Joaquim Bumba Maestría en Ciencias e Ingeniería Telecomunic aci ones Angola |
Helio Abias Venancio Mota Licenciatura en Administración de Empresas Gerenci a de Proyectos Angola |
Leonardo Tovar Gutiérrez Doctorado en Ciencias Administraci ón de Servici os de la Salud Argentina |
José Luis Lozano Maestría en Arte Solución de Conflictos, Mediación y D. Humanos Argentina |
Eduardo Emilio Medina Licenciatura en Ciencias Ingeniería Civil Argentina |
Davin Vivake Persaud Maestría en Educación Desarrollo de Curric ula Bermudas |
Francisco Feliciano Delgado Licenciatura en Ciencias Ingeniería Eléctric a Cabo Verde |
Fernando Jorge Lopes Tavares Borges Doctorado en Negocios y Economía Administraci ón de Empresas Cabo Verde |
Maria Angelica Restrepo Molina Licenciatura en Administración de Empresas Administraci ón de Empresas Colombia |
Diana Carolina Bastidas Pantoja Licenciatura en Ciencias Psic ología Clínic a Colombia |
Edgar Fernando Lozano Muñoz Maestría en Administración de Empresas Administraci ón de Empresas Colombia |
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Anita Andeme Biyogo Andeme Licenciatura en Administración de Empresas Banca y Finanzas Guinea Ecuatorial |
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Olumide, Abiodun Oluyinka Doctorado en Ciencias Gerenci a de Proyectos de Construcci ón Nigeria |
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Lachmanpersad Ramadhin Licenciatura en Ciencias Ingeniería Mecánic a Países Bajos |
Omayra Orozco de Alfaro Doctorado en Filosofía Investigaci ón en Salud y Nutrici ón Panamá |
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Patrick Stanley Nyeko Doctorado en Gestión de Proyectos Gestión de Proyectos Uganda |
Nyambe Muyunda Licenciatura en Administración de Empresas Contabilid ad y Finanzas Zamb ia |
Edward Tsai Maestría en Ciencias Psic ología Zimb abwe |
2 DIMENSIONES MISIOLÓ-
GICAS EN ELLEN G. WHITE
Una vez conceptuada la
misión, cabe aclarar las bases
bíblicas o teológicas que Elena
White usó en sus escritos para
tratar el tema de la misión
y que fundamentan en gran
parte la misiología adventista.
En los escritos de la autora
se pueden distinguir por lo
menos tres dimensiones teológicas
de la misión confiada a
la iglesia cristiana adventista:
la dimensión soteriológica, la
dimensión escatológica y la
dimensión eclesiológica.
2.1 La dimensión soteriológica
En cuanto a esa dimensión,
que significa el estudio de la
salvación humana, Elena de
White asevera:
A nuestro alrededor las almas
perecen en sus pecados.
Cada año miles y miles están
muriendo sin Dios y sin
esperanza de vida eterna. Las
plagas y los juicios de Dios
están haciendo su obra y las
almas van a la ruina porque
la luz de la verdad no tiene
resplandecido en su camino.
Y, sin embargo, cuán pocos
están preocupados por la
condición de su prójimo. El
mundo perece en la miseria,
y sin embargo esto no llama
la atención ni siquiera de
aquellos que dicen creer las
verdades más sublimes dadas
alguna vez a los mortales.
Dios requiere que su pueblo
sea su mano ayudante para
alcanzar a los que perecen,
pero muchos se contentan
con hacer nada.
En declaraciones como ésta y
otras similares, se plantea la
responsabilidad por la salvación
o la perdición eterna de
los pecadores sobre la iglesia.
Más aún hay un énfasis en
la idea de que cada individuo
que integra la iglesia es
personalmente responsable
de la salvación o perdición de
algunas almas:
Cada uno fue distribuido su
obra, y nadie puede sustituir
a otro. Cada uno tiene una
misión de admirable importancia,
la cual no puede
descuidar o pasar por alto,
una vez que su cumplimiento
envuelve el bien de alguna
alma, y la negligencia de la
misma, la ruina de una criatura
por quien Cristo murió.
].]. Dios designó a sus hijos
para dar luz a los demás, y
si dejan de hacerlo, y almas
se dejan en las tinieblas del
error por su falta en hacer lo
que podrían haber hecho si
hubieran sido vivificados por
el Espíritu Santo, serán entonces
responsables a Dios.
Esta preocupación por las
almas y su destino eterno nos
recuerda a la de Pablo, que
después de haber declarado
que “todo aquel que invoque
el nombre del Señor será
salvo”, se pregunta: “¿Cómo,
pues, invocar a aquel en
quien no creyeron? ¿Y cómo
creer en aquel de quien no
oyeron? ¿Y cómo oir si no
hay quien predice? ¿Y cómo
predicarán si no se envían?”
(Rm 10: 13-15). En estas cuatro
preguntas el apóstol muestra
la delicada tensión que existe
entre una obra de salvación
suficiente y completa porque
es la obra divina de Cristo, y
la necesidad de la mano de
obra humana en dar a conocer
esa misma salvación.
La escritora deja bien claro
que la obra de la salvación es
una acción divina, completa
y suficiente. Pero también
queda claro que el instrumento
humano, por medio de la
iglesia, constituye un papel
importante en la actividad
salvífica de Dios:
En la obra de rescatar las
almas perdidas que perecen,
no es el hombre quien realiza
la tarea de salvarlas; Dios
es quien trabaja con él. Tanto
Dios como el hombre actúan.
“Sois coobre de Dios.”
Tenemos que trabajar de métodos varios, y permitir
que Dios actúe en nosotros
para revelar la verdad y
revelarlo a Él como Salvador
que perdona el pecado.
Y añade la autora, en lo que
se refiere a aquellos que
recibieron la verdad en sus
corazones:
En Su sabiduría el Señor
pone a los que están buscando
la verdad en contacto
con sus semejantes que la
conocen. Es plano del cielo
que los que recibieron la luz
la comuniquen a los que
se hallan en tinieblas. La
humanidad, sacando su eficiencia
de la gran fuente de
la sabiduría, se convierte en
el instrumento, la agencia
operadora por medio de la
cual el evangelio ejerce su
poder transformador sobre
el espíritu y el corazón.
La decisión de dar al instrumento
humano una participación
activa en la obra de salvación
es un acto de elección
que Dios mismo asume. Dios
podría haber proclamado su
verdad por medio de ángeles
inmaculados; podría haber alcanzado
su objetivo de salvar
a los pecadores, sin la ayuda
humana, pero “(...) a hombres
y mujeres se le entregó la sagrada
tarea de hacer conocidas
las riquezas incomprensibles
de Cristo. 3: 8”. La decisión
que la Divinidad toma de
incluir a la humanidad en
la acción salvadora tiene al
menos dos razones importantes.
La primera tiene que ver
con lo que podríamos llamar
estrategia de la salvación. En
su sabiduría, “Dios no escoge
como Sus representantes entre
los hombres ángeles que jamás
cayeron, sino seres humanos,
hombres de pasiones idénticas
a las de aquellos a quienes
buscan salvar”.
El elemento soteriológico
produce gran motivación para
la misión de la iglesia. Una
verdad fortalece y unifica el
concepto de misión. Las almas
que podrían perecer sin Cristo
debido a nuestra indolencia,
y la idea de que podemos ser
responsables ante Dios por la
perdición eterna de esas almas
es un elemento activador de la
obra misionera del individuo y
de la iglesia como un todo. En
este caso, un concepto teológico
como es la soteriología o la
ciencia de la salvación, puede
constituirse en un elemento
motivador y activador de la
misión de la iglesia, y, por
consiguiente, un principio
fundamental del crecimiento
eclesiástico.
2.2 La dimensión escatológica
El concepto de que el tiempo
del segundo advenimiento tiene
una relación directa con el
cumplimiento de la misión por
parte de la iglesia, tiene raíces
bíblicas: “Y este evangelio del
reino será predicado en todo el
mundo, en testimonio a todas
las gentes, y entonces vendrá
el fin” (Mt 24:14). Este concepto
fue usado frecuentemente por
Elena White y nos sirve de
alerta en lo que se refiere al
cumplimiento de la misión.
La causa de que la venida
de Cristo ha sido predicha
hace tanto tiempo, algunos
concluyen que debe
haber habido algún error
[...] pero no tardará más que
el tiempo que tome la tarea
de presentar el mensaje a
toda nación, lengua y lengua
pueblo. ¿Olvidaremos los
que pretendemos ser estudiantes
de las profecías, que
la tolerancia de Dios hacia
los impíos es una parte del
vasto y misericordioso plan
por el cual Él está tratando
de alcanzar la salvación de
las almas?
En esa declaración, la autora
no sólo relaciona el tiempo del
advenimiento con la terminación
de la predicación del
evangelio, sino que también la
aparente tardanza de la parousia
con el mismo argumento
usado por Pedro cuando dice
que: “El Señor no retarda su
promesa aunque algunos la
tienen por tardía; pero es largo
para con vosotros, no queriendo
que algunos se pierdan,
sino que todos vengan a
arrepentirse” (II Pe 3: 9).
Un segundo concepto que
la autora extrae de las declaraciones
de Pedro es que
cuanto más el ser humano se
involucra en el cumplimiento
de la misión, tanto más se
apresura la venida del Señor.
“Apresionados para la venida
del día de Dios”, dice el apóstol
(v.12). Elena White, entonces,
interpreta la declaración en el
sentido de que la humanidad,
con nuestra obra misionera,
debe adelantar la parousia:
Es privilegio de todo cristiano,
no sólo aguardar, sino
incluso apresurar la venida
de nuestro Señor Jesucristo.
Si todos los que profesan su
nombre estuvieran produciendo
fruto para su gloria,
cuán rápidamente se lanzó
en todo el mundo la semilla
del evangelio. Rápidamente
maduraría la última mierda,
y Cristo vendría a juntar el
precioso grano.
En otra ocasión, exhortó: “Dando
el evangelio al mundo, está
en nuestro poder apresurar la
vuelta de nuestro Señor. No nos
basta con esperar, sino apresurar
el día de Dios” (II P. 3:12).
2.3 La dimensión eclesiológica
El tercer concepto teológico
relacionado con la misión tiene
que ver con el crecimiento
y la expansión del cuerpo
de Cristo: la iglesia. El libro
de Hechos de los Apóstoles
es básicamente un recuerdo
acerca de la forma en que los
discípulos y seguidores del
Señor cumplían la Gran Comisión
al establecer congregaciones
a lo largo del imperio.
En ese aspecto Pablo aparece
como líder inigualable en el
establecimiento de nuevas iglesias. Es innegable que
dentro de la teología de Pablo,
la eclesiología ocupó un lugar
preponderante.
Los individuos son llamados
por el evangelio y redimidos
por la sangre de Cristo no para
mantenerse aislados, sino para
ser “conciudadanos de los
santos y de la familia de Dios”
como si fuera un edificio; en la
iglesia todos son “juntos edificados
para morada de Dios
en Espíritu”, y asemejándose
a un cuerpo, la iglesia tiene el
propósito de que “crezcamos
en todo, en el que es la cabeza,
Cristo” (Ef. 2:19, 22) 4:15). La
interpretación paulina de la
Gran Comisión incluía, sin
duda, el establecimiento de
congregaciones, y la integración
de los nuevos conversos
como “miembros responsables
de su cuerpo”.
En la interpretación de la
Gran Comisión, Elena de
White sigue los lineamientos
de la teología y la práctica
paulina. En un capítulo de su
libro “Hechos de los Apóstoles”,
dedicado a analizar la
Gran Comisión, la autora utiliza
una paráfrasis para colocar
en los labios del cristiano las
siguientes palabras:
Viste que todos los que
vinieron a mí confesando
sus pecados, yo los recibí
libremente. El que viene a
Mí, de ninguna manera lo
echaré fuera. A vosotros, mis
discípulos, yo entrego este
mensaje de misericordia.
Ella debe ser dada tanto a
judíos como a gentiles - primero
a Israel, y entonces a
todas las naciones, lenguas y
pueblos. Todos los que creen
deben ser congregados en
una sola iglesia.
En cuanto a la importancia de la iglesia, resalta la autora,
diciendo: “Los que se deciden
por la verdad deben ser organizados
en iglesias, y luego el
predicador pasará adelante
a otros campos igualmente”,
concluyendo que:
Los nuevos territorios
deberán ser trabajados por
hombres inspirados por el
Espíritu Santo. Se deben
establecer nuevas iglesias y
nuevas congregaciones organizadas.
En esta presente
época deben haber representantes
de la verdad presente
en cada ciudad y en
las más remotas partes de la
Tierra. La Tierra toda debe
ser iluminada con la gloria
de la verdad de Dios. La luz
debe resplandecer en todas
las tierras y pueblos [...].
En la teología bíblica de la
iglesia, puede notarse una
delicada tensión en la relación
de la iglesia y el mundo.
La Iglesia es el redil donde
las ovejas encuentran seguridad
y protección (Jn 10); es
la fortaleza de Dios, contra la
cual ni siquiera las fuerzas del
Hades pueden prevalecer (Mt
16:18). Pero al mismo tiempo
es “la luz del mundo” y “la sal
de la tierra que no se puede
ocultar ni desvanecerse” (Mt
5: 13-16). Los individuos son
llamados del mundo para
constituirse en ciudadanos del
reino de Dios (Ef. 2:19), pero al
mismo tiempo son enviados al mundo como testigos de la
salvación recibida (Jn 17: 11-18;
Lc 24: 45-49;).
Estos dos elementos en tensión,
la iglesia como refugio
contra los males del mundo,
y la iglesia como canal de
salvación para el mundo, han
producido altos y bajos en la
historia de la misión cristiana.
Cuando la iglesia se encerró
en sí misma, buscando protección
y seguridad, su misión
cristiana disminuyó y, en ocasiones,
se detuvo. Al contrario,
cuando la iglesia fortaleció
el concepto de testimonio al
mundo, la misión cristiana se
expandió y alcanzó a nuevas
regiones y pueblos.
En términos teológicos, se
denominaría tensión entre
la koinonia y el kerygma, la
comunión y la proclamación.
Ambos son honestos objetivos
de la iglesia; pero la misión
cristiana al mundo requiere
un constante fortalecimiento
de la última. Sin la proclamación,
la comunión se vuelve
egocéntrica e infructuosa.
En los escritos de Elena
White se nota una clara
preocupación por buscar el
equilibrio entre ambos aspectos.
Tanto en las declaraciones
dirigidas al individuo como
a la iglesia, la idea de recibir
de la fuente de vida a través
de la comunión, y la idea de
compartir lo recibido a través
de la proclamación, están indeleblemente unidas:
Todo verdadero discípulo
nace en el reino de Dios
como misionero.
El que
bebe del agua viva, se hace
fuente de vida. El depositario
se convierte en donante.
La gracia de Cristo en el
alma es una vertiente en
el desierto, fluyendo hacia
el refrigerio de todos, y
haciendo a los que están a
punto de perecer, ansiosos
de beber del agua de la vida.
Y reafirma el importante papel
que desempeñan tanto el
individuo como la iglesia para
buscar el equilibrio entre la
comunión y la proclamación:
Dios requiere que su pueblo
brille como luces en el
mundo. No es sólo de los
ministros que eso se exige,
sino de todo el discípulo
de Cristo. Su conversación
debe ser celestial. Y mientras
gozan de comunión con
Dios, desearán comunicarse
con sus semejantes, para
expresar, por palabras y
actos, el amor de Dios que
les anima el corazón. De esa
manera serán luces en el
mundo, y la luz transmitida
por medio de ellos no se
extinguirá, ni se les quitará.
La iglesia así cumple su doble
función de koinonia y kerygma.
El alma encuentra en la
iglesia consuelo, fortaleza
e inspiración a través de la
comunión, que a su vez se transforma en un canal de
gracia, esperanza y salvación
a través de la proclamación.
Una no es completa sin la
otra porque:
La iglesia es el instrumento
señalado por Dios para la
salvación de los hombres.
Fue organizada para servir,
y su misión es llevar el
evangelio al mundo. Desde
el principio ha sido plan
de Dios que a través de su
iglesia sea reflejada para
el mundo su plenitud y
suficiencia. A los miembros
de la iglesia, a quienes él
llamó de las tinieblas a su
maravillosa luz, corresponde
a manifestar su gloria.
La iglesia es la depositaria
de las riquezas de la gracia
de Cristo; y por la iglesia será a su tiempo manifiesta,
incluso a los “principados
y potestades en los
Cielos” (Ef. 3:10), la final y
amplia demostración del
amor de Dios.
En vista de lo expuesto, la
iglesia tiene la misión de
desarrollar estas tres dimensiones
con el fin de cumplir el
propósito ordenado por Cristo,
de proclamar el mensaje de la
salvación, unir a los creyentes
en comunión con Cristo como
un cuerpo, y expandir el Reino
de Dios aguardando el breve
retorno de Nuestro Señor
Jesucristo.
CONSIDERACIONES
FINALES
La misiología adventista
está fundamentada esencialmente en el propio
ordenamiento de Cristo, cuya
misión encomendó a sus discípulos
ya la iglesia cristiana
para proclamar el Evangelio
y expandir el Reino de Dios
en la Tierra, preparando así el
camino para el segundo advenimiento
de Cristo.
En esta perspectiva, la Iglesia
Adventista del Séptimo
Día tiene como misión y teología
llevar a todo el mundo
el conocimiento de la Palabra
de Dios, del Evangelio de la
Paz y de la breve vuelta de
Jesús, como fiel depositaria
de la gracia de Cristo, siendo,
por lo tanto, instrumento
al servicio de Cristo para la
salvación de los hombres.
Como iglesia, se preocupa
en conciliar a sus miembros,
como familia de Cristo, para
que sean edificados y obtengan
el conocimiento de la
verdad, para ser discípulos
misioneros.
Cada adventista corresponde
a la misión de llevar el
Evangelio de Cristo, preocupándose
en predicar la Palabra
de Dios y anunciar el advenimiento
de Cristo, contribuyendo
con la obra divina de
salvación. La misión de todos,
como iglesia, es llevar el Evangelio
de la Salvación a todo
el mundo, alcanzando hasta
los confines de la Tierra para
expandir el Reino de Dios y
apresurar el Día del Señor De esta manera, el crecimiento
de la iglesia adventista
está pautado no sólo en el valor
cuantitativo, en el establecimiento
de iglesias o en la
formalidad del número de bautismos,
pero, principalmente y esencialmente, en el valor
cualitativo de la misión de
expandir el Reino de Dios
para promover la breve vuelta
de nuestro Señor Jesucristo,
fundamento principal de la
teología adventista. Fin
REFERENCIAS. BAVINCK, J.H. Introduction to the sciense of
missions. In: KUIPER, R. B. Evangelização Teocêntrica. São Paulo,
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Casa Publicadora Brasileira, 1981. | WHITE, Ellen G. O desejado de
todas as nações. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2004.
Carl Sagan, astrofísico,
cosmólogo y divulgador
de la ciencia.
Fue profesor en la universidad
de Harvard.
También fue consejero de la
NASA recibiendo los premios
de la misma por Méritos Científicos
Excepcionales, por dos
veces, y por Servicio Público
Distinguido.
La NASA le distinguió con el
Premio Apollo Achievement.
La sociedad Norteamericana
de Astronáutica le concedió el premio John F. Kennedy
y la Academia Nacional de
Ciencias le otorgó la más alta
distinción: la medalla del
Bienestar Público. Recibió también el premio
Pulitzer.
En la Universidad de Cornell
fue director del Laboratorio de
Estudios Planetarios.
Publicó más de 20 obras. Se
refiere a nuestro planeta como
el punto azul pálido.
Ese punto azul pálido es
motivado por la fotografía de
la Tierra desde el Voyager I,
a una distancia de 6,000 millones
de km. La fotografía se
tomó el 14 de febrero de 1990.
El siguiente texto lo recitó
en la Universidad de Cornell
por primera vez y aparece en
el libro que escribió “El punto
azul pálido, una visión del
futuro humano en el espacio”
publicado en 1994.
Y dice:
“Mira ese punto. Eso es
aquí. Eso es nuestro hogar. Eso
somos nosotros. En él, todos
los que amas, todos los que conoces,
todos de los que alguna
vez escuchaste, cada ser humano
que ha existido, vivió su
vida. La suma de todas nuestras
alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras
de sí mismas, ideologías y
doctrinas económicas, cada
cazador y recolector, cada
héroe y cobarde, cada creador
y destructor de civilizaciones,
cada rey y campesino, cada
joven pareja enamorada, cada
madre y padre, niño esperanzado,
inventor y explorador,
cada maestro de la moral, cada
político corrupto, cada “superestrella”,
cada “líder supremo”,
cada santo y pecador en la
historia de nuestra especie, vivió
ahí –en una mota de polvo
suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario
muy pequeño en la vasta arena
cósmica. Piensa en los ríos
de sangre vertida por todos
esos generales y emperadores,
para que en su gloria y triunfo,
pudieran convertirse en amos
momentáneos de una fracción
de un punto. Piensa en
las interminables crueldades
cometidas por los habitantes
de una esquina del punto
sobre los apenas distinguibles
habitantes de alguna otra
esquina. Cuán frecuentes sus
malentendidos, cuán ávidos
están de matarse los unos a los
otros, cómo de fervientes son
sus odios. Nuestras posturas,
nuestra importancia imaginaria,
la ilusión de que ocupamos
una posición privilegiada
en el Universo... es desafiada
por este punto de luz pálida.
Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran
y envolvente penumbra cósmica.
En nuestra oscuridad
—en toda esta vastedad—, no
hay ni un indicio de que vaya
a llegar ayuda desde algún
otro lugar para salvarnos de
nosotros mismos. La Tierra
es el único mundo conocido
hasta ahora que alberga vida.
No hay ningún otro lugar, al
menos en el futuro próximo, al
cual nuestra especie pudiera
migrar. Visitar, sí. Asentarnos,
aún no. Nos guste o no, por el
momento la Tierra es donde
tenemos que quedarnos. Se
ha dicho que la astronomía es
una formadora de humildad y
carácter. Tal vez no hay mejor
demostración de la locura
de los conceptos humanos
que esta distante imagen de
nuestro minúsculo mundo.
Para mí, subraya nuestra
responsabilidad de tratarnos
mejor los unos a los otros, y de
preservar y querer ese punto
azul pálido, el único hogar
que siempre hemos conocido”.
(Sagan, 1994).
Podríamos decir que es un
poema maravilloso, pero la
maravilla es lo que nuestro
planeta significa en nuestras
vidas. Sagan nos dice que en
ese pequeño punto azul se
realizan y se han realizado
tantas actividades que cualquiera
diría que es un enorme
astro y resulta que no es así:
somos un punto azul en el
espacio. Lo que nos deja este
maravilloso escrito, más bien
diríamos maravilloso poema,
a lo que como seres humanos
somos, es el mundo que
construimos.
Ese mundo construido en
un espacio tan pequeño es
grande por lo que hacemos.
La grandeza de nuestro
mundo es la grandeza de
nuestras acciones.
Sagan ve también las cosas
no muy buenas que hacemos.
Este poema nos debe hacer
reflexionar sobre lo mucho
que como seres humanos
podemos hacer; construir un
mundo tan grande como queramos,
construir el mundo que
parece ser necesitamos.
Vivimos en un mundo
donde la comunicación de los
hechos es al instante y vemos
y escuchamos eventos y noticias
no muy buenas.
Con la grandeza que tenemos
lo que debemos hacer es
construir un mundo cada vez
mejor por todo lo que como
seres humanos vemos podemos
hacer.
¿Tú, qué piensas hacer para
que este punto azul pálido sea
cada vez mejor para ti? ¿Tú, qué
piensas hacer para que este
punto azul pálido sea cada vez
mejor para los otros? ¿Estudias
para tener calidad de vida? ¿Estudias
para construir una vida
feliz para ti y los tuyos? ¿Piensas en tu trabajo como
la oportunidad de aportar
algo a la sociedad? ¿Piensas
en tu comunidad como el
espacio en el cual tienes que
hacer algo para una vida mejor
para todos?
En ese pequeñísimo punto
azul pálido suspendido en
el espacio es nuestra vida y tenemos que hacer de él un
punto mayor en nuestras mentes
aunque sea tan pequeño en
la realidad.
Nunca olvides lo pequeño
que somos en el
espacio pero lo grande
que con nuestro diario vivir
podemos hacer nuestro
“punto azul pálido”.
BIBLIOGRAFÍA. Sagan, Carl (2003). El Punto azul Pálido, una
visión del futuro humano en el espacio. México: Planeta. Recuperado
de:
https://lasteologias.files.wordpress.com/2008/06/sagan-carl-unpunto-
azul-palido-una-vision-del-futuro-humano-en-el-espacio.pdf
Grandes noticias para los miembros
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pasado ofrecimos nuestra primera
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Fecha: Miércoles 16 de octubre.
Hora: De 9 am a 7 pm. (tiempo este EUA)
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https://aiuwebinars.clickmeeting.com/
aiu-conferencia-de-la-educacion-del-siglo-21
Coordinador de la conferencia:
Dr. Edward Lambert
PROGRAMA
9:00 am
Dr. Jack Rosenzweig
Introducción
9:15 am
Miguel Angel
González Cernuda
Conocimiento aplicado:
la ventaja competitiva
en el mundo digital
10:00 am
Pascual Núñez
Internet rompe paradigmas
y fronteras
idiomáticas
11:00 am
Ana María Torres Hernández
Desarrollo sostenible
desde la construcción
de un territorio social
y solidario
12:00 pm
Maria Laura Gianfri
Del pensamiento convergente
al pensamiento
divergente
1:00 pm
Fernando Antonio
Espinar La Torre
Ética aplicada en
la educación superior
2:00 pm
Rosa Linda Gutiérrez
Crisis vitales:
propuestas de gestión
y superación
3:00 pm
Hernando Murillo Gómez
¿Qué enseñar en
la sociedad del
conocimiento?
4:00 pm
Pedro de León Rivera
Vida profesional
con éxito
5:00 pm
José Rubén Aguilar Sánchez
Análisis de los
esfuerzos de torsión
en Rugo: interferencia
a través del método de
elementos finitos
6:00 pm
Dr. Franklin Valcin
Conclusión
En caso de estar interesado en alguno de
estos temas, puedes contactar a tu tutor
para obtener más información.