INDICE.
Introducción (Propósito del
tema)
La
experiencia emocional se diferencia y se integra a medida que el individuo se
desarrolla cognitivamente y cada vez que en el ser humano se “despierta” una
emoción, se debe fundamentalmente a que hubo en algún momento de la vida del
sujeto, una valoración cognitiva.
Sylwester
(2003), nos dice que todo lo que hacemos comienza con la emoción, un proceso
cognitivo dominante y que esta funciona
como un “termostato biológico” que monitorea y maneja nuestras variaciones de
normalidad, además activa nuestro sistema de la atención, identifica las
dinámica de lo que nos desafía, activando después los sistemas de solución de problemas que nos
ayudaran a responden de manera consciente a cualquier experiencia.
Hilgard
(Eich, Kihlstrom, Bower, Forgas, & Niedenthal. 2000), hablaba de que hay tres facultades mentales: la cognición, que es la representación
mental de la realidad a través de la percepción, junto a esta se
encuentra; la atención, el aprendizaje,
la memoria y el pensamiento; la emoción, la experiencia subjetiva de
la activación del placer y del displacer
y su expresión en la conducta; y la motivación,
la activación de una conducta y su
dirección hacia una meta.
De
esta forma podremos decir que la cognición
comprende aquellos procesos mentales, donde se apoyan las conductas y
comportamientos humanos unidos a las circunstancias que conforman el marco en
el que el ser humano va a tomar conciencia, de los sucesos de su existencia y
transformarlos en pensamientos (LeDoux,,
2000; Berridge, 2003). Parte de los mecanismos cognitivos es poder
aprehender los sucesos del exterior, que permite "recoger" las
experiencias captadas durante la vida del ser humano, las cuales son necesario
primero decodificarlas en nuestro interior y después lograr que este aprendizaje codificado,
nos lleve al comportamiento deseado,
para lo cual el ser humano debe
utilizar “las memorias” en todas sus facetas, las cuales serán las que guíen su aprendizaje conductual
(Bailey, Kandel,. & Kausik, 2004; Franklin, Baars, Ramamurthy, &
Ventura, 2003; Kensinger, &
Corking, 2004). Así el bagaje cognitivo-emocional -experiencial se
inicia con la presencia y “captación” de un estímulo, que al ser evaluado por
el cerebro le da una significación, y en
base de esa evaluación produce la respuesta apropiada al significado de ese
estímulo (Alvarado, 2002; Evans, 2002;
Hudlicka, 2003).
Cognición-emoción,
es hablar de “memoria explícita” la cual es una memoria consciente, verbalizada,
holística, esta es fundamental en el ser humano especialmente para recordar
conscientemente acontecimientos que ya pasaron, también se recuerda el contexto
en el cual a ocurrido el acontecimiento, es decir esta “almacena, se acuerda y recuerda”, yo diría
todas las experiencias que nosotros consideramos importantes, pero sobre todo
lo que ella “decide guardar” y que puede ir desde hora, lugar, objetos y gentes involucradas en el momento del suceso
(Eich, Kihlstrom, Bower, Forgas, & Niedenthal. 2000). Ledoux (2002), nos
sugiere que la experiencia emocional consciente es consecuencia de una
evaluación emocional que por lo general se efectúa inconscientemente y esta es
similar a la valoración (appraisal) cognitiva (Ekman & Davidson, 1999; Davidson, 2003; Franklin, Baars,
Ramamurthy, & Ventura, 2003).
Esta memoria
implícita llamada también “no declarativa”, porqué no es verbal, esta es inconsciente y a menudo
implica memorias de procedimiento paso por paso, emociones y sentimientos, una
prueba a ella se encuentra en los efectos de la exposición,
inducidos con la presentación de estímulos de manera degradada. El efecto repetido
de la exposición consiste en un aumento directo en la actitud de los sujetos
hacia los objetos como consecuencia de exposiciones repetidas. Lo es también la
evocación cognitiva derivada de los afectos. Así cada vez se acepta más que la
interpretación de que tanto en la emoción como en la cognición tras los
componentes conscientes, subyacen e interaccionan con ellas, (Phelps, 2006,
2004; Richards, & Gross, 2005; Romeau, 2002), toda una serie de mecanismos cerebrales no
conscientes que determinan las características conscientes del pensamiento y la
emoción.
Hay sistemas neurales y órganos implicados en el funcionamiento de las
memorias, especialmente el hipocampo está relacionado con la Memoria a Largo
Plazo, mientras que la amígdala tiene muy poco que ver con esta, pero esta
estructura cerebral esta profundamente
comprometida con la memoria emocional (Barbado, Aizpiri, & Cañones, 2002).
También es importante
recordar que el uso de habilidades cognitivas como la memoria de trabajo, la
memoria a largo plazo y la imaginería mental apoyan el aprendizaje, los juicios
y razonamientos, estas destrezas dependen fundamentalmente de procesos
corticales y subcorticales y representan diferentes tipos de modalidad
específica (visual, espacial, auditiva) de información (Sánchez, & Román,
2004; Schott, B.J., Henson, R.N., Richarson, Becker, Thoma, Heinze, &
Düzel, 2004)
Por lo anterior nos podemos dar cuenta que
si no existiera el proceso cognitivo el ser humano no experimentaría la
emoción y viceversa. Cuanto mayor sea la
emoción (hot cognition), mayor será la fijación memorística, entonces las
emociones se nos revelan ahora como las
auténticas artífices del proceso cognitivo humano (Schaefer, Collete,
Philippot, Van der Linden, Laurey, Delfiore, Degueldere, Maquet, Luxen, Salmon,
2003), así comprobams que la memoria interactúa con la emoción y está
influenciada por ellas ( López R.E.O, 2002).
Descripción (Lo que hay
dentro del documento (puntos fundamentales) su relación con el mundo moderno).
Según Clore (Ortony, Clore, & Collins; 1996; Ekman, 1994), la importancia de
los procesos cognitivos en los procesos emocionales, se fundamentan en la
delimitación del proceso de valoración, este mecanismo es necesario para que
ocurran los procesos emocionales (Marinier, & Laird, 2006; Marinier, 2006). En muchas ocasiones algunos de los pasos del
proceso cognitivo-emocional, requieren que la persona este consciente y que sea
deliberado, pero en otras el procesamiento es mínimo o se pueden omitir, como cuando
uno adopta la evaluación de otras personas o cuando uno recupera sus propias
auto-evaluaciones, sin embargo estos atajos permiten que uno se aproveche el proceso cognoscitivo
hecho por otros o por uno mismo en el pasado, pero esto no altera la aseveración
de que la emoción requiere la valoración cognoscitiva de todas las situaciones en
positivas y negativas (Scherer,
2005). El despertar emocional activa la atención,
que es capaz de identificar la dinámica de un desafío y después activa los
sistemas de solución de problemas, con lo cual podemos responder conscientemente a un desafío. Todo lo que hacemos
comienza con la emoción, un proceso cognoscitivo dominante que era mal
entendido en el pasado,
esta relación hot-cognición y cold cognición son los bloques de edificio de la mente, de la memoria y de los rasgos de la
personalidad (Schaefer,
Collete, Philippot, Van der Linden, Laurey, Delfiore, Degueldere, Maquet,
Luxen, Salmon, 2003; Anderson, Wais, & Gabrieli, 2006).
Entonces llegamos a la conclusión que
los requerimientos para los procesos de la emoción son requisitos dobles de procesamiento cognitivo y
emocional, uno inconsciente, automático, de respuesta inmediata tipo bottom-up
dependiente de los sistemas subcorticales (básicamente, de la amígdala
cerebral y núcleos del llamado lóbulo límbico), y sujeta al control
emocional, y otro consciente o
top-down, controlado por la corteza frontal cerebral, y ligada al control cognitivo (Barret,2001; Bell, 2004;
Campos, Frankel, & Camras, 2004; Gray, Braver,
& Raichie 2002).
En
las figuras 1, 2 y 3, Kensinger, & Corking (2004), demuestran que la
información emocional es recordada mejor que la que es considerada como “normal”,
y no tienen efectos contrastantes
atribuibles a la valencia, sino que son debidas al despertar de la emoción (en
inglés = arousal). Utilizando RMN y estudios de comportamiento se encontró que
distintos procesos cognitivos y neurales contribuyen al realce de la
información despertada (arousing), versus información no-despertada o de
valencia. La primera depende
de una red amígdala-hipocampo,
mientras que la última está soportada por la red neural corteza
prefrontal-hipocampo, implicadas en procesos codificados controlados (Levav, M.
2005; Ochsner, & Gross, 2005).
Este
estudio de comportamiento con un paradigma de la atención-dividida, confirmó que el realce de la memoria para
palabras no-despertadas de valencia aumentan los procesos de codificación
controlado: tareas concurrentes reducen el mejoramiento de la calidad del
funcionamiento. El realce de las
palabras despertadas sucede automáticamente, aún cuando las fuentes de
codificación fueron desviadas a las tareas secundarias. Kensinger, & Corking (2004), proponen dos mecanismos diferentes para el mejoramiento
de la memoria de la información emocional, dependiendo de si esa información es
despertada (arousing), o negativa no
despertada. El mejoramiento para las palabras no-despertadas negativas, son
llevadas a cabo por las redes neurales
de la Corteza Prefrontal-hipocampo que están implicadas en la formación de la
memoria para la información neutral y su asociación con procesos de ensayo o
procesos de codificación de la información.
Fig. 1 Activación en la amígdala
derecha (A), hipocampo anterior derecho (B), y el lóbulo parietal inferior (C), fue muy grande
durante la codificación de palabras emocionales (con o sin arousal o
despertar), más que en las palabras neutrales (Kensinger, & Corking,
2004).
En contraste el mejoramiento de
la memoria para palabras “despertadas”, mediadas por la red neural amígdala-hipocampo refleja efectos de memoria
y emoción automática y pueden específicamente unirse al efecto del despertar y
la elicitación del estímulo emocional. El hemisferio
izquierdo, el hipocampo, la amígdala y el lóbulo inferior parietal mostraron
una gran actividad de respuesta al despertar negativo y a las palabras
negativas de no despertar (nonarousing), más que a las palabras neutrales. O
sea que estas regiones fueron moduladas por cualquier sapiencia emocional
(valencia o arousal) ( Phillips, Drevets, Raunch, & Lane, 2003; Lewis, & Havilland-Jones, 2004; Gray, Braver, & Raichie 2002).
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El lóbulo parietal inferior está
implicado en el procesamiento verbal de la información relativa al “self”, a la
atención y al procesamiento de la memoria de trabajo de contenido
emocional. Este trabajo nos demuestra que la activación por ítems despertados
(arousing), cuando son mediados por la red neural amígdala-hipocampo, reflejan
efectos automáticos (memoria implícita), de la emoción en la memoria o pueden
estar comprometidos cuando el estímulo emocional elicita un efecto de
despertar.
Cuando se activa el lóbulo parietal
inferior para el reclutamiento categórico emocional de las palabras, la Corteza
Prefrontal Izquierda (CPI) de acuerdo a este trabajo esta relacionado con los procesos de codificación adicionales,
iniciados por uno-mismo que fueron realizados por palabras con valencia
solamente, tales como elaboraciones semánticas, autobiográficas o por
experiencias. Esta explicación es consistente con procesos de codificación
elaborativa (Kensinger, & Corking,
2004).
Después de demostrar que cognición y emoción
trabajan juntas y que en la activación de estos procesos tienen que ver ciertas
regiones cerebrales, debemos recordar que los seres humanos poseemos un
aprendizaje dual cognitivo y emocional, el cual es guardado en la Memoria a
Largo Plazo o memoria explícita la cual es consciente y puede ser fácilmente
verbalizada, esta es holística e implica muchos aspectos de una situación o
vivencia. Esta nos ayuda a recordar conscientemente acontecimientos que ya pasaron, no sólo se
recuerda el total de este sino también el contexto en el cual el acontecimiento
ocurrió, sino también la hora, el lugar, objetos y la gente que estaba presente
en ese momento (LaBar & Cabeza, 2005; Barret, 2001). La
amígdala media directamente aspectos del aprender emocional y facilita
operaciones de memoria en otras regiones, incluyendo el hipocampo y la corteza
prefrontal, esta estructura favorece la memoria de trabajo, memoria declarativa
y varias formas no explicativas de memoria (Franklin, Baars,
Ramamurthy, & Ventura, 2003; Phelps, 2006).
La memoria implícita es llamada también
“no declarativa” porqué el individuo es incapaz de declararla de manera verbal,
esta es inconsciente y a menudo implica memorias de procedimientos paso por
paso, emociones y sentimientos. Los
estudios celulares y moleculares del almacenaje implícito y explícito de la
memoria sugieren que la modulación experiencia-dependiente de la fuerza y de la
estructura sinápticas son un mecanismo fundamental por el cual estas formas de
almacenaje de la memoria, son dadas por
un cierto tipo de crecimiento sináptico que representan cambios
celulares estables que mantiene el proceso de almacenaje a largo plazo (Bailey, Kandel,. & Kausik, 2004;
Franklin, Baars, Ramamurthy, & Ventura, 2003).
Eich (Eich, Kihlstrom, Bower, Forgas, &
Niedenthal, 2000), nos hace una pregunta ¿Sólo existen
estas memorias? Y nos contesta que existe otra, la cual es
denominada memoria emocional, pues existen interacciones emoción-memoria que
ocurren durante las etapas del tratamiento de la información, de la
codificación inicial y la consolidación de la memoria. Estas
constituyen la base de nuestra historia personal. En presencia de un
estímulo emocional, el cerebro evalúa la significación de ese estímulo y en
base de esa evaluación produce la respuesta apropiada al significado del
estímulo. La memoria
de los estados
emocionales (respuestas autónomas y somáticas), implica el almacenamiento de
memoria implícita, mientras que el recuerdo de los sentimientos está
involucrado en el almacenamiento de memoria explícita (Levav, 2005; Ochsner, 2000).
En la figura 4 y 5, Mather, & Carstensen
(2005), en su trabajo “Edad y cognición motivada: El efecto positivo en la atención
y memoria” (Aging and motivated cognition: The positivity affect un atention
and memory), demostraron que a medida que la gente va envejeciendo, los
ancianos experiencian pocas emociones negativas. Procesos estratégicos en las
personas adultas como la atención la
memoria, parecen jugar un rol con importante en cuanto a estas variaciones de
acuerdo con la edad. Los ancianos muestran más memoria emocional gratificante
para cosas pasadas e información autobiográfica, más que los adultos jóvenes
(Sison, & Mather, 2006).
Cuando
se muestran estímulos que varían en la
valencia afectiva, los ítems positivos son cuantificados más por los adultos
jóvenes. Estos efectos de positividad en la memoria de los ancianos se deben a
un mayor foco en la regulación de la emoción y a la ejecución de mecanismos
cognoscitivos de control que realzan lo positivo y disminuyen la información
negativa. Estos resultados muestran que ambas habilidades cognitivas y de
motivación contribuyen para que los adultos regulen la emoción (Serrano, J.P.,
Latorre,J.M. & Montañez, 2005).
Una
característica general de los adultos es
que tienen un control cognitivo deteriorado que está asociado con el deterioro
en las regiones prefrontales cerebrales. Los adultos muestran deterioro en las
tareas de cognición y la memoria que requieren la generación y el mantenimiento
de estrategias internas más que sólo la
confianza en las señales externas. Por ejemplo el recuerdo explícito de
palabras que fueron estudiadas unos cuantos minutos antes mostraron declinar a
través de un período de cuatro años, demostrando que la memoria explícita si
decae con la edad, mientras que la memoria implícita con palabras recientemente
estudiadas no muestra una declinación con la edad, observe la figura 4.
Este estudio es una tarea de prueba de punto, en el cual una cara
emocional y una neutra aparecen una al lado de la otra. Cuando las caras
desaparecen, aparece un punto a un lado de las caras.
La cuantificación
diagonal atencionales de adultos jóvenes y ancianos. Los escores positivos
indican respuestas rápidas a la aparición del punto detrás de las caras
emocionales que van a un lado de caras neutrales. Los ancianos muestran escores
más altos a las caras positivas y escores más bajos a las caras negativas que
los adultos más jóvenes (Mather, & Carstensen, 2005).
Los
adultos jóvenes fueron lentos para indicar donde estaba el punto a cuando estos
aparecían a un lado de las caras negativas que de las caras neutras y fueron
rápidos cuando aparecían las caras positivas, los adultos jóvenes no mostraron
diagonal atencional para las caras. Las
barras representan el error estándar de las medias. Estudios con adultos
jóvenes demuestran que ellos detectan información amenazante más rápidamente
que otro tipo de información. En cambio
los ancianos detectan una baja en la atención para detectar información
amenazante. Los ancianos detectaron más rápidamente las caras discrepantes
cuando la expresión facial era de enojo más que cuando eran tristes o felices,
ellos también pudieron detectar caras amenazantes lo que demuestra este trabajo
es que la ventaja de detección para estímulos amenazantes se mantiene igual en
ancianos que en los adultos jóvenes.
Fig. 5 (a) Número total de
fotografías recordadas por los jóvenes (18 a 29 años), adultos de edad media
(41 a 53 años) y ancianos (65 a 80 años de edad). Ejemplos (b) fotografías
positivas, (b) negativas y (c) neutras. Las barras muestran el intervalo de
confianza de la interacción de valencia contra la edad de los sujetos (Mather,
& Carstensen, 2005
Como
la atención, la memoria también es selectiva, La información atendida es más
recordada que la no atendida, la atención inicial provee un filtro del flujo
entrante de la información. Las diagonales atencionales repasados en la sección
anterior (Figura 4), influencian en los ancianos a conseguir la codificación.
La metas también influyen en como la memoria es reconstruida, así que las metas
emocionales condujeron a los ancianos a cambiar
sus memorias en dirección
positiva más que los adultos jóvenes.
Al
grupo de ancianos y adultos jóvenes se les pidió elaborar una serie de opciones hipotéticas, entre cada dos opciones
había características positivas y negativas. Cuando recordaban opciones una
manera de regular la emoción es escoger la opción que tenía características más positivas que
negativas. Sin embargo en los adultos jóvenes se les pidió centrarse en sus
sentimientos después de escoger sus opciones, entonces la memoria a largo plazo
fue una opción de soporte como en los ancianos. Entonces los adultos jóvenes no
parecen centrarse en la meta emocional a menos que sea recordada para funcionar
como una señal externa.
Cuando
a los participantes se les mostró varias fotografías sin ninguna instrucción
de cómo codificar las fotografías
por edad, se encontró una interacción de
la valencia con el recuerdo tardío y el
reconocimiento. Aunque los ancianos le fue más difícil recordar la
fotografía total, se presentó una diferencia significativa en relación a la
edad para identificar las fotografías negativas y casi no se presentó
diferencia entre edades, para las fotografías positivas, la cual fue
consistente también entre hombres y mujeres. Estudio recientes sobre la memoria
de trabajo, para material emocional indican que en algunos casos, los efectos
positivos permiten a los adultos a mostrar un mejor funcionamiento de la memoria
que los adultos jóvenes. En ese estudio, los ancianos adultos más jóvenes
fueron superados cuando la tarea de la
memoria de trabajo implicó estímulos positivos, mientras que adultos más
jóvenes superaron a los ancianos cuando la tarea implicó estímulos negativos
(Mather, & Carstensen, 2005).
Sison
& Mather (2006), en su trabajo emoción y alteración de la memoria
demostraron que contrariamente a lo que dice la gente que el hecho de recordar
algo o a alguien que anteriormente se estudió, no necesariamente facilita la
recuperación de memorias relacionadas. Ellos querían demostrar que muchas veces
que en el efecto de contar un subconjunto de artículos previamente estudiados,
por ejemplo la palabra “plátano”, no necesariamente nos va ha ayudar a recordar
la palabra “pera” sino que puede deteriorar la memoria de los artículos
restantes. Este experimento reveló que en el conteo de cuadros emocionales
anterior-estudiados (ejemplo, pinturas de gente que evocan miedo) deterioraron
la participación de la memoria, cuando
se presentó un cuadro de la misma emoción pero de diverso contenido (pinturas
de animales que evocan miedo). Esto nos indica que los nuevos eventos pueden
ser organizados en la memoria usando emociones como una función de agrupamiento
para crear asociaciones.
Sin embargo, si la nueva
información está organizada en la memoria las líneas emocionales o no
emocionales parecen ser procesados de manera flexible y depende del enfoque de
la gente. En las instrucciones que se daban al inicio se les dijo a los sujetos
que los cuadros estaban relacionadas con diversión-o miedo conducirían a la
debilitación de la memoria cuando los cuadros presentara la misma emoción de acuerdo al conteo
obtenido, mientras también los cuadros o fotografías presentadas de los
animales o la gente conducirían también a la debilitación de la memoria cuando
estos presentara el mismo tipo de agente (ver figuras 6, 7, 8)
Figura 6. Número medio de memoria de los
cuadros en función del tipo juego en relación
con los cuadros contados y si las instrucciones fueron responsables del tipo de la emoción o el tipo del agente
principal (o saliente = de saliencia) (Sison, & Mather 2006)
Se eligieron cuadros de animales divertidos, cuatro cuadros con gente
divertida, cuatro cuadros animales que inducían miedo, y cuatro cuadros de
gente implicadas con miedo. Los cuadros de animales y de la gente fueron
seleccionados de modo que no hubiera repeticiones de los cuadros similares
(cuadros múltiples de perros). Para encontrar los cuadros que indujeron las
emociones específicas de la diversión o del miedo, se utilizo
las clasificaciones de la emoción para los cuadros de IAPS basados en una muestra grande (Ver
figura 7).
Se asignaron los participantes a una condición de señal de no (control)
o a uno de cuatro las condiciones en las
cuales a los participantes se les recordaba todos los cuadros en una de las
cuatro categorías (ejemplo, todos los cuadros de animales divertidos). Los
cuadros fueron presentados usando el software de PsyScope en una computadora
del Macintosh. En las condiciones de
actor-salientes, una palabra con las instrucciones indicó que los
participantes verían cuadros de animales o de la gente, mientras que en las
condiciones emoción-salientes, la oración indicó que los participantes verían
los cuadros que representan la diversión o el miedo. Todos los participantes
entonces vieron todo de manera aleatoria.
Después los participantes hicieron una tarea de no relación por cinco minutos. Entonces los participantes contaron con un
tiempo en las condiciones de señal para recuperar y relacionar los cuatro cuadros de un tipo particular (ejemplo, todos los
cuadros de diversión de la gente) en la secuencia siguiente para cada cuadro
contado: 1) Una frase que correspondía a uno de los cuadros fue demostrada en
la pantalla (ejemplo “payasos”) y las instrucciones en la pantalla de la
computadora después se les pidió que los participantes visualizaran el cuadro
que iban a considerar como relacionados con la frase. Después de diez
minutos, se les pidió a los
participantes memorizar los cuadros
Contando efectos fijos en los sets, con estímulos que elicitan emociones,
tales como pinturas de escenas emocionales. El encontrar un efecto de
conteo-fijo con el material emoción-elicitador apoya según estos
investigadores, la idea que las emociones actúan como principios de
organización de la memoria. De acuerdo a Bower (Sison, & Mather, 2006), la
teoría de la red neural de la emoción está representada por un “nodo” neural en
la memoria que integran los niveles verbales, comportamientos expresivos,
respuestas automáticas, valoraciones de evocación y finalmente eventos episódicos
que están relacionados a la emoción. Bowers (Sison, & Mather, 2006), asume
que un nudo en una red neural, basado en
la emoción de información es activada debajo de su umbral de activación por
otros nodos a lo largo de las extensiones de las redes automáticas. Consistente
con la idea que las emociones son organizadas en la memoria de manera que
semejan información de otras categorías, el realce en la memoria para palabras
con valencia más bien que las palabras
neutrales dependen en parte de su relación semántica y en su misma
categoría (Sison, & Mather, 2006).
Se utilizó un nivel de confianza del 95% para comparar
las Medias. Primero, examinaron la memoria en la condición de control en la
cual los participantes no recordaron los cuadros, usando 2 (la categoría:
actor, emoción) X 4 (categoría del cuadro: animal divertido, gente divertida,
animal-miedo, gente con miedo), para eso se utilizó una ANOVA para el número de
cuadros recordaron (véase la tabla 2 para las Medias). La significancia fue de p =
.08. Según las indicaciones de la tabla 2, los cuadros en las cuatro
categorías variaron cómo debían, más memoria para los divertidos, y con menos
memoria para los cuadros del animal del miedo.
Sin embargo, no
hubo efecto significativo de la estructura mencionada en las instrucciones,
F (1.28) = 1.08, p de la categoría > .3, ηp2= .04 y ninguna interacción significativa de los dos
factores, F (3.84) = .34, p> .7, ηp2= .01, indicando esto que la emoción mencionada o la categoría de actor en las instrucciones
no tienen una influencia significativa.
Después, se examinó los datos de las
cuatro condiciones de la señal, y el foco principal de interés de los
investigadores. Estos pusieron por categorías cada artículo recordado ya fuera
por juegos o par contado de la emoción,
juegos de actores, o ningún juego
(figura 8). Por ejemplo, para los participantes en la condición animal de la
señal del miedo, los cuatro cuadros animales del miedo “fueron contados,” los
cuatro cuadros de la gente del miedo eran “juego de la emoción,” los cuatro
cuadros animales de diversión eran “juego del actor” y los cuatro cuadros de
diversión de la gente no eran “ningún juego.” Las cuentas medias para cada uno
de estas categorías se demuestran en el cuadro 1 y eran analizadas usando 2 (la
categoría mencionó: agente, emoción) X 4 (tipo de memoria: contado,
contar-emoción, contar-agente,) X no-contado 4 (tipo de la señal: animales de
diversión, gente de diversión, animales del miedo, gente) del miedo ANOVA. No
asombrosamente, había un efecto
significativo del tipo de memoria, F (3.333) = 101.92, p<.001, ηp2= .48, pues los participantes tendieron
para recordar casi todos los cuatro cuadros contados (M = 3.59 el ± .11).
Este estudio revela dos nuevos
resultados interesantes. Primero, el conteo para recuperar la información que permite “disparar” una emoción particular (e.g., miedo-evocando
los cuadros animales) puede deteriorar la memoria para otra información que
elicita la misma emoción, igualmente para la
información de otra manera de una diversa categoría (e.g.,
miedo-evocando cuadros de la gente). Esta debilitación de memoria para los
artículos emocionales, así como la clasificación de artículos no-emocionales
indican que la emoción puede funcionar como un principio que agrupa los estímulos aún cuando no
guardan relación semántica con excepción de la emoción que “despiertan”.
Este
experimento reveló que los cuadros contados por los participantes con los
cuadros emocionales que fueron estudiados con anterioridad (ejemplo,
miedo-evocando cuadros de la gente), este trabajo demostró que la memoria se
puede deteriorar con los cuadros que implican la misma emoción pero diverso
contenido (ejemplo, miedo-evocando cuadros de animales). Esto indica que los
nuevos acontecimientos se pueden organizar en la memoria usando la emoción como
una función para crear asociaciones. Sin embargo, la nueva información que está
organizada en memoria a lo largo de líneas emocionales o del no-emocionales, y
aunque es un proceso flexible, depende del enfoque de las personas (Sison, & Mather, 2006).
Gross (Gross, 2001; Ochsner, & Gross, 2005), nos dice que las
emociones se van y vienen a nuestras vidas como ellas quieren. Sin embargo
llevamos a cabo realmente un control considerable sobre nuestras emociones,
porque solemos tener mecanismos regulatorios para decidir cuales queremos
experienciar y expresar. Sin embargo las más importantes estrategias son: la
re-valoración, la cual se inicia rápidamente en el proceso generativo de la
emoción y consiste en cambiar de cómo pensamos en una situación con el fin de
disminuir su impacto emocional. Y la segunda, es la supresión, que se presenta
tarde en el proceso generativo de la emoción. Esta implica el inhibir las
muestras exteriores de la emoción. La disminución de la revaloración y la
expresión del comportamiento en la
experiencia emocional, y no tiene impacto en la memoria. Por contraste la
supresión disminuye la expresión del comportamiento, pero falla para disminuir
la experiencia de la emoción y es capaz de deteriorar la memoria. Y la
supresión también incrementa la respuesta fisiológica (Marinier, 2006;
Richards, & Gross, 2005; Pousada, De la Fuente, Zúñiga, & Armando,
2004).
Para probar estas predicciones se han utilizado una gran variedad de
métodos, como la música, asesinos desagradables, films, etcétera, para
despertar la emoción. Gross (2001),
utilizó un film donde se mostraba un brazo amputado. En las condiciones de
Re-valoración (no hay activación fisiológica) se les pidió a los participantes
pensar de la película que veían de una manera tal que ningún respondieran
emocionalmente (Como si fueran técnicos médicos). En las condiciones de
supresión se les pidió a los participantes ocultar sus reacciones emocionales. Como era de esperarse
la supresión disminuye la expresividad del comportamiento de disgusto pero
aumenta la activación fisiológica. La Re-valoración disminuye el comportamiento
expresivo y no adversamente la respuesta fisiológica del afecto, la memoria, o
la regulación de la pareja que interactúa. Por contraste la supresión, no tiene
impacto en la experiencia emocional, incrementa la respuesta fisiológica tanto
en el regulador como en el compañero.
La re-valoración disminuye la experiencia expresiva del comportamiento y
de la emoción, y no afecta adversamente
a la respuesta fisiológica, a la memoria, o a la interacción del regulador. La
supresión en contraste no tiene impacto en la experiencia emocional no en la
memoria, pero si aumenta la respuesta fisiológica tanto en regulador como en el sujeto no regulado. Esta revisión
se centro en un tipo de cambio cognoscitivo y una modulación de respuestas.
Gross (2001), nos dice que hay que explorara las consecuencias a largo
plazo de las diferentes estrategias de la regulación de la emoción, por ejemplo
cada vez que una emoción es suprimida la respuesta fisiológica se va
magnificando lo cual a la larga va a traer consecuencias contra la salud de o
de los individuos.
Gráfica No. Consecuencias sociales
de la regulación de la emoción. Cambios en la Media en la presión sanguínea, se
muestra separadamente en una conversación con su pareja a la cual se le pidió
que revaloraran la situación, que actuaran naturalmente o que suprimieran la
emoción. (La media de la presión arterial es más alta cuando se suprime la
emoción confirmando la respuesta fisiológica en este tipo de experiencia)
(Gross, 2001).
Marco Aurelio (Oschner, & Gross,
2005), escribía así: “Si cualquier cosa externa te angustia, entonces el dolor
no es debido a sí mismo sino a tu
estimación de ella; y entonces tu tienes que saber que posees la energía de
revocar esta en todo momento”.
Este pensamiento nos ayuda a comprender la importancia de las
investigaciones en relación a la emoción, porque el proceso
cognitivo-emocional, nos ayuda a comprender que estos mecanismos comprenden o
incluye todas las estrategias conscientes e inconscientes que los seres humanos
utilizamos para mantener, aumentar o disminuir
uno o más de los componentes de la respuesta emocional, que comprende
sentimientos, comportamientos y respuestas fisiológicas.
Análisis General. (Otros detalles claves dentro del tema).
“Cualquiera puede enojarse – esto es fácil, pero estar enojado con la persona correcta,
en el grado o medida adecuada, en el momento adecuado, y para un propósito
justo – eso no es fácil” Aristóteles (Reeve, Nix,
& Hamm, 2003).
Antes
de iniciar este trabajo el hecho de pensar en la palabra emoción significaba
algo negativo, pensando que esto se refería a la liberación de emociones que en
un momento determinado pueden considerarse como destructivas para uno mismo o
para los demás, pero hasta que no descubrí que aquella persona que no aprecie
estas habilidades o dones emocionales, es un ser incapaz de madurar y de
evolucionar internamente. Pues las emociones nos permiten desarrollar la
habilidad cognitiva/del comportamiento, el ser responsables de nuestras
sensaciones, pasiones y esperanzas que nos dan una identidad propia que nos
permiten ser únicos en el mundo y creadores de nuestro “self” (Reeve, Nix,
& Hamm, 2003; Phillips, Drevets, Raunch, & Lane, 2003).. Ellas son a su vez guía, motivo, esencia y energía
de la vida, sin embargo son tan poderosas que así como nos dan salud nos pueden
conducir a la enfermedad si no las sabemos regular (Brunton, 2005). Y porque
según la concepción de Freud (Reeve,
Nix, & Hamm, 2003), la mente humana guarda una piscodinámica u
homeostática conflictiva: idea versus
contra-idea, deseo versus
contradeseo, deseo versus represión,
excitación versus inhibición, catexia
(atracción sexual versus
contra-catexia (culpa).
Y
como podemos ver, las emociones son fenómenos que no pueden reducirse a un
componente unitario o celular, sino que son de naturaleza compuesta u
organísmica, podríamos decir que ellas son el resultado emergente de la acción
de múltiples elementos constituyentes que las caracterizan como tales. Ellas
tienen la función de “informar” acerca del cómo las situaciones de la vida pueden
ser apreciadas (Scherer, 2005; Ekman & Davidson, 1994).
Las
experiencias emocionales subjetivas o inconscientes, no sólo nos informan
respecto a una situación presente en torno a un objeto de emoción, sino que
además esta es un producto de una construcción lingüística la cual le da el
carácter de experiencia afectiva. Ciertas emociones pueden ser experimentadas
como son, por ejemplo la envidia, la ira cuando lo hacemos de manera consciente
y todo nuestro ser se da cuenta de esta situación, mientras que las mismas
emociones cuando son experimentadas de manera
inconscientes y cuando lo hacen así, a largo plazo se producen cambios
corporales o somáticos (Scherer, 2005; Campos, Frankel, & Camras, 2004;
Ortony, Clore, & Collins. 1996)..
Como
las emociones son multidimensionales incluyen: sentimientos, experiencias,
cambios fisiológicos, conductas, cognición, expresión (faciales, corporales,
vocalizaciones), y conceptualizaciones,
todos estos sistemas sincronizados coordinan las formas de reaccionar lo cual
nos permite adaptarnos a las circunstancias de la vida y dar color, profundidad y riqueza a la
experiencia humana (Barret, 2001; Bell, 2004; Berridge, 2003).
Para que se elicite una emoción es
necesario el uso de habilidades cognitivas
(Reeve, 2005; Lewis, &
Haviland-Jones, 2004; Eich, Kihlstrom, Bower, Forgas, & Niedenthal, 2000),
Lazarus y Ekman (Ekman, & Davidson, 1996), decían qie las emociones podían
ocurrir sin un procesos cognitivo previo, pero si era necesario un acontecimiento
biológico previo. Después Izard y Ekman (Ekman, & Davidson, 1996), dicen
que si eran necesarios procesos cognitivos tales como: la memoria de trabajo, la memoria a
largo plazo para poder soportar el aprendizaje, los juicios y razonamientos.
Panksepp (Lewis, &
Haviland-Jones, 2004),
nos dice que las emociones surgen de círculos neurales genéticamente heredados
que regulan la actividad cerebral y que por lo mismo los seres humanos poseemos
un circuito cerebral de ira, uno de miedo, otros de tristeza y algunos más.
Pero no fue hasta que Scherer (2005), nos dice que la actividad cognitiva (cool
cognition) es un prerrequisito necesario de la emoción (hot cognition), y que
el proceso que la genera comienza no con el acontecimiento mismo ni con la
subsecuente reacción biológica personal, sino con la valoración cognitiva de su
significado (Schaefer,
Collete, Philippot, Van der Linden, Laurey, Delfiore, Degueldere, Maquet,
Luxen, Salmon, 2003).
Ortony, Clore, & Collins, (1996), concuerdan con Scherer (2005), y
nos dicen que realmente las condiciones para “despertar” una emoción son, la
excitación y la valoración y que esta a su vez registren una valencia. Es decir
que una situación es percibida como positiva o negativa porque posee una valencia,
esto es considerado como verdadero para todas las emociones y si una reacción
no es positiva o negativa, entonces esta no es una emoción genuina.
Para
que las emociones se eliciten, son necesarias condicione desencadenantes, si
estas son efectivas, entonces el individuo tiene que codificar
la situación pertinente de una manera específica, la interpretación depende de
cada individuo, si por ejemplo en un juego los ganadores interpretan la
experiencia como deseable, mientras que los que perdieron como indeseable. La
valoración que hace una persona de una situación y que induce una emoción está
basada en tres variables centrales: la
deseabilidad, la plausibilidad y la capacidad de atraer, que se aplican a
las emociones basadas en los acontecimientos, en agentes y en objetivos
respectivamente. La primera se evalúa en términos de una estructura de metas,
donde hay una meta focal que gobierna la interpretación de cualquier
acontecimiento. La plausibilidad de
las acciones se evalúa con relación a una jerarquía de normas y la capacidad de atraer de un objeto que
se evalúa con respecto a las actitudes de la persona (Marinier, 2006; Richards,
& Gross, 2005).
Este pequeño marco teórico nos ayuda a comprender que en estos últimos años
se ha estado trabajado acumulando información sobre la relevancia de los
diferentes componentes de las emociones (cambios corporales periféricos,
cambios fisiológicos centrales, aspectos expresivos, valoraciones, etc.), y así
han ido apareciendo gran diversidad de métodos para comprender y explicar los
fenómenos asociados a la respuesta afectiva. Y como habíamos escrito en otros
trabajos hay cuatro clases de evidencia a la que uno puede apelar al tratar de
entender las emociones. En primer lugar esta el lenguaje, este funciona como
objetos lingüísticos, que enrutan o dan acceso a las emociones. La segunda
manera de evidenciar las emociones es a través de informes personales de las
emociones experimentadas y por último la evidencia fisiológica (Dolcos, LaBar & Cabeza, 2005; Gross,
2001; Mather, & Carstensen, 2005; Ochsner, 2000; Oschner, Bunge,
Gross, & Gabrieli, 2002).
Sin
embargo quiero avocarme a uno de los aspectos más interesantes de la emoción y
que ha recibido gran atención de parte de los investigadores esta es la
regulación emocional que incluye: la re-valoración y la
supresión. Quizá una de las
definiciones más citadas es la propuesta
por Davidson & Gross (2005), quienes sostienen que la primera incluye,
procesos intrínsecos y extrínsecos responsables del monitoreo, evaluación y
modificación de las reacciones emocionales para alcanzar una meta
personal (Reeve, 2005), y que
incluye las estrategias dirigidas a
mantener o aumentar un estado emocional en curso, y lo más importante es
que Oscner, Bynge, Gross, & Gabrieli, (2002), nos dicen que esta es la
trnsformación cognitiva de una experiencia emocional.
Y la
segunda (supresión), Richards, &
Gross, (2005), nos dicen que es aquella que exige que el sujeto inhiba la exteriorización de sus emociones, y
esto se ve a menudo como una perspectiva del sujeto ha parecer tranquilo, a
pesar de sufrir o tener una sensación emocional fuerte. Silva, & Gemp, en
su trabajo analiza las demandas de auto-regulación y sugiere que esta forma de
regulación de la emoción tiene un precio cognoscitivo negativo para los
sujetos. Los datos más abajo, muestran que para llevar acabo una regulación
consciente de los afectos, las personas deben experimentar los estados
emocionales como parte de nociones generales y/o específicas respecto de sí
mismas y de su reactividad emocional. Por ejemplo, una persona que experimenta
una fuerte sensación de vergüenza interpretará todos los cambios somáticos y
expresivos como parte de un estado interno asociado a determinadas cogniciones
respecto de sí mismo y de su propia reactividad. Luego como parte de este
proceso emocional, la persona iniciará un proceso de regulación emocional que mitigue la experiencia sentida. Una vez
trasformado el estado emocional en una experiencia, la persona puede desarrollar
modos complejos de regular dichos afectos (Ochsner & Feldman Barret, 2001;
Silva, 2005).
Silva (2005), describen un
ejemplo de regulación emocional, y nos dicen que el reconocimiento de
las emociones tienen un alto valor adaptativo para el ser humano, la
afectividad orienta al sujeto a la acción para superar o afrontar la
adversidad, permitiendo que se dirija en
procurar metas. Las personas pueden regular su afecto negativo centrando su
atención en cómo reparar su comportamiento inoportuno. En cambio, si la persona
distingue pobremente sus estados internos, sus mecanismos de regulación están
menos desarrollados (incluirán menos componentes afectivos). En este caso, la persona intentaría regular
la manifestación somática de la emoción, sin tomar en cuenta otros elementos
que guíen su acción.
Los
hallazgos más significativos de esta investigación fue el descubrimiento de
consecuencias diferentes de los distintos modos de regulación en la expresión
facial de emociones, la experiencia afectiva, la fisiología, la memoria y los
procesos interpersonales. Los datos indican que la reevaluación cognitiva
disminuye significativamente la experiencia subjetiva de desagrado frente a
estímulos aversivos visuales, mientras que la supresión falló en lograrlo.
La supresión emocional disminuye considerablemente la expresividad
afectiva, en todo su rango (positivo y negativo), generando una disminución de
la comunicación de los estados internos del individuo. Desde el punto de vista
fisiológico, los sujetos que utilizan la supresión muestran una actividad del
sistema simpático intensificada, tanto en índices cardíacos como en medidas de
conductancia de la piel. Al contrario, las personas que reevalúan muestran una
actividad fisiológica bastante más reducida en los mismos índices cardíacos y
de conductancia. Por otro lado, la supresión involucra un alto esfuerzo
cognitivo durante el proceso emocional, producto principalmente del
automonitoreo y de la autocorrección. Este esfuerzo reduciría los recursos
cognitivos disponibles del sujeto dificultando la retención de sucesos. La
reevaluación, como estrategia de aparición temprana, no incluiría un esfuerzo
de autorregulación y, por lo tanto, recursos cognitivos como la memoria
estarían disponibles.
Para
medir el nivel de diferenciación emocional se utilizó una subescala de la
Escala de Alexitimia de Toronto Abreviada [TAS-20], (Bagby, Parker y Taylor,
1994), en su versión adaptada para Chile (Gempp y Silva, 2003). La TAS-20
está integrada por 20 ítems, que pretenden medir tres dimensiones de la
alexitimia: dificultad para describir sentimientos a los demás, pensamiento
orientado a lo externo y dificultad para identificar sentimientos y
diferenciarlos de las sensaciones corporales o fisiológicas que acompañan la
activación emocional. Los datos de la figura 11 permiten concluir que los
participantes de la
muestra tienden a
reportan, en promedio, Nada o Muy pocos
síntomas.
Por otro lado, los valores máximos para cada escala sugieren que todas las
constelaciones sintomáticas fueron experimentadas con Bastante o
Mucha frecuencia por algunos miembros de la muestra. Las altas
desviaciones típicas, en relación al promedio, y la diferencia entre los
valores mínimos y máximos para cada escala, indican que los diferentes grupos
sintomáticos presentaron un alto grado de variabilidad entre los miembros de la
muestra.
Para
determinar posibles diferencias en los niveles de psicopatología y de
diferenciación emocional entre hombres y mujeres, se calcularon pruebas t de student
para grupos independientes, que son presentadas en la figura 12. Sólo se
observan diferencias significativas
en los niveles de Hostilidad (t=2.54; p=0.01) y de Diferenciación emocional (t=2.08; p=0.03). Los resultados muestran
que los hombres tienden a externalizar un nivel de hostilidad levemente mayor (M=0.96;
ds=0.66) que las mujeres (M=0.81; ds=0.61), y que éstas últimas parecen
más capaces de diferenciar entre sensaciones corporales y emociones (M=25.01;
sd=6.70) que los varones (M=23.73; ds=6.89)
La
figura 13, indica que para estos investigadores todas las constelaciones
psicopatológicas, sin excepción, correlacionan significativa y negativamente con
el nivel de diferenciación emocional (Para mi sólo las que están en rojo). Esto indica que aquellos
participantes que reportan mayor dificultad para reconocer sus emociones y
diferenciarlas de las sensaciones somáticas presentan a la vez, mayor cantidad de
malestar psicológico y psicopatología. En la muestra total, el rango
de correlaciones se encuentra entre r=-.31 y
r=-.47, indicando que los distintos
síntomas psicopatológicos correlacionan
moderadamente alto con la
diferenciación emocional. Por otro lado, los resultados indican que
estas correlaciones tienden a ser más intensas para las mujeres y de menor
magnitud para los varones. En
específico, se observa que la correlación entre psicopatología y diferenciación
emocional es significativamente más alta para las mujeres en el caso de los
síntomas asociados a la Depresión (p=0.002),
Obsesiones y compulsiones (p<0.001),
Sensitividad interpersonal (p=0.01),
Ansiedad (p=0.02) y Ansiedad
fóbica (p=0.02).
Las
personas que diferencian pobremente sus estados internos afectivos, reportan
mayor incidencia de síntomas físicos. Mientras que las personas que distinguen
con mayor especificidad sus afectos presentan menos síntomas físicos (y
mentales). Es decir, habiendo clasificado las respuestas de los individuos en
somáticas y no-somáticas, estas últimas influencian fuertemente la relación
entre psicopatología y
diferenciación emocional, sugiriendo una acentuación
en la consciencia del los individuos. El componente subjetivo de las
emociones informa al individuo del objeto (origen externo o interno) de su
experiencia. El comportamiento se organiza en torno a tales objetos
favoreciendo metas y planes destinados a enfrentar o lidiar con él. Si estos
componentes subjetivos no alcanzan a ser interpretados como una experiencia
emocional, es probable que el individuo perciba otros componentes del estado
emocional, en especial los somáticos, como alteraciones de su normal devenir.
Como muestran estos resultados, dependiendo del grado de diferenciación
emocional será el grado de acentuación de la esfera somática.
Actualización. (Como el tema se aplica concretamente, una
ilustración clara de la vida real
En la vida real es muy importante el conocer o elaborara
investigaciones sobre la habilidad que tenemos los seres humanos para distinguir, conocer nuestras emociones porque
esto nos permite elicitar los procesos de regulación emocional (Feldman
Barrett, Gross, Conner, & Benvenuto, 2001). Cuanto más hábiles seamos los
seres humanos en diferenciar nuestros estados internos y experimentarlos, mayor
posibilidad tendremos de controlar nuestro existir.
Lewis, & Havilland.Jones, (2004), nos
dicen que muchas de las investigaciones manejan la emoción como algo
indiferenciado y solo estudian sus efectos, como podría ser el despertar
(arousal), excitación y agitación o bien manejan esta sin distinguir diferentes
estados emocionales. Otros investigadores solo se aplican sobre el estudio del
despertar y de la valencia y por último que son los más comunes los tratan a
los estados emocionales como categorías el estudio de emociones discretas,
distinguiendo entre tristeza,
irritabilidad, ansiedad y estados de ánimo positivos (Scherer, 2005, Berridge, 2003).
Sin embargo yo creo que el estudio de las
emociones debe investigarse como un proceso “global”, porque ellas están
“comprometidas” con todo nuestro ser: Con los procesos cognitivos, con el
sistema inmune, con nuestros estados de ánimo y con todo aquello que nos
procuran salud o enfermedad (Brunton, 2005).
Las emociones también modifican el comportamiento, nuestras expresiones y
también nuestros pensamientos, fundamentalmente la emoción modifica la Memoria
de Largo Plazo y por ende la percepción,
los juicios sociales, la solución de problemas que depende de la memoria de
información almacenada (Barbado,
Aizpiri, & Cañones, 2002; Bailey, Kandel, & Kausik, 2004). Así como muchas destrezas que
aparentemente son independientes de la memoria como son la autoestima, la
percepción interna de nuestras satisfacciones personales, también están basadas
en estrategias basadas en la memoria, como
habilidad heurística (Franklin, Baars, Ramamurthy, & Ventura, 2003; Kensinger, & Corking, 2004; LaBar & Cabeza, 2006; Phelps,
2004).
Así que es muy importante reconocer los
mecanismos por los cuales los estados emocionales influyen en la formación,
recolección y aún olvido de la Memoria de largo plazo, también en las
representaciones mentales y la organización del material almacenado en nuestra
memoria. La emoción puede afectar a la memoria de tres maneras: una es la
calidad del material que es recordado, otra la calidad del estado mental de la
persona al codificar la información y la calidad del estado mental de la
persona al tratar de recordar la información. Es muy importante el saber que
existe una memoria emocional diferente de la memoria de las emociones, esta
última es declarativa y una memoria consciente de una experiencia emocional (Franklin, Baars, Ramamurthy, & Ventura, 2003; Kensinger,
& Corking, 2004; LaBar & Cabeza, 2006).
Sobre todo lo anterior, hay un extenso
número de trabajos, algunos ya expuestos aquí en esta investigación los cuales
actualmente van unidos al avance de la neurociencia como el trabajo de Le Bar,
& Cabeza (2006), los cuales demostraron que existen proyecciones neurales
directas e indirectas que tienen como objetivo los diferentes sistemas de la memoria en el cerebro, incluyendo
los que favorecen la memoria de trabajo, la memoria declarativa y varias formas
no explicativas de memoria (por ejemplo, los procedimientos de aprendizaje, y
procesos reflexivo procesales). El hipocampo esta implicado en la memoria
explícita o declarativa y a amígdala en la memoria emocional, estos dos
sistemas operan en paralelo y simultáneamente establecen los trazos de una
experiencia y como resultado podemos
tener consciencia interna de nuestras emociones y memorias emocionales (Phillips, Drevets, Raunch, & Lane,
2003; Sánchez, & Román, 2004
Discusión.
(Repercusiones del caso a nivel local, nacional e internacional).
Son tantas
las repercusiones sobre el estudio de las emociones que sus repercusiones abarcan
muchas áreas de nuestra vida común y la de las personas que se ponen en
contacto con nosotros. Lo que presento
de aquí en delante es una muestra de su importancia a todo nivel, por ejemplo sobre
la psicología social, y el efecto del estado de ánimo positivo y/o negativo
sobre los juicios y la exactitud de la memoria, para eso los investigadores
preguntaron a hombres y mujeres acerca
del asesinato de O.J. Simpson de su esposa, y se obtuvo lo siguiente “Los que
eran felices no podían discriminar lo falso o verdadero sobre el acontecimiento,
en cambio los que estaban tristes tenían más facilidad para clasificar los
acontecimientos (aunque también tendían a juicios negativos). Los felices
creyeron que podían recordar los acontecimientos más vividamente. Sin embargo
al final se determinó que el estado de ánimo positivo conduce a una mayor
probabilidad de errores en la memoria. Esto tendría gran repercusión en el
conocer el estado de ánimo de las personas que podrían ser testigos en un
juicio y que podrían provocar juicios errados en prejuicio de las personas
juzgadas, quizá no es tan importante escoger a los felices pero si a los que
están deprimidos.
La
Universidad de Harvard está buscando la
asociación entre el dolor y la memoria, el bloqueo de tales asociaciones
utilizando fotografias, palabras, aromas, recordando estados autobiográficos
positivos en la vida del paciente proporcionar una nueva base para tratar
dolor.. Comparado aquellos pacientes que experimentaron con estas técnicas y
los que no, los primeros experimentaron menos dolor mientras que estaban
hospitalizados y eran más activos después de cirugía.
Otros
investigadores están estudiando niños normales contra niños con déficit de
atención por desordenes de hiperactividad (ADHD), o con depresión o que
sufrieron un estrés traumático por un abuso sexual, este grupo del Hospital
McLean cuyo investigador jefe demostraron que los niños hiperactivos sufrían de
una deficiencia en el flujo sanguíneo en un área del cerebro conocido como
putamen, esta zona está implicada en la actividad motora y de movimientos
finos. Este flujo sanguíneo se relacionó con parámetros que miden emoción por
medio de la prueba OPTAX.
La
ira y el enojo en condiciones comunes de vida puede causar infartos ataque o un paro cardíaco. Ésa es la conclusión de varios estudios en la
Escuela Médica de Harvard. Un estudio de 1.305 sujetos del sexo masculino con
una edad media de 62 años de edad eran tres veces más probables desarrollar
enfermedad cardíaca que aquellos considerados como más tranquilos.
Psicólogos de la Universidad de Harvard han demostrado que cuando
alguien nos observa directamente a los ojos nuestro cerebro entra en completa
actividad. Fundamentalmente cuando la persona que nos mira lo hace con
mostrando miedo o ira la zona cerebral del miedo se activa inmediatamente. Explorando
los cerebros de 11 personas mientras veían imágenes de caras temerosas y
enojadas. Estos resultados plantea la cuestión de cómo el cerebro “sabe” cuando
reactivarse cuando alguien nos muestra una cara de temor o coraje. Esta
respuesta aún no se conoce pero se cree que nuestro cerebro es experto en
reconocer caras humanas.
Recomendaciones (Recomendaciones para
otros (Sugerencia para otros
Las emociones, el afecto, el estado de ánimo, los sentimientos juegan en
nuestra vida un papel tan preponderante que yo podría sugerir que adentrarnos y
profundizar en su conocimiento es tan importante como la neurociencia y la
genética molecular.
Conclusión. (Un nuevo
aspecto de la discusión, conecte todo lo que mencionó con algo nuevo o un
resultado probable).
Desde el avance de la neurociencia y de todas las técnicas de imágenes
el conocimiento de los procesos cognitivo-emocionales entraron en auge,
fundamentalmente se ha demostrado que la emoción juega un papel preponderante
en todas las gamas de la experiencia humana. Los procesos emocionales se
entrelazan con casi todas las funciones organísmicas de nuestro cuerpo.
Las emociones procesadas en las rutas neurales de
nuestro cerebro y “almacenadas” en la memoria emocional son las responsables de correlacionar
profundamente nuestros afectos, sentimientos, estados de ánimo, con la salud y
la enfermedad (sistema inmune). Estas influencian por supuesto los dominios de
la cognición, particularmente atención, memorias, razonamiento, nuestros pensamientos, nuestra
manera de afrontar la vida y son las responsables de nuestro “self”, ellas son
las responsables de la identidad neuropsicológica (interna) de los seres
humanos.
Lo
anterior me hace comprender que el llegar a
comprender los procesos emocionales, sería un avance formidable quizá
comparable al descubrimiento del “genoma humano”, y así hay investigaciones que
determinan que trastornos emocionales
como la depresión influyen de manera importante en las funciones de la
memoria. Que las personas ancianas tienden a procesar menos las emociones
negativas, pero a la vez poseen un mejor control de sus estados emocionales
comparados con sujetos jóvenes, como se puede observar en las gráficas
siguientes:
Por
ejemplo, cuando piden los participantes simplemente mirar una demostración de
fotografías y recordarlas más tarde
(Mather & Knight, 2005), los ancianos muestran un efecto de positividad de
recuerdo en comparación con adultos jóvenes (como se observa en la Gráfica No.
13, donde la barra amarilla nos demuestra lo escrito aquí). En cambio, cuando
distraen a los participantes porque deben hacer una tarea concurrente mientras
que miran la fotografía mostrada anteriormente se demostró que los ancianos
recuerdan la información negativa:
Gráfica No 14. Los resultados
indican que los recursos cognoscitivos en los ancianos les sirven tanto para la
codificación de la atención y de la memoria y esto los hace distraerse porque
deben hacer una tarea concurrente mientras observan la fotografía, demostrando
así que la mayor parte de la memoria de
ellos está conformada por información
negativa (Mather & Knight, 2005).
Palmer, Brown, Williams,
Liddell, & Gordon (2006), nos demuestran que contrariamente a los
estereotipos negativos que tenemos con relación a la gente anciana, estos
autores comentan que las
funciones emocionales puede mejorar con edad que avanza. Este trabajo demostró que la estabilidad
emocional mejora linealmente sobre las siete décadas (12-79 años) de esperanza
de vida de los seres humanos. En este trabajo se utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional
contra el potencial de recuerdos sobre acontecimientos y la grabación potencial
acontecimiento-relacionada para examinar la base neural de esta mejora.
Demostrando estos autores que con estas técnicas multimodal, que existe una
estabilidad mayor actividad sobre la zona medial prefrontal del cerebro aún
cuando los inputs son negativos (mas allá de 200 milésimas de segundo) y menos
control sobre la entrada de inputs positivos (dentro de 150 milésimas de
segundo). Este cambio es independiente de la pérdida gris de la materia, puesta
en un índice por datos estructurales de la resonancia magnética.
Así este
trabajo se volvería interminable describiendo todo lo nuevo sobre
investigaciones emocionales-cognitivas.
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