos científicos, pero aunque esto tiene implicaciones científicas muy fuertes, no afecta en realidad a la sociedad en general sin embargo lo que si afecta es lo expuesto por los sumerios, siguiendo las interpretaciones de traductores de la escritura y lengua sumeria, quienes nos dan una visión en que los llamados Anunaki o Nefilim en la Biblia, llegaron desde Nibiru y realizaron manipulaciones genéticas con los homínidos terrestres para lograr trabajadores primitivos dando lugar a los seres humanos actuales.

    Nuevamente hay información y de hecho mucha que respalda sus argumentos como el sello de un cilindro sumerio de hace cuatro mil quinientos años de antigüedad denominado VA243 que se encuentra en Berlin, y muestra el sistema solar con todos los planetas en orden y con su tamaño correcto y también aparece un décimo planeta pasando entre Júpiter y Marte, evento que los sumerios decían sucede cada 3.600 años, cuando Nibiru aparece en el firmamento como una gran estrella roja y brillante.

    “Astrónomos estadounidenses descubrieron en una zona remota del firmamento el objeto más lejano y frío de todo el Sistema Solar, y aunque se acerca mucho al tamaño de Plutón, no consideran del todo que sea un planeta.

    Bautizado extraoficialmente como Sedna, el objeto se encuentra en estos momentos a unos 12.800 millones de kilómetros de la Tierra, aunque tiene una órbita extraordinariamente elíptica que lo aleja hasta 135.000 millones de kilómetros del Sol. Esa cifra es 900 veces mayor la distancia que separa a la Tierra del Sol. Por ello, Sedna necesita 11.500 años terrestres para completar una sola órbita.

    Además, los astrónomos han logrado pruebas indirectas de que Sedna tiene un satélite y confían en que el telescopio espacial "Hubble" pueda demostrarlo, según explicó el astrónomo Michael Brown, del Instituto de Tecnología de California (Caltech), quien encabezó el equipo de investigadores. Brown indicó, en una conferencia de prensa telefónica, que Sedna se divisó por primera vez en noviembre pasado, en uno de los telescopios más pequeños del

    Observatorio Monte Palomar (al este de San Diego, California). Sin embargo, el hallazgo fue posible porque los astrónomos usaron una cámara digital de enorme resolución conectada a un brazo robotizado que guiaba el telescopio. El cuerpo celeste llamó inmediatamente la atención de los astrónomos por la lentitud de su movimiento. "Está mucho más lejos que cualquier otra cosa que hayamos visto en el Sistema Solar", afirmó Brown. A pesar de ello, consideró que en su opinión "no se trata de un planeta".

    En realidad, los astrónomos no tienen a su disposición una definición oficial de qué es un planeta. Brown indicó que, en su opinión, para ser considerado un planeta, un cuerpo celeste "debe ser claramente mayor que los objetos situados a su alrededor". Por ello, Sedna no debería recibir la catalogación de planeta, aunque el astrónomo señaló que, según esa definición, Plutón tampoco debería ser considerado como tal. Brown explicó que en los próximos cinco a diez años "hallaremos muchos, muchos más objetos de este tipo" en los confines del Sistema Solar” .También destacó que Sedna es más rojo que cualquier otro cuerpo del Sistema Solar, con la excepción de Marte, y además "es muy brillante. No esperábamos encontrar nada tan rojo y tan brillante tan lejos", reconoció.”

    Cada vez que nuestra tecnología avanza parece haber más datos que correlacionen las historias sumerias, por increíbles e inverosímiles que estas parecen. De hecho, si hay algo que tienen en común las tradiciones de los pueblos antiguos es que relatan la existencia de Dioses poseedores de una tecnología avanzada capaces de realizar proezas todavía muy lejos de nuestra evolución científica, algunas de estas tradiciones nos hablan de que éstos seres llegaron a nuestro mundo de lugares remotos, otras, hacen referencia a una civilización humana que evolucionó hace miles de años adquiriendo un alto grado de conocimientos y que fue destruida cuando el planeta se tuvo que enfrentar a grandes cambios climáticos.

    Esto no sería más que una leyenda si no fuese porque la ciencia moderna ha corroborado que ha habido extinciones en masa con carácter cíclico, como el que tuvo lugar hace 65 millones de años que causó la extinción de los dinosaurios o más recientemente el diluvio que puso fin a la última glaciación hace unos 12 mil años. Si lo expuesto tiene razón, implicaría que desde hace miles de años la Tierra ha conocido civilizaciones de alto grado de desarrollo que aparentemente han desaparecido y se ha reiniciado una y otra vez en este amanecer y anochecer cósmico.

    17.- www.terra.com.mx/articulo.aspx?ref=0articuloid

    DISCUSIÓNES

    A nivel local la historia de México esta influenciada por un pasado cultural en que a manera de repetición, las antiguas civilizaciones mexicanas, tuvieron al igual que los sumerios, contacto con Dioses del cielo que ayudaron a avanzar tecnológica y socialmente, El Popol Vuh, texto sagrado de los mayas, relata la existencia de cinco eras cósmicas. Las cuatro primeras denominadas, Agua, Aire, Fuego y Tierra ya han concluido y la última, la del Movimiento, es la actual. Cada una de ellas ha sido testigo de una civilización humana distinta y habría durado 5,125 años para después ser destruida dando lugar a un nuevo ciclo o Sol.

    La era del Agua acabó con el Diluvio que se recoge en las mitologías de muchas culturas antiguas, la posterior a ésta, la del Fuego, acabó con extrañas lluvias de fuego y en la actual, que está a punto de finalizar en el 2012 según el Calendario Maya, se producirán violentos terremotos, erupciones volcánicas y terribles huracanes para dar lugar a la era de Sexto Sol, dando comienzo a una nueva serie de 25,625 años, esto implica una correlación con culturas de otros continentes, antes del descubrimiento oficial de América.

    A nivel internacional y siguiendo con las leyendas sudamericanas, cuenta la tradición oral recogida en la época de la Conquista española que en el origen de pueblo inca se cuenta que al parecer cuando finalizó el diluvio, de un cerro cercano a lo que después fue Cuzco, salieron del interior de la tierra a través de una cueva, cuatro Dioses y cuatro Diosas que eran capaces de realizar extraordinarias hazañas, vestían extrañas ropas, podían volar, transformaban montañas en riscos lanzándoles proyectiles y llevaban consigo una caja en donde había un “pájaro que hablaba”.

    Ellos organizaron las tribus y les proporcionó el maíz, una planta que fue fundamental para que los indios dejasen de ser un pueblo nómada e iniciar su desarrollo cultural. Esto implicaría que la civilización actual recibió ayuda de los supervivientes de la anterior en los momentos más oportunos para su desarrollo. A nivel mundial, quizás la leyenda más conocida que narra la existencia de otra civilización anterior a la nuestra sea la de la Atlántida. El mito de esta isla perdida nos llega en los diálogos Critias y Timeo escritos por Platón. En ellos se narra la historia relatada por un sacerdote de Sais al sabio griego Solón en su visita a Egipto.

    El sacerdote cuenta que los antepasados de los atenienses se tuvieron que enfrentar nueve mil años antes a un imperio situado en el Atlántico, concretamente en una isla situada frente a las Columnas de Hércules o Estrecho de Gibraltar. Poco después de la victoria ateniense, se produjeron violentos terremotos e inundaciones y en un solo día y en una sola noche, la Atlántida desapareció en las profundidades del mar, los egipcios tenían en sus archivos referencias históricas que se remontaban a nueve mil años antes del encuentro de Solón con el sacerdote, esto en tiempos del faraón Amasis, octavo de la dinastía XXVI. Ellos consideraban a los griegos como un país joven y por lo cual desconocían todos los hechos antiguos, el sacerdote explica que cuando las naciones empiezan a adquirir conocimientos y después de un intervalo de tiempo, sucede una catástrofe obligándolas en empezar de nuevo como niños partiendo del desconocimiento absoluto de su pasado. Algo así como si el surgimiento y

    Destrucción de las civilizaciones fuese algo inevitablemente cíclico, Es cierto es que en 1968 fueron hallados en aguas de Bimini, por el zoólogo Manson Valentine, unas formaciones de piedra que parecían muros construidos artificialmente y posteriormente, en una expedición llevada a cabo por el ingeniero Dimitri Rebikoff en la que se utilizó un sofisticado sistema cartográfico descubrió que existían grandes bloques de 5 por 5 metros de tamaño que sobresalían 50 centímetros del suelo arenoso.

    En los años setenta se hallaron en ese mismo lugar formas geométricas, polígonos regulares y trazos rectos a lo largo de varios kilómetros, más recientemente el arqueólogo y antropólogo William Donato consideró que dichos muros no fueron construidos bajo el agua y sugiere la hipótesis de que una importante civilización existió en el océano Atlántico durante el Pleistoceno. si bien hasta hoy en día existen sobradas pruebas de la existencia de un diluvio de grandes magnitudes tras la época de las glaciaciones como lo mencionan los sumerios, no se han encontrado vestigios definitivos sobre un hundimiento de una gran isla en aguas del Atlántico. Al final de cuentas son muchas las interrogantes que nos plantea la historia, con la perspectiva del tiempo nos daremos cuenta de si existen muchas verdades que actualmente son fantasías para la opinión pública. Las implicaciones sobre un mundo que cambia, cuando la tecnología avanza, provoca que el pensamiento humano se transforme adaptándose a los tiempos.

    Cada vez más, buscamos las respuestas a muchas preguntas que las religiones ya no pueden dar de forma convincente, pues necesitamos saber la verdad, principalmente ante la grave crisis espiritual en la que se encuentra sumergida actualmente la humanidad.

    RECOMENDACIÓNES

    Recomiendo a quien lea este trabajo de investigación, que todo lo aquí leído se analice desde un punto de vista lógico y tecnológico, pues por muy inverosímil que esto parezca, los sellos sumerios, el Torá, el Antiguo testamento y los mayas ratifican los últimos avances astronómicos. No es el objetivo del trabajo causar polémica, generar solo sudas y suposiciones o dar una nula contribución al mundo académico.

    Mi trabajo recoge las aportaciones más recientes sobre el cada vez más extenso tema de la civilización sumeria, el cual resulta imposible no ligarlo con las inmediatas civilizaciones orientales como hebreos, acadios, egipcios y griegos. En los mitos e historias de todas las civilizaciones antiguas, principalmente en las narraciones bíblicas y evangelios católicos, se describen con detalle fenómenos que me es imposible (principalmente como Ingeniero), no relacionarlos con aspectos tecnológicos, esto no por padecer de una imaginación enfermiza o demasiado ávida de fantasías e influenciada por el género de la ciencia ficción, pues en lo personal, jamás he visto o vivido un fenómeno paranormal, no tengo dudas de mi fe espiritual, ni de mi religión de la que me considero orgullosamente practicante, sin embargo si tengo dudas de las interpretaciones de las historias más básicas e importantes de la humanidad, creo en los frutos económicos que surgen de la manipulación de la verdad y sobre todo de la fe de personas que lo único que desean es tener algo en que creer, dada la desesperanza actual, anhelando una mejor forma de vida aunque esta sea solo después de morir.

    Sherlock Holmes, decía que “si eliminas todas las explicaciones ilógicas de un misterio, la que resta por muy fantasiosa que pueda sonar, es la correcta.” Por lo tanto, recomiendo revisar el material disponible para todas estas culturas del pasado que no hacen mas que sorprendernos con todos los conocimientos de vanguardia para nosotros, pero que ellos “ya sabían“ y que nos resulta igualmente sorprendente el que se hayan perdido misteriosamente a lo largo del tiempo sin ninguna trascendencia. Recomiendo analizar objetivamente las creencias de las civilizaciones del pasado, quienes merecen todo nuestro respeto cuando nos narran sus historias sobre sus increíbles Dioses, pues no creo que todas las personas, de todas las antiguas civilizaciones hubiesen padecido de una imaginación enfermiza o demasiado ávida de fantasías e influenciada por el género de la ciencia ficción, llegando a hacer increíbles construcciones, obras de arte, e incluso a ofrecer sacrificios y sus propias vidas, para unos Dioses que en realidad no existieron.

    Por muy insano que parezca recomiendo analizar si es realmente lógico creer que estamos solos en el universo y que Dios es solo una imagen en los templos, a la que solo se le deben prenden veladoras más bien por costumbre. Recomiendo ver las semejanzas entre las historias de todas las civilizaciones del pasado (se realizó en otro trabajo de investigación). Finalmente recomiendo tener un poco de paciencia, pues los avances de la ciencia día con día, finalmente nos llevan a comprender mejor todos los fenómenos que nos inquietan.

    CONCLUSIÓNES

    Desde los albores de la humanidad, el hombre ha narrado la existencia mítica de fuerzas inteligentes, de seres supuestamente no humanos, estos Dioses, ángeles, demonios, duendes, hadas y un sinfín de intermediarios que intervienen directamente en el curso de nuestra vida sobre este planeta. La historia de los avistamientos anómalos y de la variada fenomenología que los acompaña, puede dividirse en dos grandes etapas, una que engloba los avistamientos habidos desde épocas prehistóricas hasta nuestro siglo XX, y otra que recoge los avistamientos contabilizados en la época tecnológica.

    Los textos y legados que en el curso de los tiempos han ido reflejando el acontecer de la historia de la humanidad están salpicados de testimonios que ilustran la lista de tales avistamientos en todo el mundo y en todas las épocas probando que la actuación y la intervención de una o de varias inteligencias distintas de la nuestra forman parte integrante y continua de la historia de la humanidad. Autores como Plinio el Viejo, Plutarco, Dio Cassio, Séneca o Cicerón, fueron en mayor o menor grado conscientes de que los Dioses estaban guiando a los hombres sobre la Tierra. Sin ir más lejos, en el libro octavo de la Eneida, Virgilio habla de ruedas que transportaban rápidamente a los Dioses. En el Prodigiorum Liber o libro de los Prodigios, que son textos originales de Cicerón, Tito Livio, Séneca y otros. Podemos leer allí:

    “Siendo cónsules Cayo Mario y Lucio Valerio, se pudieron ver en diversos lugares de Tarquinia un objeto que semejaba una antorcha encendida que súbitamente cayó del cielo. Hacia el anochecer se vio un objeto volador circular, parecido en su forma a un "clypeus" (el escudo redondo empleado por los legionarios romanos) llameante, que cruzaba el cielo del oeste hacia el este, luego en el territorio de Spoleto, en la Umbría, una esfera de fuego, de color dorado, cayó a tierra dando vueltas. Después parecía que aumentase de tamaño, se elevó del suelo, y ascendió hacia el cielo, en donde oscureció al disco del Sol con su claridad cegadora. Después desapareció en dirección al cuadrante este del cielo.”

    El bioquímico inglés Francis Crick (Premio Nobel en 1962 por haber descubierto la estructura del ADN), menciona que la teoría de la panspermia es la única forma lógica posible de que se iniciara la vida en la tierra, y que son cada vez más los científicos que creen seriamente en que hemos sido visitados en el pasado por otras civilizaciones.

    18.- Zecharia, Sitchin, Al principio de los tiempos, obelisco, 1990.Pág. 54.

    Estoy consiente de que todo esto es difícil de aceptar como una observación seria, ya que es un fenómeno que sigue siendo misterioso, pues mientras no sea un una verdad universal aceptada por todos, no es más que una teoría o forma de interpretación de los legados de antiguas civilizaciones del pasado como los sumerios, sin embargo estas interpretaciones donde la ciencia y religión, (oficialmente no quieren aceptarlo y al mismo tiempo dicen no cerrarse ante él), tratan de avanzar a paso seguro, cada vez suenan sino mas reales, si más probables, pues ahora que los seres humanos hemos puesto astronautas en la luna, no resulta imposible que alguna otra civilización lo hubiese hecho en nuestro planeta, o lo pueda hacer.

    Esto desgraciadamente atrae la atención, como todo lo desconocido y no es muy difícil aficionarse a él, han aparecido desde los años sesenta "gurúes" que aseguran tener un conocimiento privilegiado sobre los extraterrestres, donde casi todos han sido charlatanes que han atraído multitudes llevándolos incluso a la muerte bajo encargo de su líder, por ejemplo la secta “puerta del cielo”, ocasionó el 26 de marzo de 1997, un suicidio colectivo que tuvo lugar en la zona residencial de Rancho Santa Fe, en San Diego, California. Donde veintiún mujeres y dieciocho hombres se suicidaron. Al lado de sus ordenados cuerpos yacían las maletas con sus pertenencias personales como si estuvieran listos para partir hacia un sitio previamente programado, sus creencias, expresadas en un video de despedida y en su página electrónica de Internet, refieren a la llegada del fin de los tiempos cuando ellos, como elegidos, sean elevados a un nivel superior de existencia, para ello debían abandonar sus cuerpos, para posteriormente abordar una nave extraterrestre que venía en la cola del Cometa Hale-Bopp, entre los suicidas se encontró a su líder espiritual Marshal Applewhite.

    Otro caso es el de “La Orden del Templo Solar”. Fundada por Luc Jouret, un belga diplomado en homeopatía por la Universidad Libre de Bruselas en 1974, durante algunos años se involucró en todo tipo de agrupaciones esotéricas hasta que en 1983 entró en contacto con Julien Origas, gran maestre de la Orden Renovada del Templo (una logia pseudo masona y rosacruz). A la muerte de Origas, Jouret trata infructuosamente de convertirse en su sucesor como gran maestre ante la oposición de la mayoría de los miembros, posteriormente con 30 miembros y su amigo Joseph di Mambro fundan la Orden del Templo Solar de los cuales serán gran maestre y sumo sacerdote respectivamente.

    Di Mambro había sido condenado en 1972 por estafa y se le vinculaba con el uso de fondos de la secta para lavar dinero de la venta ilegal de armas. En Octubre de 1994 en localidades de Canadá y Suiza mueren un total de 53 personas en un suicidio ritual, después en la navidad de 1995 otros 16 miembros del Templo Solar se suicidan en un bosque de Francia. El 23 de Marzo de 1997, tres días antes de darse a conocer el suicidio ritual de “Puerta del Cielo”, cinco miembros de la Orden del Templo Solar se autoinmolan en una casa en Québec, Canadá, creyendo que reencarnaran en un planeta de la estrella Sirio.

    La línea que divide a los genios de los locos y a lo real de lo falso, sobre todo en situaciones sobre este tema, es muy delgada, el criterio racional y la demostración testimonial nos ayuda a orientarnos, pues no todo lo que se mueve en el cielo, por muy extraño debe ser no humano. Sin embargo la ciencia aunque tiene pruebas de que existe vida extraterrestre en forma microscópica, no tiene pruebas fehacientes que nos permitan sustentar la existencia o no

    Existencia de otro tipo de vida extraterrestre inteligente y aunque la astro arqueología está reconocida como una ciencia que ayuda a fechar eventos de las antiguas civilizaciones, enseñándonos que el verdadero misterio de las antiguas construcciones, no es la construcción en sí, sino que eran orientadas con una precisión “imposiblemente humana”, desgraciadamente hay quien todavía piensa que todas estas construcciones eran grandes tumbas, realizadas por el temor a la muerte de los antiguos reyes, sin darse de cuenta que estas nos claman a gritos que el futuro está escondido en el pasado.

    Estas teorías empezaron a tratarse en los años setenta cuando autores como Andreas Faber-Kaiser, dieron por vez primera las teorías de los “astronautas de la antigüedad”, sin embargo solo crearon más dudas que respuestas, al no poder sustentar sus teorías con otra cosa más que suposiciones e ideas. No es sino hasta fechas más recientes que se realizan las traducciones de los rodillos sumerios, por parte de un equipo de científicos traductores y antropólogos, liderados principalmente por Zecharia Sitchin quien incluso necesito la ayuda de pilotos y astronautas, para encontrar la correcta traducción del gran rompecabezas que es interpretar las historias religiosas de la antigua civilización sumeria. Lo aún más interesante es que griegos, mayas y el antiguo testamento, coincidan en sus historias y conocimientos astronómicos, pues la historia sumeria sobre el planeta Nibiru, coincide perfectamente con los ciclos del calendario maya, al estar este planeta en su perihelio, es decir lo más cercano del sol durante el transcurso de su órbita, esta posición que toma entre Marte y Júpiter ocasiona campos gravitacionales que inciden en todos los planetas.

    Esto sucede con todos los planetas del sistema solar, que se ven afectados unos por los campos gravitacionales de otros incluida, la tierra, pero al estar Nibiru aproximándose los efectos de sus campos gravitacionales en la tierra provocan el cambio de polos magnéticos, lo cual genera cataclismos. Los sumerios y mayas sabían de esto y lo cuidaban con mucha exactitud, pues el calendario no fue entregado por los Dioses con fines agrícolas sino religiosos, principalmente para advertirlos de esto, incluso el libro del Apocalipsis nos menciona, como señales divinas el una cruz de fuego en el cielo, que no es otra cosa que el planeta Nibiru al ser visible sobre la tierra, mientras se aproxima a su perihelio.

    El cambio de polos magnéticos ocasionará un descenso en la velocidad del giro de la tierra, lo que físicamente generará tres días de oscuridad o tres días sin noche, dependiendo de que hemisferio del planeta nos encontremos, pero en realidad esto no será “el fin del mundo” como alardean muchos charlatanes, sino como plantean los mayas, será el regreso de Kukulkán el 21 de Diciembre del año 2012(regreso de sus Dioses), y dará fin a una era y empezará otra (cambio de era del zodiaco). Los Dioses explicaron a los sumerios la historia del sistema solar y su funcionamiento, advirtiendo de este ciclo cada 3600 años. De hecho el Horóscopo servía en realidad como un instrumento de conversión para fijar simultáneamente las fechas en Nibiru y en la Tierra y las pirámides como “relojes solares y astronómicos” pues un año de Nibiru son 3600 años terrestres y si creemos en los sumerios que cuentan que sus Dioses vivían mas de cien de sus años, nos encontramos con Dioses que vivían más de 36000 años terrestres y para quienes la vida completa de un ser humano

    (Asumiendo que el promedio de vida humana en 90 años), es insignificante, pues podrían conocer a cuarenta generaciones de seres humanos, que vivieran noventa años y esto solo en el transcurso de uno solo de sus años. Esto nos permite deducir que con semejante longevidad, que a nuestro humano parecer es “una eternidad” y al estar viviendo en un “planeta cometa” que viaja por el espacio, la capacidad evolutiva y tecnológica de estos Dioses, es inmensa comparada con la nuestra, incluso nos lleva a pensar que somos para ellos en realidad “bebes de probeta” a los que cariñosamente revisan de vez en cuando y dejan que “caminen un poquito por si solos” hasta que si se caen les vuelven a ayudar, mientras dejan que aprendan y maduren por si solos, con la menor intervención posible.

    BIBLIOGRAFÍA

    1.- Física para ciencias e ingenierías, Raymond A. Serway, McGraw Hill, 1982, Pág.94.
    2.- WWW.es.wikipedia.org/wiki/%C3%81ngel_Rafael
    3.-Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Hechos 27:2, 24.
    4.-Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Génesis 28:11-16
    5.- Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, 2 Reyes 2:1-11
    6.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Pág. 43.
    7.- Zecharia, Sitchin, Al principio de los tiempos, obelisco, 1990.Pág.38.
    8.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Pág. 57.
    9. -Zecharia, Sitchin, El doceavo planeta, obelisco, 1990.Pág.110.
    10.- Zecharia, Sitchin, Al principio de los tiempos, obelisco, 1990.Pág.229.
    11.- Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Moisés 1:34
    12.-Oración católica del padre nuestro, referida como la oración que Jesús nos enseñó.
    13.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Pág.65.
    14.- Zecharia, Sitchin, El doceavo planeta, obelisco, 1990.Pág.240.
    15.- Crawford, Harriet, Sumer and the Sumerians. Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Pág.67.
    16.- Sagrada Biblia, Ediciones Paulinas, Moisés 1:34.
    17.- www.terra.com.mx/articulo.aspx?ref=0&articuloid
    18.- Zecharia, Sitchin, Al principio de los tiempos, obelisco, 1990.Pág. 54.

    ___si__ Yo tengo una página de cobertura similar al ejemplo de la página 89 o 90 del Suplemento.
    ___no_ Yo incluí una tabla de contenidos con la página correspondiente para cada componente (exclusivamente para la Tesis).
    __no___Yo incluí un abstracto del documento (exclusivamente para la Tesis).
    __si___ Yo seguí el contorno propuesto en la página 91 o 97 del Suplemento con todos los títulos o casi.
    __si___ Yo usé referencias a través de todo el documento según el requisito de la página 92 del Suplemento.
    ___no__ Mis referencias están en orden alfabético al final según el requisito de la página 92 del Suplemento. (Están en orden numérico)
    ___si__ Cada referencia que mencioné en el texto se encuentra en mi lista o viceversa.
    ___si__ Yo utilicé una ilustración clara y con detalles para defender mi punto de vista.
    ___no_ Yo utilicé al final apéndices con gráficas y otros tipos de documentos de soporte. ___no_ Yo utilicé varias tablas y estadísticas para aclarar mis ideas más científicamente. ___si__ Yo tengo por lo menos 50 páginas de texto (15 como mínimo según suplemento) salvo si me pidieron lo contrario.
    ___si__ Cada sección de mi documento sigue una cierta lógica.
    ___si__ Yo no utilicé caracteres extravagantes, dibujos o decoraciones.
    ___si__ Yo utilicé un lenguaje sencillo, claro y accesible para todos.
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    ___si__ Yo afirmo por este medio que lo que estoy sometiendo es totalmente mi obra propia. __Justo Ezquer Espín______________ Firma del Estudiante.
    ___5/10/07_____________ Fecha

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